Tejido humano

Fue una noche de fiesta por los soldados y policías heridos en combate, en emboscadas, escaramuzas, por un cilindro o una mina; por los que por años, durante un secuestro indigno, fueron encadenados a un árbol o metidos en una jaula; por los que vieron caer a sus compañeros de armas o a sus familiares. Por los sobrevivientes de décadas de guerra.

El 10 de mayo, en El Nogal, club que conoció el dolor y el horror del conflicto cuando una bomba lo destrozó, varios cientos de personas, convocadas por la fundación Tejido Humano, nos reunimos para rendir homenaje a los hombres y mujeres que han sufrido en carne propia los estragos de la guerra. Por los héroes que perdieron uno o varios miembros, la visión, el oído, la piel.

Esta fundación, dirigida por Martha Lucía Ramírez y un energético equipo de colaboradores, ha contribuido a que más de 3 mil discapacitados puedan acceder a una educación universitaria que los ayude a rehacer sus vidas, a recuperarse de sus heridas físicas y mentales y a construir un futuro prometedor.

En el escenario veinte hombres jóvenes nos dieron la bienvenida. Ellos, la imagen viva de años de conflicto, del valor y sacrificio de unos pocos, por los colombianos que hemos visto desde las ciudades esa guerra que ha arrasado nuestros campos.

En sus rostros se podía leer fácilmente el optimismo, la alegría de haber sido beneficiados por una de las becas de la Fundación; por contarse entre los estudiantes o egresados de la Universidad Sergio Arboleda, el Externado de Colombia, la EAN, u otra de las participantes en el ambicioso proyecto que ya cumple 13 años de éxitos.

Fue conmovedor verlos tomar el parlante para hablarnos de sus éxitos, sus sueños, sus proyectos. Cada uno de nosotros recibió un libro, compendio de la historia de 25 de ellos, escrito por uno de los becarios, José Alexánder Roncancio, hoy candidato a recibir su doctorado en filosofía de la Sergio Arboleda.

Al final de la noche se había recaudado de los asistentes el valor para financiar 70 becas más. Pero lo más importante fue ese tejido humano que se sintió entre todos los asistentes. Militares y civiles nos abrazamos, intercambiamos agradecimientos y nos sentimos hermanos en el dolor y en la recuperación.

Tejido Humano, somos todos, como dice su lema. ¡Una Fundación para apoyar!

Coda: Que los senadores de un partido se retiren del Senado en señal de protesta o resistencia es algo que ha ocurrido en todos los tiempos y en todos los senados de la historia. En el Senado Romano era una práctica común y aceptable y, en algunos casos, se consideraba admirable.

Lo que no fue admirable fue la reacción de Claudia López, senadora por los verdes, al retiro de los senadores del Centro Democrático, la semana pasada. Sus gritos histéricos acusándolos de “ladrones”, supuestamente por abandonar el recinto y, según ella, no trabajar, fue bochornoso. López dejó desbocar su furia contra el Centro Democrático. Es lamentable ver cómo esta senadora ha hecho de sus continuos exabruptos, su sello. Nada aportan, sola la disminuyen.

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