Telefonazos y desayunos: de qué habló Piñera con Bachellet tras la victoria de ayer

El regreso de Sebastián Piñera al poder estuvo marcado por gestos entre él, Alejandro Guillier y Michelle Bachelet.

Entre las 9 de la mañana y las 10.47 hora Michelle Bachelet y Sebastián Piñera tuvieron el tradicional desayuno entre el mandatario electo y la actual jefa del Estado. Como acordaron telefónicamente, la cita fue en la casa del nuevo gobernante.

Al salir, Bachelet dijo: "Hemos venido aquí, como es tradición republicana, a visitar al presidente electo, y no hemos querido hacer una reunión protocolar, sino de trabajo, tanto para desearle que le vaya bien en su Gobierno, porque eso es que le vaya bien a Chile".

En la reunión, agregó, hicieron "traspaso de informaciones, de acordaron contactos entre los distintos sectores, revisamos los proyectos que vamos a dejar aprobados, los que van a quedar en marcha, hablamos sobre Villa Santa Lucía (pueblo arrasado en el sur por un aluvión) y sobre temáticas domésticas e internacionales, como una primera conversación y tendremos otras".

Los otros encuentros incluirán a personas específicas "para que el presidente electo pueda sentirse en marzo que conoce todo lo necesario para que él pueda llevar adelante su Gobierno". Una de las reformas sobre las cuales conversaron es una que Bachelet aún debe enviar al Congreso: la nueva Constitución. La petición a Piñera, dijo ella, fue respetar el espíritu de una iniciativa en la que participaron más de 4200 personas y que incluyó una consulta indígena.

Sobre el resultado impensado de la elección, que le dio un triunfo de nueve puntos a Piñera sobre Alejandro Guillier, Bachelet comentó que "todo el mundo se sorprendió de los resultados en primera y segunda vuelta. Eso demuestra que tenemos que mejorar las metodologías de las encuestas, entre otras cosas".

Al finalizar dijo: "Soy una demócrata y le entregaré la banda el que fue electo como corresponde. La democracia es la democracia".

Piñera: "Los chilenos nos sorprendieron"

Sebastián Piñera, antes de recibir a los corresponsales extranjeros en su casa, agradeció "muy sinceramente la visita de Michelle Bachelet, una hermosa tradición republicana, que busca fomentar la unidad entre los chilenos".

En el desayuno, agregó Piñera trataron con Bachelet "la agenda legislativa pendiente, las relaciones internacionales, la visita de Papa (en enero) y la coordinación que tendremos que tener para el cambio de mando antes de 11 de marzo".

Sobre la reforma constitucional de Bachelet, dijo que está de acuerdo, pero que debe discutirse en un marco de estabilidad y consignar derechos y deberes que consigna un proyecto que ya envió su sector al Congreso y que pidió tener en cuenta en la discusión.

Piñera agradeció la enorme cantidad de votos que obtuvo. "Los chilenos nos sorprendieron (…) Casi el 55% de los chilenos nos apoyó, pero voy a ser el presidente de todos los chilenos", dijo y envió un mensaje a los funcionarios públicos del Estado: "No tienen nada que temer. Distinto es el caso de los operadores políticos". Nombres para su gabinete, no quiso adelantar.

Tradiciones republicanas

La política chilena, en especial en época de elecciones, está cruzada de gestos, lenguajes y acciones que se utilizan para mantener la armonía y el respeto que ayudan a sostener su democracia. En el caso de un ballottage como el que ganó con amplio margen Sebastián Piñera , son el calmante para que la final del campeonato no termine en una refriega llena de heridos y rencores. Ese conjunto de acciones casi automáticas las llaman tradiciones republicanas, algunas tienen hasta dos siglos de historia y la última de ellas tuvo lugar en la casa del presidente recién electo cuando Michelle Bachelet , la actual jefa del Estado, fue a tomar desayuno para acordar detalles sobre el traspaso del mando.

El encuentro se gestó durante otra de estas tradiciones, que se realizó apenas se conoció el primer cómputo oficial que dio la ventaja irremontable de Piñera sobre su contrincante, Alejandro Guillier. Entonces, Michelle Bachelet tomó el teléfono de su despacho y llamó a Sebastián Piñera para felicitarlo por el triunfo obtenido. Fue ahí que Piñera le pidió que lo aconseje y ella ofreció una ir a visitarlo cuando él quisiera. Como si fuera espontáneo, pero en realidad está todo calculado, el recién electo le propuso a la mandataria que desayunaran. Ella dijo a las nueve y él aceptó encantado. Todo lo anterior se pudo ver en la televisión abierta, porque TVN, el canal estatal, se encarga de transmitir desde la oficina del presidente.

Media hora antes de esa comunicación tuvo lugar otra tradición. Alejandro Guillier, quien ya sabía que el resultado era irremontable, reconoció públicamente la derrota, luego de llamar por teléfono a Piñera para felicitarlo. Eso ocurrió en el Hotel San Francisco, el centro de operaciones del comando oficialista. A pocas cuadras de ahí, en el Hotel Crowne Plaza, donde funcionaba la central del Piñera, se produjo después de las 21 horas de anoche otro de los hitos republicanos más esperados de una elección: la visita del perdedor al comando del vencedor. En ese momento se suele hacer un llamado a trabajar por el futuro de país y ayer no fue la excepción, aunque Guillier se declaró desde ahora como un opositor constructivo.

En la mañana de ayer también se dieron otras tradiciones, que son más mediáticas que republicanas, pero que están instaladas en el imaginario electoral. Con acuerdo previo, la prensa es invitada a cubrir el desayuno de los candidatos el día de la definición. El de Piñera fue en su casa en San Damián, un sector exclusivo en Santiago oriente, con sus nietos encaramados en la mesa y el pan con palta servido en abundancia. Guillier, en cambio, que vota en la ciudad nortina de Antofagasta, eligió ir a desayunar al departamento de la profesora jefe que tuvo en la enseñanza media. En estos encuentros los postulantes procuran llamar a que se respete el orden cívico durante la jornada, sin llegar a llamar a que voten por alguien, pues la ley electoral lo impide.
Tradiciones no tan formales

Cuando los candidatos van a votar, también hay una tradición que se ha ido insertando en la historia desde que Chile recuperó su democracia: los abanderados realizan un punto de prensa en el cual llaman a la ciudadanía a participar. Esta vez se sumó una dinámica más moderna, tipo carpool karaoke, pero con un equipo de algún canal de televisión realizando una entrevista más relajada y sin la tensión de la campaña. Ya en primera vuelta, varios candidatos aceptaron que los acompañaran durante el trayecto de ida o de vuelta al lugar de votación. No tendrá la solemnidad de un Te Deum, de una Parada Militar o la energía del baile entre el jefe del Estado y el alcalde de Santiago que inaugura Fiestas Patrias en septiembre (todas tradiciones republicanas), pero en adelante puede postular a convertirse como mínimo en un cliché distinto del día de la elección.

Después vendrán otras mecánicas democráticas, como el anuncio del gabinete 2018 en febrero, la ceremonia del cambio de mando en el Congreso el 11 de marzo y el saludo de la pareja presidencial desde un balcón del Palacio de La Moneda.

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