Se acaba el reinado de la selva

En la cafetería de la esquina de los conservadores en frente de la notaria primera, desayunando con empanadas y café con leche, uno de los contertulios amigo nos compartió estas palabras, que me gustaron bastante y las quiero compartir con ustedes.

“¿Hay alguien en esta mesa, que no quiera a Florencia? ¡Creo que no! ¿Hay alguien que no le guste ser feliz? ¡Creo que no!”.

La vida está cargada de acciones y toma de decisiones, así como de sueños cumplidos y cosas que solo son ilusiones, por eso la actividad política va alcanzando unas singulares características en la vida caqueteña después del 25 de octubre.

Es una cuestión atinente al sector gubernamental por la tristeza que deja la administración que culmina el 31 de diciembre, y así como la alcaldesa y el gobernador forjaron su propio destino al haber hecho uso del libre albedrío, pasando por encima de las normas establecidas, los nuevos mandatarios tendrán que basar su dinámica, que les dispensa su propia mente, para suerte o desgracia de los florencianos y caqueteños, obrando según su designios en consonancia con su juramento ante Dios y los hombres; no dejándose manosear de “ciertos asesores” que por creerse dueños de los partidos, se presentan con mucha lenidad; los hay en toda administración, los hubo y los habrá; conozco de ellos compulsadores de infolios y mamotretos individuos que se las dan de muy si señores, pacientes y circunspectos, desvividos únicamente por el dinero y ánimo de figuración, vitrineros, necios y censurables, esos son los que lanzan la primera piedra y luego esconden la mano, se ríen, y se ocultan tras las barreras de la infamia para saciar su mezquindad.

Recuerden señores mandatarios que a partir del 1º de enero 2016, todo lo que se haga en la administración, bueno o malo, tiene que legitimarse con el Derecho. La administración no puede transformar el Derecho, y jamás puede prescindir de él.

Esa es una verdad tan grande que hasta los romanos la respetaron. Siempre que la sociedad permita que un gobernante imponga su voluntad a la mayoría, sin respeto del orden establecido, puede nuevamente pasar lo ocurrido a Susana y Víctor Isidro, quienes haciendo uso del poder, creyeron que el Derecho perdía su dinámica y podían imponer el derecho de la selva.

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