RESPÉTENOS SANTOS, SILVA, Y FARC; NO PRETENDAN TRATARNOS COMO LOS CABALLOS DE EXHIBICIÓN DE LA FINCA DEL COMUNISMO

“El secretariado de las Farc, acogiendo el inmenso clamor de paz de los más diversos sectores del pueblo colombiano ordena a las unidades guerrilleras en toda la geografía nacional el cese de toda clase de operaciones militares ofensivas contra la Fuerza Pública y los actos de sabotaje contra la infraestructura pública o privada”.

Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, La Habana, 19 de noviembre del 2012, fecha del primer ciclo de conversaciones entre el Gobierno y la guerrilla.

El bien peinado Ministro de Defensa se despelucó al pedir que no se ‘manoseara a las Fuerzas Militares’ (Como si fueran caballos) en razón de las campañas políticas. También dijo que “hay sectores que están tratando de desinformar a los uniformados y a sus familias para obtener réditos políticos.” (Como si fueran tarados mentales). Por otra parte, en su columna ‘Respeten’ (El Tiempo, 06.02.14) asume Gabriel Silva Luján, el incondicional de Santos, la vocería de la exigencia de un respeto por los militares, como si éstos fueran unos niños chiquitos, que no pudieran defenderse de un miedo que Silva cree imaginario. Más bien desde esta columna lo reto a él, al Ministro y al Presidente a que desmientan a las Farc que tengan el valor de preguntarle a las Farc, frente al pueblo colombiano, si es cierto o no, todo lo que dicen en  el documento “Proceso constituyente abierto para la transición hacia la nueva Colombia.” Porque ese es el sector que trata de ‘desinformar’ de frente y sin ambages. ¿Por qué el Ministro y Silva les achacan a gentes de bien lo que propagan los bandidos, de manera pública, en su página y en video?

Por otra parte, desde hace años aprendí que escribir algo exige un mayor compromiso consciente. Así, asumiendo como reto frente a Silva, el Ministro y el Presidente la premisa santista de que a las Farc hay que creerles, pregunto: ¿Creerles qué? ¿Con qué interpretación? Mientras muchos antiuribistas de buena fe creen que salir de Uribe soluciona los problemas, cuando lean la Nueva ‘Constitución Fariana’, que eso es lo que es el tal ‘Proceso constituyente’ que nos proponen, asuman los antiuribistas lo que les tienen preparados sus hermanos ‘pura sangre', es decir, las Farc, con 'la paz' promovida por Santos, de manera ingenua e irresponsable.

Regla de Oro para leer: Si las Farc presentan un documento, interpretarlo desde la naturaleza del proponente, es decir desde su actuación en Colombia, Venezuela y Cuba, para qué y por qué dicen lo que dicen. No interprete desde sus deseos, porque ESA es la trampa. El diablo también lee la Biblia y la interpreta, para SUS propósitos.

Además, si no lo han notado, las 'conversaciones de paz' tienen el síndrome de lo que los gringos llaman 'double talk', (el discurso doble) cuyas características son: 1) Las cosas deben decirse de manera cortés. 2) Hay que expresarlas dentro del marco de lo 'políticamente correcto' que lo define el presidente y los medios afines. 3) Hay que esconder lo negativo. 4) No hay que revelar el propósito del verdadero negocio que se hace a espaldas del país. De alguna manera las propuestas que involucran a las Fuerzas Armadas se han puesto sobre la mesa; no es una ocurrencia de algún conspirador contra el proceso. El documento que despliegan las Farc es la prueba expuesta de viva voz en video, no es un montaje, es el meollo. Y al exponerlo públicamente, escribirlo y difundirlo las Farc consiguen su propósito: dividir. El gobierno no lo ignora, pero tampoco lo dice, de tal forma que quien lo diga, sin las características anteriores, es 'sospechoso.'

Silva debería leer, no como lo hace Simón el Bobito, lo siguiente:

“Nuestra visión de país no está limitada a una nueva Constitución. Ésta, no obstante, es una necesidad histórica. Por ello llamamos a un proceso constituyente abierto, que no culmina en el escenario de la Asamblea, sino que encuentra en ella un lugar para potenciar nuestras aspiraciones y llevarlas a un nuevo nivel, en un contexto que estará caracterizado por la continuidad del conflicto y del antagonismo social.”

Lo anterior atenta contra el proceso mismo, es la negación de la prometida paz de Santos; decir por fuera de la mesa, en público, lo que hemos citado sólo quiere decir que las Farc no son un equipo confiable con el que se pueda ‘construir’ absolutamente nada. Y sin una voluntad común de paz el tal proceso es una embelequería. Pueda que esté equivocado. ¿Pero no existe la probabilidad de que pueda tener la razón? Un pensante responsable consideraría ambas posibilidades.

