Sea serio, presidente Santos

Si antes era cada mes o meses y luego semanas, en la actualidad, las noticias desagradables sobre las conversaciones de paz y sus consecuencias son el pan diario. No hay día en que no bien estamos atragantados con un sapo entra a nuestro aparato digestivo otro igual o más asqueroso.

Se ha consolidado un estilo de gobierno extendido a otros organismo del estado, consistente en no dar a conocer los hechos en su plenitud sino de a pocos, como para ir midiendo la reacción de la opinión pública y dosificar el veneno de tal manera que las dosis siguientes hagan olvidar las anteriores.

Un día declararon que no se pondría en juego la Agenda Nacional, pero, en la práctica lo hicieron, de a pocos, para que no causara mayor indignación. Que no se igualaría a nuestras FF AA con las guerrillas, pues sí que lo han hecho y peor, las han colocado por debajo. Y así, en seguidilla, con la Constitución, con la Justicia, y estamos a punto de que se apruebe una dictadura con visos legales. Razón de sobra tiene el expresidente Pastrana al calificar la situación como un golpe de estado.

Esta semana por ejemplo, como en una sinfonía imperfecta, porque quien sabe con qué melodía saldrán mañana, habló el comandante del Ejército Nacional, el general Mejía, quien muy orondo y en traje de fatiga arengó a las Tropas Especiales que saldrán a cumplir misiones de paz de la ONU en países y regiones en guerra, destinos no apetecido ni por el mejor de los Rangers: Siria, Africa Central, Medio Oriente, Sinaí, Afganistán, etc., como si en el país no hubiera amenazas internas (ELN, Bacrim) y externas (regímenes comunistas y dictatoriales de Venezuela, Ecuador y Nicaragua).

Luego, el comandante de la Armada nos asestó un mazazo al anunciar la reducción de su fuerza hasta alcanzar una condición “mediana” que significa cualquier cosa y en todo caso disminución, mientras el ejército de Nicaragua con la pretensión de robarnos más mar se fortalece con el apoyo de Rusia y China. Y cerrando el sainete porque la sinfonía desafinaba, los senadores enmermelados de la Unidad Nacional proclaman el derecho a votar (no a ser elegidos) para los militares. Bonita forma de acallar el guarapazo recibido, ni más ni menos que (sin que todo esté acordado) la revisión profunda de la doctrina militar de las FFAA, preciado anhelo fariano.

En mi columna anterior, fallé en advertir todas las fallas de la Corte sobre el plebiscito, miren esta: El exmagistrado, Jaime Araujo Rentería, demostró palmariamente la contradicción que se encierra en haber declarado que la propuesta que se votará es de contenido político, y a la vez, autorizar, violando la Constitución, a los funcionarios públicos a hacer campaña en el plebiscito que sería lo mismo que hacer política, y de cómo tal autorización, le otorga ventaja apreciable a un gobierno ya casi con poderes absolutos, para impulsar el sí: “La Corte consideró que estos efectos tienen un carácter exclusivamente político… Pues, bien: si es un acto exclusivamente político, toda opinión que se emita sobre él, a favor o en contra, es también política y los funcionarios públicos que participen, estarían participando en una actividad política y haciendo política”(Véase:http://periodicoelsatelite.webnode.es).

De otra parte, la presidente de la Corte, dra María V. Calle, declaró días después del fallo, que en caso de triunfar el NO en el plebiscito la propuesta de paz podría ser retomada por el Congreso (que seguro contará con fallo de exequibilidad para autocastrarse cediendo poderes legislativos al presidente) o por la rama Judicial, que suena parecido al dicho “con cara gano yo y con sello pierde usted”. Así, el fallo de la Corte se va “puliendo y precisando día a día, según las presiones, burlando así el deber de mostrar el texto de los fallos inmediatamente y no según el sol que alumbre.

Y para cerrar esta semana intensa, el dr de la Calle y el filósofo de la entrega, Sergio Jaramillo, en reunión con dirigentes conservadores expresaron unas opiniones que, quizás sin querer, develaron que todo este proceso se ha hecho a espaldas de la ciudadanía, con engaños, tapados, trampas, ardides y picardías y que el llamamiento a líderes de la oposición y críticos para buscar entendimientos, solo era una trampa.

En efecto, ante inquietudes y críticas de participantes de la reunión,  de la Calle afirmó que ya no era posible reabrir temas ya cerrados: “lo difícil es lo que proponen de reabrir los acuerdos, eso es complicado y sería dañino para la negociación…” y desafiante planteó que a quien no le gustaran los acuerdos podría votar por el NO. Nos notifica pues la primicia de que el principio que supuestamente regía las conversaciones de paz “Nada está acordado hasta que todo esté acordado” ha sido una gran mentira.

Como si fuera poco, el filósofo Jaramillo, habló como si negociar temas de la vida nacional con terroristas fuera un asunto tan ordinario y simple como negociar una propiedad o un bien personal: “es que esto (los acuerdos de la supuesta paz) no es un menú de restaurante donde uno escoge que le gusta o no”. Es decir, se impondrá lo que ellos en su “sabiduría” cedieron y regalaron como si fueran sus bienes personales. (Véase, caracol.com.co 28/07/2016)

Nos queda claro, entonces, que este ha sido un proceso manejado con mentiras y que al Gobierno Nacional le han faltado calzones en la mesa y seriedad en el manejo de la información.

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