Santos pide en Europa lo que derrocha en Colombia y no exige a las Farc

El próximo tres de Noviembre el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos va a comenzar una visita por seis países europeos en búsqueda de apoyo económico para financiar lo que el mandatario llama el postconflicto, una especia de hipotético punto final o día después del fenómeno terrorista que Colombia viene sufriendo desde hace cincuenta años con las FARC y el ELN.

Tendrá como primera parada, de lo que algunos ya catalogan como tour europeo recaudatorio. España. Donde el Gobierno de Rajoy, vuelve a echar una mano a Juan Manuel Santos al abrirle el camino a las arcas europeas, a fin de crear un fondo fiduciario que alivie un déficit fiscal record en la economía colombiana, al parecer incrementado ostensiblemente sobre todo tras la famosa "mermelada" electoral, que pueda financiar entre otras cuestiones la reforma agraria que piden los ilegales y la reinserción política de dichos agentes delictivos.

Dichos fondos cubrirían presumiblemente los ingentes gastos que traería una supuesta paz que para importantes sectores políticos y conocidos analistas, está todavía muy lejos, pues no se confía en unos grupos que han hecho del terror y de los rentables negocios ilícitos su auténtico "modus vivendi". En este viaje a Europa, parece que a Santos, el adalid del postconflicto ya le están sembrando su imagen de pacificador internacional y una Universidad privada española le va a investir Doctor Honoris Causa, tratando de cimentar, el que según sus detractores es el sueño dorado del inquilino actual de la Casa de Nariño: ser auténtico "outsider" al Nobel de la Paz. Para tal fin, es evidente que en el continente de Churchill, Picasso o Leonardo da Vinci, el Presidente Santos va a transmitir como éxitos esos avances en la Paz que solo él ve y por supuesto no hablará de las múltiples salvedades expuestas por los guerrilleros sobre temas esenciales a los Acuerdos Parciales de La Habana ni de las órdenes que al parecer le da Timochenko, el líder del grupo terrorista, de cómo deben de ser sus relaciones con Uribe, según publicó recientemente la prensa colombiana.

Todo ello mientras que desde los principales opositores al mandatario colombiano, el Centro Democrático del Ex Presidente y actual Senador de la República, Álvaro Uribe, se publican lo que llaman 68 capitulaciones de Santos ante las FARC, explicando lo que sería una clara sumisión del actual Presidente colombiano a las exigencias de los terroristas, que son los que en la práctica marcan la agenda negociadora y tratan de diseñar a su medida un Proceso de Paz, al que ya el pueblo colombiano le ha dado la espalda ante su incredulidad y permanentes claudicaciones gubernamentales, mientras que la muerte y la destrucción siguen haciendo de las FARC sus principales valedores, según expresan las últimas encuestas publicadas en el país iberoamericano,

Aquí en España ya hay voces que trasladan una cierta oposición al ver como el Gobierno colombiano, se anticipa a pedir fondos de Estados terceros, para un hipotético postconflicto que concita dudas, sobre si algún día llegará, cuando es obvio el dinero derrochado y despilfarrado por Santos en estos últimos años, principalmente para asegurarse la reelección.

Y ello junto a la paradoja de que en ningún punto de los publicitados Acuerdos de La Habana se habla de cómo las FARC van a reintegrar a modo de reparación los grandiosos beneficios obtenidos con el narcotráfico en estos cincuenta años tras consolidarse como uno de los principales cárteles de la droga en el mundo o cómo van a entregar el más de un millón de hectáreas, de incalculable valor, incautadas a campesinos y ciudadanos colombianos.

Santos debería de explicar esto a sus homólogos europeos, pues los ciudadanos del viejo continente están soportando importantes restricciones, recortes y sacrificios y es hasta cierto punto lógico, que si se va a apoyar económica o financieramente a un país tercero, con sus impuestos, éste demuestre cómo ha administrado sus recursos y como los ha gastado o invertido. Y ello para no tener la sensación de que el Gobierno santista dilapida y derrocha en Colombia lo que ahora pide en España y Europa, mientras que por ningún lado aparece acreditado por dicho gobierno las formas de exigencia a las FARC en el Proceso negociador de La Habana ni los importantes beneficios con el tráfico ilícito de estupefacientes, ni la devolución de un estratosférico patrimonio inmobiliario incautado a los más necesitados por la fuerza, todo ello a modo de reparación y de financiación del llamado supuesto postconflicto. Pues si no hace esa demostración de contundencia reivindicativa ante dichos grupos ilegales, todo ello podría interpretarse peligrosamente como que se prefiere más pedir apoyo en el exterior que molestar a las FARC en algo tan esencial, como es que reparen a Colombia y a los colombianos de sus atrocidades cometidas con lo ilícitamente logrado a través del delito.

Es lógico, que los ciudadanos del país de García Márquez o de Álvaro Mutis, se muestren escépticos ante un Proceso de Paz que entienden que se ha convertido más en un plan de marketing gubernamental que en algo pasible, que pueda estar a la vuelta de la esquina.

Mientras todo ello sucede, Santos inicia su tour recaudatorio europeo, pone en marcha una importante reforma tributaria para aumentar la presión fiscal, para tapar el ingente hueco fiscal generado por la "mermelada electoral" y no se le pasa por la cabeza inquietar a las FARC exigiéndoles la devolución al Estado del patrimonio y beneficios delictivamente obtenidos.

Conozco Colombia, sus innumerables atractivos y también sus profundas necesidades y como español de origen y colombiano por adopción, soy el primero en encabezar cualquier iniciativa para captar tanto inversiones para el país que me acogió como uno de los suyos como fondos de cooperación para modernizarlo, pero creo que es de Justicia que antes de pedir apoyo financiero en el exterior para el fin que nos ocupa habría que obligar a los grupos ilegales a que devuelvan al pueblo colombiano lo que han conseguido con tanta ilicitud, sufrimiento y dolor de sus gentes, pues si no es se hace así, se tendrá la sensación de que el terror venció al Estado de Derecho.

NÉSTOR LASO

COORDINADOR PARA ESPAÑA Y UE

CENTRO DEMOCRÁTICO

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