Señor Santos: ¿Dónde está Timochenko?

Para Santos y Montealegre, el paradero de Timochenko es secreto de estado; quien se atreva a meter la nariz por ahí para indagar más de lo conveniente para el sistema, corre el riesgo de ser acusado por lo que sea. Por traición a la patria, por poner en peligro la seguridad nacional, o por opinar; tan solo eso faltaría. La valentía del mayor general Rey, al contar en caracol TV. lo que sabe sobre este sujeto, nos recuerda que las Farc cuentan con el apoyo del gobierno del vecino país; lo repiten los Estados Unidos, quienes acaban de ver frustrado su intento de llevar a sus estrados al general Carvajal, el venezolano narcoterrorista amigo de las Farc.

Maduro jamás va a reconocer que su gobierno tiene nexos con la subversión colombiana y con el narcotráfico de la región, y Santos tampoco se lo va a recordar; para disimular su omisión, el argumento del proceso de paz en la Habana siempre ha de ser la justificación. Con un agravante, cual es el hecho de la pretensión de acallar las voces de quienes disientan, opinen y destapen verdades; que siendo pocas, son suficientes para no perder la esperanza.

Para fortuna de la sociedad civil, tenemos todavía columnistas y periodistas valerosos que no temen la represión; cito casos puntuales para corroborar mi aseveración, e inicio con un columnista reconocido de El Espectador, Darío Acevedo Carmona, quien en su columna del día 13 de Julio, dice que “son demasiadas y contundentes las señales de peligro para la democracia colombiana, emitidas por el actual gobierno. Pudimos observar algunas de ellas durante las elecciones presidenciales, con la abrumadora publicidad oficial y la compra de votos a favor del Presidente.”

Se destaca también Eduardo Mackenzie, quien de manera constante ilustra con sus escritos a la sociedad civil sobre el tema de la Habana; su última publicación se refiere a “La absurda peregrinación que ya inicio, de las víctimas del conflicto, en donde las Farc y su aparato ideológico, tratan de imponer la creencia de que las victimas de su accionar criminal durante sesenta años en Colombia, son relativas, de perfiles obscuros, es decir no adjudicables a las Farc. Tal negación de las víctimas no debería sorprendernos, pues esa fue siempre la carreta bolchevique: las víctimas del comunismo no existen. Y sus crímenes no son tal, son apenas un medio para alcanzar la sociedad perfecta. En Colombia estamos así, sumergiéndonos en una ideología totalitaria, que el mundo civilizado ha derrotado….”

Natalia Espringer, del TIEMPO, le respondió a Iván Márquez que “argumentar que los crímenes de extrema gravedad son el resultado de una lucha noble, no solo es falso sino doblemente ofensivo para las víctimas y para el país”.

Según el Diario francés “ Le Monde” qué paradoja pues es de izquierda, Venezuela, el nuevo amigos y mentor del proceso de paz, tiene hoy graves problemas; “ sus quince años de chavismo la han dejado fuera de combate en lo económico y lo social, pues es un coctel nacionalista copiado del modelo cubano…que habiendo ayudado  a una pequeña franja de población pobre, por la redistribución de la bonanza petrolera, en todo lo demás el chavismo arrasó con el país…hasta el punto de que hoy se han visto obligados a implantar una cartilla de racionamiento igual a la implantada por Cuba hace ya medio siglo…ya nadie le encuentra encanto al chavismo, que se ha convertido en una pesadilla”.

Entre tanto, nuestro ilustre y rancio Santos, les come cuento y les teme a los venezolanos, a los cubanos, y a Timochenko.

oscaralbertodiazgarcia@hotmail.com

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar