Santos, la maquinaria y la paloma

“Ay ella es peligrosa, vaciladora, pero es que a mí me encanta su swing, con ese cuerpazo, cara de diosa, si me enamoro me pone a sufrir”, el ritmo de vallenato y el acordeón de Pipe Bueno, una plaza abierta con 20 mil personas, arengas vacías, “arriba arriba arriba arriba”, Carlos Calero – el de ricostilla – animando el ambiente, 24 grados centígrados y uno que otro amague de riña “¡no empuje hermano!”. No es un concierto de feria. Es una manifestación política.  En ‘VIP’ están Horacio Serpa, Simón Gaviria, Doris Vega (la senadora esposa del parapolítico Luis Alberto Gil), el ex gobernador de Santander Mario Camacho (condenado por prevaricato y peculado hace unos años), el director del PIN Ángel Alirio Moreno, y varios otros políticos. Todos están esperando al presidente Juan Manuel Santos, que va de candidato.

La plaza Luis Carlos Galán, a unos pasos de los edificios de la gobernación y la alcaldía, está llena. Ningún otro candidato a la Presidencia de esta carrera versión 2014, había reunido en Bucaramanga tanta gente.

Los diputados, los concejales, Opción Ciudadana (otrora PIN), los partidos de la Unidad Nacional, y hay motivos para pensar que el gobernador, el alcalde de Bucaramanga y el alcalde de Piedecuesta, entre otros, movieron su gente hasta el puro centro de la capital santandereana para recibir a Santos entre las 4 y 5 de la tarde. Llegó a las 5:30.

El presidente-candidato llevaba todo el día en el área metropolitana de Bucaramanga. Su correría empezó con un almuerzo en el Hotel San Juan de Girón. Se sirvieron 400 platos.

A Girón llegaron concejales de todos los municipios de Santander, sin importar su origen partidista y empujados por sus alcaldes. De Rionegro, de Landázuri, de Barbosa, de Cimitarra, de Sabana de Torres, de Vetas, de Vélez, de Socorro, de Chipatá y por ahí sigue la lista. Viajaron horas para oír “hablar a Santos y comerse un pollo con champiñones y un postre rico”, le dijo un concejal de Sabana a La Silla.

“Habemos verdes, de Cambio de Radical, de Opción Ciudadana, liberales, conservadores, estamos todos en la mesa de la unidad,” le contó una concejal de Rionegro a La Silla. “Todos con un solo santo” la respaldó un colega riéndose. “Hoy nos fue bien y el 25 de mayo nos va ir mejor,” reforzó la concejal, de Alianza Verde (sin inmutarse por hacerle campaña a un candidato diferente al de su partido).

Lo de la doble militancia es letra muerta para ellos. La reunión era con el candidato, no con el presidente. Así lo evidenciaban sus escarapelas (que tenían la imagen multicolor de la campaña del presidente), y la paloma que colgaba en su ropa.

“De Santander no habló casi. El tema fue la paz,” le contó un concejal a La Silla a la salida de la reunión. “Nos dijo, yo soy la paz, Uribe es retroceder a la guerra y los otros, un salto al vacío, me imagino que hablaba de los verdes,” agregó Cielo Patricia Calderón, una concejal de Girón, militante del Partido de La U.

Mientras los concejales se tomaban fotos en el Hotel a la salida del almuerzo, antes de regresar a sus pueblos, Santos siguió al Palacio Amarillo de la Gobernación de Santander para reunirse con los alcaldes del departamento y el gobernador Richard Aguilar Villa (hijo del parapolítico Hugo Aguilar).

“Ahora va a verse con los alcaldes, pero usted sabe que a esas reuniones pues no se puede entrar nada, ni celulares, nada que deje evidencia,” le dijo un concejal de un pueblo del Magdalena Medio a La Silla, quién contó que su alcalde iba a estar presente. “Van a hablar de proyectos, a reclamarle promesas que no cumplió y a pedirle otras,” prosiguió con una carcajada.

