Santos y el paraíso de la clase media

Sin que el presidente Juan Manuel Santos me caiga mal, sin que me produzca la alergia y la piedra que les saca a los uribistas pura sangre, no dejan de sorprender ciertas salidas en falso -parado en las cáscaras de los tres huevitos-, que hace el jefe del gobierno de un país muy iluso y feliz llamado Colombia: “Ya el 70 % de los colombianos, o un poco más, están en lo que podríamos denominar la clase media”. Eso se atrevió a decirlo con cara de Santos; es decir, la de un santo que no hace milagros ni suda.

¿Habrá alguna habitación, alguna terraza del Palacio de Nariño con vista a Ciudad Bolívar o al mismísimo Bronx, para que nuestro presidente se entere de que aún nos cobijamos con una bandera raída?

Doctor Santos, Presidente, Juanpa, Juan Manuel querido, esa afirmación le produjo una risotada “multidimensional” a la mitad de los compatriotas, más uno, que lo oímos.

Una ciudadanía que sale a rebuscarse “la papita” con unas bregas que Usted no se imagina, Presidente, se siente burlada con una frase que puesta en el terreno de la práctica y el sentido común traduce que de cada diez colombianos, siete son clase media. “Servite el otro, home, Juancho, y no sigás tan descachao que nos dañás la fiesta”.

Le transcribo apenas la parte más decente de lo que pensó el pueblo en las calles, para que no se ofenda: “Este man si nos cree …vones”, “tenés huevo, Santos”, “presidente tan toche, mano”, “esto es mucho …iuta, tan cínico”. No sigo porque se le calienta la oreja y no hay mermelada con leche fría que lo refresque.

Señor Presidente, en octubre de 2014, se publicó una lista en la que la CIA (Central de Inteligencia, ojo INTELIGENCIA) señaló, con base en el coeficiente GINI, el de medición de desigualdad por ingresos, que Colombia, el país que Usted gobierna, ocupaba el décimo lugar en el mundo, apenas superado por unas cuantas repúblicas bananeras que pa’ qué le digo: Lesoto, Sierra Leona, Namibia, Haití, Honduras, Zambia. Al revés de la tabla, puesto 141, estaba Suecia.

Por eso, Presidente, a mí que no me animan esos odios viscerales que sí alientan a quienes lo ponen a Usted en el podio de los traidores, me produce sorpresa que se deje convencer por el discurso de los destacados tecnócratas de su gabinete, y que salga a echar ese cuentazo tan tremendo.

Valoro que haya decidido imitar a Alfonso López Michelsen: cada vez que habla quiere poner al país a pensar. Pero a pensar de dónde salen semejantes …onadas. Dele gracias a Dios que Jaime Garzón está haciendo reír a San Pedro y al Zarco, porque sino Usted hubiese robado titulares, pero en el noticiero de Zoociedad.

Espere paso otra carcajada multidimensional (así como los análisis de sus asesores), a ver si creo que este país ya es parte del primer mundo, que navega en el mar de prosperidad de su clase media ancha emergente. Un mar que por supuesto aún no hemos conquistado y que no limita con el paraíso que soñamos llegue a ser Colombia algún día.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar