Revertir la crisis de la doctrina liberal en Latinoamérica: Una tarea pendiente

En medio de la turbulencia políticaque afrontanvarios países latinoamericanos en la actualidad, es cuando la intelectualidad liberaldebe estar a la vanguardia delasdiscusiones, pues su rol, más allá deanalizar el contexto, ha de ser también defender las instituciones liberales, lo que necesariamente implica diseñar accionesestratégicas para redefinir el pragmatismo liberal acorde a los nuevos retos, y a su vez,para contrarrestar el avance del socialismo; implementarlas será función de los políticos.

Hacerlo, constituye la defensa moral del liberalismo y la democracia. Sin embargo, la defensa moral que realizanhoy por hoy los intelectuales liberales latinoamericanos contrasta en varios aspectos con la actividad de los ideólogos de izquierda afines al socialismo, que, por lo general, aunque menos visibles, trabajan acoplados al plan estratégico de la toma del poder en todos y cada uno de los países de la región, produciendo un “efecto avispón”, es decir, se valen de acciones múltiples de reducido impacto que sumadas en su conjunto resultan ser letales.

La doctrinaes un activo devaluado en la praxis política contemporánea, por lo menos enel caso colombiano. Aspecto al que el común de los políticos le otorga un tratamiento marginal, frívolo, e, incluso, insustancial.

Basta evaluarla gestióndel presidente Juan Manuel Santos, quiéndurante cuatro años ha saltadosin reparo dentro de un amplio espectro ideológico que va desde políticas que se ajustan al modelo neoliberalinspiradas en la visión del ministro Mauricio Cárdenas, hasta políticas como la de vivienda gratuita, propia de la agenda populista al mejor estilo del socialismo chavista. Su indeterminación es tal, que incluso para su segundo mandato se dio a la tarea de importar desde Inglaterra el molde de la Tercera Vía, la mejor alternativa que encontró para librarse de las amarras que le representa la doctrina y, acorde a su talante, quedar bien con todo el mundo sin comprometerse con algún sector político en particular.

Además, se suma el desprecio y desinterés que ha demostrado tener el presidente Santos al momento dedefender la democracia en los países vecinos de acuerdo a la Carta Democrática Interamericana.

Factores que sin duda juegan a favor de la corriente socialista colombiana,la cual, ante la inexistenciabloques ideológico-políticos sólidos a la cabeza del Estado y de los partidos políticos, salvo algunas personalidades, ve cada vez más expedito el camino para afectar los cimientos delas instituciones liberales yla democracia en aras de la toma del poder para transformar desde allí el modelo de Estado.

El poder que reviste la ideología ha sido plenamente comprendido por los intelectuales de izquierda, quienes convencidos de ello hace décadas, han trabajado por hacerse al control de las universidades para promover desde allí las transformaciones políticas y sociales más importantes, como por ejemplo, la planificación de la economía en manos del estado, el colectivismo, la conformación del poder popular, la nacionalización de empresas, entre otras; valiéndose de complejas argucias y sofismas para atacar insistentemente la economía de mercado y la democracia, a saber, “la inmoralidad de la desigualdad que promueve el neoliberalismo”.

Al respecto, la izquierda ha logrado hacerse a inconmensurablesréditos políticos en países latinoamericanos como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua,donde se encuentran en etapa de consolidación del modelo socialista; quizá su principal logro, promover reformas constituciones estableciendo la supremacía del principio de igualdad sobre la libertad.De esta forma, la intelectualidad al servicio del socialismo ha brindado en bandeja a los gobiernos populistas de izquierda el fundamento legal para emplear la coerción contra la libertad individual en aras de la igualdad. Golpe mortal a las instituciones liberales y la democracia en Latinoamérica.

Este interés no es indiferente a las pretensiones de las corrientes de izquierda en Colombia, ya queprecisamente ese es el trasfondo de las presiones a todo nivel sobre el Gobierno nacional para convocar una Asamblea Nacional Constituyente. Propuesta que cuenta con el impulsodelos voceros de las guerrillas de las Farc y del ELN, organizaciones del perfil de Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos, así como también personalidades como Piedad Córdoba e Iván Cepeda.

Podemos mencionar por lo menos otros tres aspectos sobre los cuales la corrientepolítica de izquierda latinoamericana, de la mano de los intelectuales, parecen haber tomado ventaja a costa del desparpajo de los liberales, eso sí, no todos. La apropiación, adaptación y defensa de doctrinas como el progresismo, los derechos humanos y referentes simbólicos como el bolivarianismo.

Según cómo sigan las cosas, independiente de si persisten los esfuerzos por implementar el socialismo en Latinoamérica, incluido Colombia, o por el contrario, se hagan ajustes en países como Cuba y Venezuela para afrontar el fracaso explorandoalternativas como el modelo mixto de la China; el Estado de derecho y la democracia seguirán en amenazaen la medida que entre las fuerzas políticas e intelectuales de estirpe liberal persista el desinterés e incapacidad de revertir el desequilibrio de fuerzas que se sigue manteniendogracias al ascenso de nuevos mandatarios de izquierda, pues a pesar del estruendoso fracaso del socialismo, el liberalismo aún no cuenta con una agenda regional establecida ni para contener su avance ni para arrebatarle el poder.

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