Si el Ministro, Silva Luján y su jefe son honestos tendrían que preguntarle a las Farc qué significa el siguiente ‘articulito’ de su constitución que desde ya nos proponen y que se constituye en la prueba reina del supuesto miedo de los militares. Dice Silva en su ciego ditirambo: “La Fuerza Pública… son los principales beneficiarios de un nuevo país. Y serán el eje de una Colombia poderosa y democrática.” Pero lo contradicen las Farc cuando proponen:

“Desmilitarización de la vida social

Tras un Acuerdo Final entre el Estado y la insurgencia, no existe justificación política, ética o económica alguna para persistir en la política de seguridad y control social que ha privilegiado la extensión de la lógica militar a los diversos ámbitos de la vida social. La vida de nuestras comunidades diversas, para que pueda desplegarse autónomamente, bajo pautas de convivencia que es preciso recuperar y actualizar, así como la propia conflictividad y la protesta social, no pueden continuar siendo sometidas a un tratamiento militar. La política de defensa debe desligarse de los dictámenes de los Departamentos de Estado y de Defensa, del Comando Sur, de la CIA y de las centrales de inteligencia británica e israelí, y sustraerse de los enfoques geopolíticos imperialistas de la “dominación de espectro completo” sobre Nuestra América.

El proceso constituyente debe fundamentarse, en consecuencia, en la desmilitarización sistemática de la vida social, de la seguridad ciudadana, de la economía y de las finanzas del Estado, de la cultura y de la educación, y de los medios de la educación. Ello conlleva la redefinición de los conceptos de seguridad y defensa, así como de la política estatal en este campo; la superación definitiva de la doctrina militar de la “seguridad nacional” y de “guerra contrainsurgente”; el rediseño estructural de las Fuerzas Militares y de Policía, incluida la eliminación de las funciones militares de la Policía y su sujeción, en la organización institucional del Estado, al poder civil; la transformación de instituciones cívico-militares en instituciones civiles, especialmente en el campo de la educación; y una política de reducción continua del gasto militar que hoy cuantiosamente se destina a la guerra, hasta llevarlo al promedio del gasto a nivel internacional, en beneficio de otros sectores claves ligados con las necesidades esenciales de la población. Por otra parte, la política de defensa nacional debe atender los principios de soberanía y autodeterminación e incluirse decididamente en los intentos de formulación de una política regional que responda a los intereses nacionales y de nuestra América.”

Respétenos señor Silva si usted cree que los planteamientos terroristas pueden pasarse por alto como un juego de niños por la coyuntura de unas elecciones. Las Farc plantean:

1. Democratización real y participación en la vida social.

2. Reestructuración democrática del Estado.

3. Desmilitarización de la vida social.

4. Desmonte de los poderes mafiosos y de las estructuras narco paramilitares.

5. Justicia para la paz y la materialización de los derechos de las víctimas del conflicto.

6. Desprivatización y desmercantilización de las relaciones económico-sociales.

7. Recuperación de la riqueza natural y reapropiación social de los bienes comunes.

8. Reorganización democrática de los territorios urbanos y rurales.

9. Nuevo modelo económico e instrumentos de la dirección de la economía para el bienestar y el buen vivir.

10. Restablecimiento de la soberanía e integración en Nuestra América.

Respétenos señor Silva. Entendemos que en la mesa se han hecho ‘acuerdos’ sobre tres de los cinco puntos; es decir, no hay acuerdo final todavía. Pero en el documento que presentan las Farc dicen que ese es el acuerdo al que aspiran, sin marcha atrás. La cita que inicia este escrito y los acontecimientos posteriores de las Farc le dirían a un buen entendedor que en las Farc no hay mando unificado. Por ese motivo ¿A quién le creemos, a Santos o a las Farc? Que un país tenga que hacerse esa pregunta es un imperdonable irrespeto histórico.

Nos están tratando como los caballos de exhibición de una finca estatal para las olimpiadas del cinismo internacional de las izquierdas. A estos nobles animales se les cepilla con un cepillo duro, de metal, haciendo círculos, para sacar la suciedad; después se hace con otro más suave. De esta manera el caballo se familiariza con el que lo va a montar. El cepillo duro de las Farc, el documento, es para probar la resistencia de la opinión pública y del gobierno; el cepillo blando del gobierno, sus críticas desinformadas, tontas, a través de los columnistas del régimen es para que discutamos entre nosotros y olvidemos a los que nos quieren someter. Pero los caballos dan coces; o en su carrera frenan en seco, levantan la grupa y mandan a volar al mal jinete. Ya lo verán el próximo 15 de junio.

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