Sombras sobre Europa

Mucho me temo que la amenaza, apoyada en ciego fanatismo religioso, continuará.

Son muy inquietantes los tropiezos que oscurecen el panorama de Europa en este 2015. El último, desde luego, es la salvaje masacre perpetrada por yihadistas en París. Mucho me temo, por desgracia, que esta amenaza, apoyada en un ciego fanatismo religioso, continúe haciéndose sentir si el Estado Islámico gana terreno en países del Oriente Próximo.

Según The Wall Street Journal, la culpa de este avance recae en el propio Obama, pues faltando dos años para el fin de su mandato ha decidido que un billón de dólares –lo que costaba la presencia militar de EE. UU. en Oriente Próximo– era mejor destinarlos a escuelas, carreteras y ciencia e investigación en su propio país. Ahora bien, el gran riesgo de esta bonita decisión es el de facilitar el avance armado del Estado Islámico.

Es un hecho que los yihadistas, convertidos en una peligrosa fuerza militar, han avanzado en Siria y cubierto buena parte de Irak buscando estrechar el cerco sobre Bagdad, su capital, al tiempo que no vacilan en difundir terribles videos en los que vemos los últimos minutos de periodistas americanos antes de ser degollados. Alentados por este avance, otros movimientos yihadistas están ganando terreno en Yemen y en Libia. También han disparado una ofensiva sin cuartel en Nigeria, donde el líder islamista Boko Haram, luego de secuestrar a 275 niñas en edad escolar, arrasó la ciudad de Baga, con un saldo de 2.000 muertos.

La política de Obama, dice The Wall Street Journal, parece esperanzadora, pero es ingenua. La misma que ha lesionado la economía en varios países de Europa. Recordemos que el crecimiento del PIB en Francia fue minúsculo; tan solo de un 0,2 por ciento en el último trimestre del 2014. En Alemania e Italia, la cifra no fue mayor. Este declive viene de años atrás, agravado en países como Grecia, España y Portugal por las enormes deudas que han contraído.

No olvidemos que el auge económico de los países europeos en las primeras décadas de la posguerra fue constante y progresivo. Las empresas desarrollaron nuevas tecnologías y renovaron sus plantas de producción, abriendo mayores fuentes de empleo. Francia consiguió alcanzar un ingreso per cápita equivalente a 80 por ciento del logrado por EE. UU. Pero todo aquello comenzó a derrumbarse a mediados de los años 80.

¿Cuál fue la causa? Parece increíble, pero corrió por cuenta de una izquierda dispuesta a darle toda su omnipotencia al Estado con el sueño de hacer menos rico al rico y menos pobre al pobre, mediante altos impuestos y subvenciones, aumento del gasto público, restricciones al libre mercado y a la competencia. Esta política, sustentada en mitos ideológicos, acabó por frenar las inversiones privadas, la creación de nuevas empresas, el desarrollo de tecnologías y produjo un desempleo alarmante. Fue el caso en España cuando Rodríguez Zapatero sustituyó a un Aznar que le había asegurado a su país una era de gran prosperidad.

Desempleo y malos índices económicos han distanciado al elector raso de los partidos tradicionales. Ya no creen en ellos. En busca de una opción inédita, han cobrado fuerza en España, Francia, Grecia, y aun en Italia, movimientos populistas con opciones de triunfo. Sean de izquierda o derecha, su rasgo común es un rechazo de la zona euro y de las imposiciones de la Unión Europea. En España surge Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, se declara admirador del chavismo, y en Francia cobra inusitada fuerza Marine Le Pen, candidata de una extrema derecha también enemiga de la inmigración. Por otra parte, Grecia está ad portas de abrir una crisis con la UE por causa del partido Syriza, de izquierda radical, que puede triunfar en las elecciones del 25 de enero.

Sí. El panorama del Viejo Continente en este nuevo año está cubierto por oscuras y amenazantes nubes.

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