Tras las rejas, ¿qué piensa Elba Esther?

El pasado jueves se cumplieron 25 años de que Elba Esther Gordillo llegó a la dirigencia del sindicato más poderoso de México, el SNTE. No hubo fiesta ni discursos y menos aplausos. Más aún, nadie en el sector educativo se acordó de “la maestra”; la mujer que era el símbolo del poder.

También se han cumplido 14 meses de que la señora Gordillo vive en la cárcel de Tepepan —sin el poder y los lujos que ostentó dos décadas—, al tiempo que el gobierno de Enrique Peña Nieto se aproxima al mes 17 de vida y se cumplen ocho meses de una ambiciosa reforma educativa que excluyó a “la profesora”.

Sin duda es mucho tiempo; suficiente para que “la maestra” reflexione sobre su pasado, presente y futuro.

Tiempo de sobra para repasar errores, excesos, equívocos y, sobre todo, para entender que en política todo se paga y nada es para siempre. Por eso las preguntas.

Los amigos

¿Qué pensará Elba Esther Gordillo, en su celda de pocos metros, sin los lujos que disfrutó por años y lejos del poder? ¿Se habrá arrepentido de algo de lo que hizo en los últimos 25 años? ¿Qué cosas no volvería a hacer si pudiera regresar el tiempo? ¿Qué amigos, socios, aliados, leales y amores no volvería a aceptar?

¿Qué estará pensando de sus amigos; de esa tropa interminable de vividores y aduladores que integraban su corte y que no ahorraban elogios para ganar favores? ¿Cuántos de esos amigos y leales la visitan, le han escrito, han esbozado un responso por su muerte política o derramado una lágrima por su suerte? ¿Cuántos de los amigos y leales de palabra, hoy son amigos y leales en la desgracia política de la lideresa que llegó a ser la mujer más poderosa? ¿Dónde están los ex presidentes a los que cortejó políticamente y con lo que compartió el poder total? ¿Dónde las mujeres a las que aduló hasta el exceso, como la señora Sahagún?

¿Habrá entendido la profesora Gordillo que meses y años antes del golpe político que le asestó el gobierno de Enrique Peña Nieto —y que la llevó a prisión—, ella ya había perdido el piso? ¿Seguirá creyendo que era “la guerrera” que inventó la educación? ¿O será que en un gesto de humildad habrá entendido que su feudo de corrupción y transa arruinó la educación y llevó al fracaso a generaciones completas de mexicanos en los últimos 25 años?

El presidente Peña

¿Qué estará pensando “la profesora” de Enrique Peña Nieto? ¿Pensará que el presidente la traicionó? ¿A poco no es cierto que si colocamos a la señora Gordillo en el lugar del presidente, la lideresa hubiera hecho lo mismo; llevar a prisión a sus adversarios? ¿A poco no es cierto que en su ambición sin límite, “la profesora” destruyó vidas y carreras? ¿O será cierto, como cuenta la leyenda negra, que la señora Gordillo llegó al extremo de ordenar la muerte de profesores adversarios?

¿Qué le pasó a ese animal político por excelencia que era “la profesora” Gordillo; que no supo leer que con la llegada de Peña Nieto al poder presidencial también estaba de vuelta el viejo PRI y el fin de su reinado? ¿Por qué la habilidosa profesora no alcanzó a leer las señales de los nuevos tiempos? ¿La cegó el poder absoluto? ¿Creyó que el poder del SNTE era infinito y que ella era la fuente de ese poder?

¿Ya habrá entendido que “quien a hierro mata, a hierro muere”? ¿Habrá recordado la señora Gordillo que llegó al poder gracias a la traición a su jefe y amigo personal, Carlos Jonguitud? ¿“La profesora” será capaz de explicar el impacto embriagador del poder absoluto —como el poder que atesoró—, y la caída a lo más hondo; la cárcel? ¿Lo habrá entendido?

El dinero

¿De qué le sirve hoy a la señora Gordillo su fortuna? ¿Para qué le sirven los miles de millones de pesos que dicen que posee en cuentas bancarias en el extranjero, si no puede caminar libremente por las calles? ¿De qué tamaño es su fortuna? ¿Realmente robó al sindicato de maestros? ¿Se arrepiente de haber atesorado esa fortuna, cuando miles de maestros viven en la miseria; cuando miles de escuelas no tienen ni agua; cuando millones de niños son “educados” en condiciones infrahumanas?

¿Habrá llorado la profesora cuando llegó a prisión? ¿Cómo está su estado de ánimo? ¿Cuáles son hoy las razones por las que llora? ¿Habrá algo en la prisión que le arranque una sonrisa? ¿Su corazón guarda odio? ¿A quién odia? ¿Por qué el odio? ¿Tiene lugar su corazón para el amor? ¿Qué pensará de que, según las encuestas, la señora Gordillo es vista como la mujer más repudiada? ¿Habrá entendido que hasta el poder más grande tiene límites?

Pobreza y riqueza

¿Recordará —cuando hay algo que celebrar en la prisión—, las fastuosas fiestas que organizaba a “sus amigos”? ¿Tendrá en la memoria aquellas mesas rebosantes de platillos magníficos, que alimentarían a 200 personas y que preparaba para una cena de ocho o diez invitados? ¿Qué pensará hoy del hambre de millones de mexicanos, de los niños desnutridos que acuden a la escuela sin desayunar, cuando en su casa “la profesora” tiraba la comida que servía de ornamento? ¿Habrá recordado el hambre de sus tiempos de pobreza?

Cuando se viste por la mañana, en la cárcel, “la profesora” ¿se acordará de los días completos que pasaba en tiendas de marca, que cerraban para que la poderosa lideresa pudiera gastar millones de pesos en bolsas, vestidos y accesorios? ¿Para qué le servirá en la cárcel toda esa ropa, las decenas de bolsas, centenares de zapatos? ¿Entenderá hoy que con una de sus bolsas y un par de sus zapatos alimentarían a una familia por meses? ¿Cuántos pares de zapatos, cuántas bolsas y vestidos tenía en sus casas; colección grosera de sus excesos?

¿Recordará batas, almohadas, colchones lujosos que la cobijaban en su casa en Polanco, en sus casas del extranjero? ¿Habrá noches de frío en la celda de la señora Gordillo? ¿Habrá recordado el frío de la pobreza; el mismo de millones de niños que acuden a las escuelas sin una frazada?

¿Habrá entendido la otrora poderosa lideresa del SNTE la diferencia entre tener poder y no tenerlo; entre tener lujos y no tenerlos; entre tener hambre y frío y disponer del cobijo y el alimento que da la riqueza? ¿Habrá encontrado “la profesora” el antídoto contra el elogio sin límite? ¿Cómo está su salud? ¿Encontró la paz interna? ¿Habrá pensado en su futuro? ¿Saldrá con vigor de la prisión? Son muchos meses los que ha tenido “la profesora” para leer. ¿Habrá aprendido a leer? Al tiempo.

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