Se salió de la ropita

El desespero se traduce en mal genio, en ofuscación, en insultos, en lo que llamamos popularmente salirse de la ropa. Eso le pasó a Juanpa (como le gusta que le digamos) ante la propuesta de una resistencia civil. Es que ante un gobierno incapaz, que nos lleva hacia el abismo, que nos entrega a la insurgencia hay que buscar soluciones, así sean extremas.

En Colombia, en el siglo anterior, tenemos el ejemplo de un golpe de Estado, llamado por Darío Echandía golpe de opinión, y una resistencia civil contra el golpista Rojas Pinilla.

El golpe de Estado lo recibió el pueblo con alegría por el descontento imperante frente a la incapacidad del gobernante. No hubo violencia, no hubo un solo disparo. Los militares se tomaron el poder y gobernaron con los civiles.

La resistencia civil se dio por el descontento del pueblo frente a un gobierno corrupto, con excesos de fuerza contra la población. A pesar del gobierno tener todas las armas en sus manos, la resistencia se produjo en forma pacífica, sin un solo disparo, con excepción de Medellín, sede de un gobernador militar arbitrario, donde se presentaron algunos excesos. El presidente dio un paso al costado y nombró una junta militar.

Para mí, la resistencia civil es la única manera de manifestarse un pueblo que se siente agobiado por un gobierno inepto que nos entrega a la subversión, por un gobierno que tiene el menor índice de opinión favorable en Latinoamérica y el mayor índice de percepción de corrupción de cualquier gobierno en nuestro continente. La salud pasa por su peor momento, se la han robado, a las niñas de la famosa vacuna del papiloma las abandonaron, lo de Reficar no ha sido aclarado, se regaló Isagén, la inseguridad se apoderó otra vez de todo el país, los cultivos ilícitos se han multiplicado, los desplazados siguen aumentando, los atentados contra los oleoductos se reactivaron, volvió la inseguridad en las carreteras, el desempleo pasó otra vez de dos dígitos, los secuestros volvieron, las exportaciones bajaron, empresas industriales extranjeras abandonan el país. Se podrían llenar páginas con todos los desastres que vivimos.

Cuando estuve en la Asamblea Nacional Constituyente, recuerdo que hubo una amplia e interesante discusión sobre las posibilidades para reformar en el futuro la Constitución que se iba a aprobar. Incluso hubo quien recogiera firmas para un artículo que decía “esta Constitución no se podrá modificar durante los próximos ocho años”, por fortuna no logró las firmas suficientes. Al fin se aprobó que se podría modificar por medio de otra Asamblea Constituyente, por el Congreso de la República después de ocho debates en dos legislaturas y por el pueblo por medio de un referendo. Ahora se pretende modificarla por acuerdo entre un gobierno inepto y entreguista y la ambiciosa organización criminal de las Farc.

El interesante y docto en la materia, doctor Rafael Nieto Loaiza dice en su magnífico artículo del domingo anterior: “Arrogarse poder constituyente como lo hacen es dar un golpe de Estado. Parcial. Desde el mismo gobierno. Pero un golpe de Estado a la democracia, a las instituciones republicanas y al estado de derecho”.

Mejor resistencia civil que golpe de Estado en favor de las Farc.

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