Sector eléctrico en estrés

La presencia de un Niño intenso y un daño en la Central Guatapé tienen al sistema eléctrico al límite y en alto riesgo. Las medidas gubernamentales apuntan a sobrellevar la situación. El ahorro sigue siendo clave.

En Colombia, los dos sectores que tradicionalmente más se han visto afectados con el fenómeno de El Niño son el agropecuario y el energético. En esta temporada, en la que dicho fenómeno ha presentado una intensidad extrema, las consecuencias del mismo también se han hecho presentes.

En el caso de la oferta agrícola, la disminución de las siembras y los daños ocasionados en las cosechas se han manifestado en el aumento generalizado del precio de los alimentos.

Por su parte, la menor disponibilidad hídrica ha llevado a que los embalses para la generación de energía eléctrica presenten una disminución progresiva en sus niveles. Ello ha determinado la necesidad de recurrir a la generación por parte de las plantas térmicas.

El conjunto de medidas gubernamentales adoptadas a finales del año pasado han favorecido la operación de dichas plantas.

Gracias a ello, y a pesar de la presencia de un Niño históricamente muy intenso, el Gobierno se mostraba confiado de que el sistema eléctrico nacional estaba en capacidad de satisfacer las necesidades del país.

Sin embargo, hace unos días, en la Central Hidroeléctrica Guatapé, propiedad de EPM, se presentó un incendio que llevó a que la Central saliera del sistema.

Este siniestro ha impactado la oferta de energía a nivel nacional, pues Guatapé no solo es una importante fuente de generación, sino porque con su salida se afectan otras dos hidroeléctricas, la de Playas y San Carlos.

Frente a este nuevo e inesperado escenario, que implica un mayor riesgo para el sistema de generación y, por ende, para asegurar el suministro a los usuarios, el Gobierno adoptó tres acciones con las que, según el ministro de Minas y Energía, Tomás González, se espera “garantizar el abastecimiento”.

Las medidas tienen que ver con el uso de las reservas energéticas que se habían conformado, la importación de energía desde Ecuador y la creación de estímulos al ahorro de electricidad.

Recurrir a las reservas constituidas implica hacer un uso más intenso de la generación térmica y del nivel de los embalses. Esta decisión pone en mayor riesgo el abastecimiento en caso de que la temporada seca se alargue o que la intensidad de El Niño aumente.

Por su parte, se ha informado que, gracias a los convenios establecidos de tiempo atrás con el Gobierno ecuatoriano y que han sido de beneficio mutuo, la importación de energía no representa un mayor costo para los usuarios.

A pesar de las medidas adoptadas, los expertos consideran que, al momento, el sistema eléctrico está bajo una fuerte presión, lo que afecta su confiabilidad y aumenta los riesgos para asegurar el abastecimiento.

En este sentido, el Gobierno debería ser más claro con la ciudadanía y alertarlo sobre las contingencias que se tienen. Ello ayudaría a hacer más efectivas las medidas sobre ahorro voluntario por parte de los usuarios.

Dada la situación que se enfrenta, el ahorro se convierte en un elemento clave. Por ello cabe esperar que todos los colombianos asumamos una actitud responsable con el consumo de la energía eléctrica y el agua.

En aras de garantizar la confiabilidad del sistema eléctrico nacional y conocedores de las consecuencias y los riesgos productos de un Niño de gran intensidad como el actual, el Gobierno y el regulador deberían poner en marcha un plan de expansión que tenga en cuenta los eventos extremos que se derivan del cambio climático.

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