“Todo mi respaldo al presidente Álvaro Uribe”

Desde que salió de la gobernación de Antioquia, sectores cercanos a la guerrilla y a la ilegalidad no han cesado en su empeño de acabar con la carrera política de Álvaro Uribe Vélez. Se cuentan por decenas los atentados terroristas con los que se ha buscado acabar con su vida.

Pocas semanas antes de las elecciones presidenciales de 2002, una poderosa bomba destrozó el vehículo en el que viajaba en Barranquilla. Milagrosamente, salió ileso de ese atentado en el que 3 personas que caminaban por la calle perdieron la vida.

La campaña de desprestigio contra el presidente Uribe ha sido sistemática. Se le ha pretendido incriminar al vincularlo con estructuras paramilitares. Como es un imposible fáctico lograr un vínculo entre él y esos grupos armados ilegales, sus enemigos se concentraron en su hermano Santiago a quien vilmente lo señalan de haber organizado y auspiciado un escuadrón denominado “los 12 apóstoles”.

El proceso contra Santiago Uribe, injustamente privado de la libertad desde hace dos años, fue estructurado sobre testimonios falaces y pruebas inexistentes.

Como a Uribe no lo pueden derrotar en democracia, pues él es un líder imbatible en las urnas, se ha recurrido a la guerra sucia para acabarlo. Los ataques que vemos ahora no son los primeros y, desafortunadamente, no serán los últimos. En la campaña de 2014, le montaron el cuento del tal hacker Sepúlveda. Esa farsa no impidió que el naciente Centro Democrático ganara la primera vuelta presidencial y que lograra elegir a 20 senadores y 19 representantes a la Cámara.

Cuando el presidente Uribe tomó la decisión de hacer la campaña por el NO en el plebiscito, los ataques arteros arreciaron. Desde la cúpula del gobierno, fue calificado como enemigo de la paz. Santos, aseveró que si Uribe ganaba el plebiscito enarbolando al NO, habría guerra urbana por parte de las Farc. Los grandes medios de comunicación de Colombia, cerraron filas alrededor del SI y fueron pocos los espacios que se le abrieron al NO. A la estrategia de descalificaciones y de amedrentamiento, se le sumaron unas encuestas amañadas que mostraban una aplastante victoria del SÍ. El pueblo, en las urnas, se encargó de dejar en evidencia aquel embuste.

En esta campaña, los ataques han sido feroces. Uno detrás del otro y aún faltan más de 15 días para las elecciones: primero salieron con la infamia de que Uribe había abusado sexualmente de una periodista. La monstruosa mentira, que por supuesto mina la integridad moral del expresidente, no prosperó. Acto seguido, revivieron el mito según el cual, Uribe ordenó descomponer el helicóptero en el que viajaba Pedro Juan Moreno, para propiciar el accidente en el que aquel líder conservador perdió la vida.

Como si se tratara de un pastel de infamias, calumnias y canalladas, la Corte Suprema de Justicia se encargó de poner la cereza que faltaba.

Respaldo al presidente Uribe, confío en él. Me siento infinitamente orgullosa de ser compañera suya en el Congreso de la República y por eso, de la forma más enfática invito a los millones de uribistas en Colombia y el mundo a que cerremos filas en torno a él. La respuesta al montaje que busca hacerle la Corte Suprema, entidad que lo ha señalado infamemente de manipular testigos en contra de Iván Cepeda, debe ser contundente: entre más canalla sea el ataque, mayor el respaldo ciudadano a Uribe en las urnas.

El mundo al revés: Cepeda, que lleva años enteros yendo de cárcel en cárcel buscando falsos testigos contra Álvaro Uribe y su familia, ahora resulta convertido en víctima del expresidente.

Inaudito que haya un sector de la justicia que aún siga utilizando su poder para perseguir al uribismo, sobre todo en tiempos electorales.

Todo mi respaldo, todo mi afecto y lealtad con ese gran patriota que se llama Álvaro Uribe Vélez.

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