La Procuraduría pidió la semana pasada que se investigara al presidente y a las autoridades locales por este tipo de reuniones.

"Utilizando su condición de mandatario para reunirse con autoridades locales, departamentales (alcaldes, secretarios de Despacho) con el fin de presuntamente capitalizarlos y asegurar el apoyo a su campaña a cambio de partidas presupuestales para el desarrollo regional," afirmó la Procuradora delegada María Eugenia Carreño, quién anunció también una investigación por participación en política que involucraba a varios alcaldes del departamento de Antioquia.

En el Palacio Amarillo de Santander, con el Presidente, los alcaldes y el gobernador adentro, todas las puertas estaban con candado. “Cerrado hasta nueva orden” decía un letrero en la lateral. Todas, excepto la puerta de atrás, por la que entraban los ediles. Muchos vestidos con camiseta de la Selección Colombia y el logo del gobierno departamental.

El ingreso lo controlaba un funcionario público y dos agentes de la Policía. Los de camiseta amarilla ingresaban sin problema, a unos que venían de rojo liberal con un mensaje “Santos Presidente” les pedían que se la quitaran. Era una propaganda menos discreta que la de la camiseta de la selección y además eran liberales y el color política de la gobernación es el amarillo, el de la selección.

Cuando La Silla intentó entrar a la reunión, la respuesta fue tajante: “sólo ediles, esta es una reunión de la agenda privada del Presidente”.

Después, ya en la plaza, un edil nos confirmó el motivo de la reunión con Santos dentro del edificio de la gobernación con el gobernador.

“Nos habló de la paz, con la misma demagogia, y claro que nos pidió el voto,” le contó este líder comunal a La Silla. “Nosotros le pedimos que nos cuidara, porque hay mucha inseguridad…dijo que iba a ver el tema,” continuó el edil.

Era una oportunidad única para hablarle al Presidente. No es usual que un primer mandatario se reúna con ediles. Uno que es candidato sí. Ya lo había hecho en Bogotá, en campaña y públicamente. Esta vez la reunión no fue pública porque la sede era una entidad pública y podría meter en problemas al gobernador por posible participación en política.

Aunque no jugaba la Selección Colombia, los ediles no eran los únicos vestidos de amarillo. En las oficinas de la Gobernación había funcionaros o contratistas trabajando en la misma pinta.  Algunos salían del edificio con la camiseta en la mano. Y mucha gente que empezaba a llegar la plaza venía en el mismo color.

“¿Y los de amarrillo cuáles son?”, La Silla le preguntó a varios grupos. “Los de Aguilar”, “Opción Ciudadana” (el partido del hermano del gobernador), “Santander en serio”, eran las respuestas comunes. Un señor a la entrada de la plaza que repartía bombas  amarillas con el mensaje “Juan Manuel Presidente” lo dijo de frente: “Aquí todos somos de la gobernación, yo soy contratista, trabajo en archivo,” dijo.

Antes de que empezara la jornada, un familiar de un contratista de la gobernación le había contado a La Silla que el gobierno departamental les había pedido que llevaran al menos 10 personas cada uno al evento de Santos en Bucaramanga.

La misma denuncia le llegó al expresidente Alvaro Uribe, quien ayer trinó: “mi esposa trabaja con Gobernación Santander, exigencia, cada funcionario debe llevar 10 personas a manifestación de Santos en Bucaramanga”.

Pero no había sólo gente de amarillo. Además de gente vestida con los uniformes del programa para adultos mayores del departamento, al otro lado del parque, de la Alcaldía de Bucaramanga, la gente salía vestida de rojo.

Con eso se hacían contar los políticos liberales. La alcaldía está manos de uno rojo, Luis Francisco ‘Lucho’ Bohórquez. Alrededor de la alcaldía había bombas del congresista Didier Tavera, quién, aunque llegó por el PIN a la Cámara, es el candidato de los liberales a la Gobernación.

Otros rojos y amarillos llegaron caminando desde la carrera novena y la calle 45, que circundan el centro de Bucaramanga.

