Teología del gran canal

Daniel Ortega reveló que quien lo persuadió de las ventajas del canal interoceánico fue el célebre teólogo brasileño Leonardo Boff.

Ahora quizás resulte que la idea mesiánica del gran canal de Nicaragua tiene un origen teológico. Y no una teología cualquiera, sino la teología de la liberación. Durante una reunión de partidos políticos celebrada en Managua, Ortega reveló que quien lo persuadió de las ventajas del canal interoceánico, cuya construcción y propiedad entregó por medio de un tratado de cien años de duración al empresario chino Huag Ying, fue el célebre teólogo brasileño Leonardo Boff: “La prueba de fuego la pasé con Leonardo Boff…hace dos años andaba aquí Leonardo…yo venía preparado para que me dijera que la construcción del canal era una barbaridad, eso esperaba”. Pero fue todo lo contrario.

Entre los ejemplos de megaproyectos bondadosos que el teólogo puso a Ortega estuvo la represa de Iguazú en el río Paraná, entre Brasil y Paraguay, iniciada para el tiempo de las dictaduras militares en ambos países, una de las siete maravillas del mundo moderno. Oír todo aquello “fue un gran alivio para mí”, comentó Ortega. Un alivio trascendental, pues antes la sola idea del canal le parecía una monstruosidad. En mayo del año 2007 había declarado: “No habrá oro en el mundo que nos haga ceder en esto, porque el Gran Lago es la mayor reserva de agua de Centroamérica y no la vamos a poner en riesgo con un megaproyecto como un canal interoceánico”.

Boff, por su parte, cuenta también aquel encuentro con Ortega, que, por lo que se ve, podrá llegar a definir la suerte de Nicaragua si es que los chinos llevan adelante la construcción de su gran canal: “No tengo secretos. Hace dos años, en una conversación informal en la casa de la excanciller Miguel D’ Escoto, el presidente Ortega dijo que los Estados Unidos están presionando a todos los países y a las empresas para que no hagan inversiones en el país. Y Nicaragua se está ahogando en deudas. La solución definitiva sería construir un canal que le daría al pueblo nicaragüense un mínimo de subsistencia y desarrollo”.

Boff debería saber que no es cierto que Estados Unidos mantenga ningún bloqueo económico ni financiero sobre Nicaragua, y que las relaciones de cooperación económica entre ambos países son normales.

Tampoco en cierto que Nicaragua se esté ahogando en deudas. Ortega se precia de que el país es un excelente pagador de sus créditos públicos y privados, y de la solidez de las reservas monetarias. De acuerdo con el Índice de Libertad Económica en el Mundo, que tiene que ver con la inversión extranjera, Nicaragua ha escalado en los últimos años 75 posiciones, y se coloca en el primer rango de países donde el Estado interfiere menos con regulaciones del mercado. Es decir, un ejemplar gobierno neoliberal.

Y sigue Boff: “Le aconsejé que fuera a visitar la presa más grande del mundo, la de Itaipú en Foz do Iguaçu, pues allí se lleva a cabo una experiencia exitosa de equilibrio entre el hombre y la naturaleza…fue todo lo que dije”.

Pero aún dice algo más: “China es uno de los pocos países que se resiste y se enfrenta a los Estados Unidos. Todas las demás empresas fueron bloqueadas”. Y ya no sabemos si esta última frase es suya propia, o la copia de Ortega. De cualquier modo, también es falso. China y Estados Unidos no están enfrentados alrededor del cacareado gran canal por Nicaragua.

Ni tampoco Estados Unidos ha prevenido a sus empresarios de invertir en este hipotético proyecto, a lo mejor porque la Casa Blanca lo sigue considerando fantasioso. Cuando Wang Ying lo presentó con toda pompa en Managua en el 2013, se hizo rodear de representantes de poderosas empresas norteamericanas cuyos servicios ha contratado, una de ellas los cabilderos McLarty & Associates, dueños de una clientela que incluye a Walmart y la General Electric.

Y Boff debería saber también que entre los expertos al servicio de McLarty figura John Dimitri Negroponte, quien desde su cargo de embajador de Reagan en Honduras dirigió en los años ochenta las operaciones militares de la CIA contra Nicaragua.

Quizás estamos asistiendo al nacimiento de una nueva teología.

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