Como el tráfico estaba restringido sobre esas avenidas, los buses dejaban a la gente ahí. De un bus, todos los que se bajaban vestían de amarrillo. Del otro, eran rojos. Y también venían azules, estos últimos con una camiseta que decía “Piedecuesta con Santos”.

En Piedecuesta, una de las cuatro ciudades del área metropolitana, el alcalde, Jesús Becerra, es conservador y su grupo respalda a Santos. Ayer la oficina de la Piedecuestana de Servicios (la empresa de servicios públicos) se desocupó porque los funcionarios tenían que ir a la manifestación del presidente, le contó a La Silla una fuente que ha sido cercana al alcalde y conoce muy bien la administración del municipio.

Algunos buses venían con la marca de su político. “Ruta Pablo VI, Sandra Pachón”. Pachón es una concejal de Cambio Radical en Bucaramanga.

Al bajarse del bus, antes de ir a la plaza, se repartía el primer refrigerio. Empanada con huevo y jugo de caja. El siguiente paso era la plaza, un concierto de vallenato, otro de reggaetón, las arengas de Calero y finalmente el discurso de Santos.

En la entrada a la plaza la preocupación no era Santos. “¿Será que hay segunda vuelta? Si hay, ya no hay contratos en la gobernación (por Ley de garantías). ¿Cómo hacemos ahí?” le dijo a un señor vestido con camiseta de la campaña, a otro con el mismo uniforme, antes de la requisa policial.

Cuando llegó Santos alguna gente ya se había ido. Pero la mayoría seguía allí. El presidente dijo que sus hijos eran “santandereanos por punta y punta” y que con unas hormigas culonas “le habían ahorrado el regalo el día de la madre”. Luego habló de la paz.

“Con el apoyo de todo el pueblo colombiano y de ustedes aquí en Santander vamos a conseguir esa paz que el país necesita”, “imaginen por 10 segundos lo que podríamos lograr en este país en paz”, “vamos a quitar esa mula muerta del conflicto”, “nunca me imaginé que los enemigos de la paz fueron a llegar a estos extremos”, “los enemigos de la paz no pasaran”, “la paz no es mía, tampoco de mi gobierno, es de todos los colombianos”, “hay siempre un momento que un soldado o jefe de Estado tiene que decidir cuándo se da el paso de la guerra hacia la paz”.

Con la paloma también hubo un saludo público a los que llenaron la plaza: a los partidos de la Unidad Nacional, los liberales (con una mención a Serpa en el discurso), los conservadores, a Opción Ciudadana y a Santander en Serio (el movimiento del parapolítico Hugo Aguilar y sus hijos el gobernador Richard y el Senador Nerthink Mauricio, quién también estaría apoyando la campaña de Óscar Iván Zuluaga).

Al final, cuando el discurso del Presidente se acabó, él y sus hijos salieron en la caravana presidencial de camionetas, policía y ambulancia. Las demás personas comenzaron a buscar su bus de vuelta.

“Este bus es liberal”, “Piedecuesta al otro lado del puente”, “Donde están los buses, me hubieran puesto de coordinador a mí y aquí estábamos con garrafa”, “No mija, el refrigerio para nosotros era arriba, ya qué, yo no voy a subir por unas galletas hasta allá otra vez”, “el que se suba al bus se queda sin comer”, “donde están los de Claudia, dígales que bajen que arrancamos de aquí”, “no mano, el bus de los míos no llega, llámelo usted (al que tenía pinta de coordinador” “a mí me trajo un señor Eduardo, líder de la cumbre (uno de los barrios más pobres de Floridablanca), pero me dejaron y no tengo plata”, cuenta desesperado un señor de unos 80 años, “¿Y usted con quién vino, para qué barrio va?” le preguntaron al periodista de La Silla.

Mientras la multitud buscaba entre más de 40 buses, Santos iba en su caravana a un coctel con los empresarios en el Holiday Inn. La clase política santandereana, la maquinaria de concejales, diputados, y autoridades locales, le habían cumplido. La plaza estaba llena y su discurso de la paz se oyó en Bucaramanga.

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