Tres años de negociaciones en Cuba

Al Quijote del presidente Juan Manuel Santos y sus Sancho Panza en La Habana, les comenzaron mal sus negociaciones desde hace más de tres años, cuando Enrique, el “comunista de estrato siete” hermanito del presidente, viajó a Cuba a convencer a los narcoterroristas de las Farc para que iniciaran negociaciones de paz.

Primer paso en falso. Al iniciar las negociaciones se firmó una “cartica secreta”, en la cual se comprometió Santos a negociar todos los temas que propusieran las Farc. Me refiero a la “cartica” con la que amenazan las Farc a Santos cuando intenta incumplirles en algún tema. “Enrique creyó y sigue creyendo que a las Farc las puede engatusar con caramelos”.

El paso en falso siguiente fue la letal inclusión de los gobiernos dictatoriales de Cuba y Venezuela como mediadores y a los izquierdosos noruegos como garantes. El error más reciente ha sido nombrar al ecuatoriano Rafael Correa, reconocido protector de las Farc, como mediador con el Eln.

El fallo de la Corte de la Haya que le robó a Colombia 75.000 km2 de mar territorial para que Rusia y China puedan abrir un canal interoceánico por Nicaragua, figura entre los mayores fracasos del espectador incompetente Barack Obama, del gobierno insensato de Santos con su partido de la Unidad Nacional y de la clase dirigente colombiana, porque le abrieron el mar Caribe al comunismo ruso-chino-Alba.

Tanto en los Acuerdos ya firmados como en las declaraciones de los negociadores de las Farc, queda muy claro que ellos no marchan tras la paz, sino tras el poder, y para tal efecto hay que destruir el modelo económico y remover las oligarquías actuales, tanto en el Estado como en el sector privado. De unos cuantos millones de víctimas durante 60 años de conflicto, saltaremos con la paz de Santos a 48 millones de colombianos víctimas.

En los temas de la defensa comenzamos mal desde el momento en que rechazamos la participación de los Estados Unidos con sus aviones para controlar los vuelos del narcotráfico por los cielos de Colombia. Esto, con el fin absurdo de lograr que Hugo Chávez le aceptara a Santos su nefasta mediación en La Habana.

Tolerancia con el narcotráfico. La voladura del radar del cerro Santa Ana, en el Tambo, Cauca, ¿por qué no se ha reparado aún? La suspensión de los bombardeos, la erradicación de las fumigaciones con glifosato de los cultivos de coca y el debilitamiento de las Fuerzas Armadas facilitarán la financiación, el cogobierno y el acceso al poder de las Farc. Algunas zonas de reserva campesina ya las cogobiernan de hecho y ya están sembradas con coca.

Otro paso en falso, el azaroso tribunal de justicia y paz que crearon entre Santos y Timochenko en Cuba. Este tribunal estará integrado por jueces elegidos por las Farc para sacar libres a todos los terroristas y encarcelar a los militares y a los ciudadanos que se hayan opuesto a las Farc.

A la par con lo anterior, se observa en la justicia colombiana, liderada por el fiscal, una ineficacia sin precedentes, una mentalidad vindicativa, con visos políticos y con actos de corrupción como los contratos millonarios con los amigos del politizado fiscal.

Los pasos finales en falso, los más controversiales de todos, emergen con la creación de un “congresito” con facultades extraordinarias para que unos pocos parlamentarios “santistas” les aprueben a las Farc, por intermedio del dictador Santos, toda clase de iniciativas. Y con el cese del fuego bilateral antes de firmar la paz y de definir temas clave para el futuro.

La estúpida respuesta de De la Calle y de Sergio Jaramillo a todo esto es que las Farc dicen una cosa en la mesa y otra en los micrófonos, pero que todo va muy bien, que estamos a las puertas de firmar la paz. Con los caramelos envenenados de la verdad, la reparación económica de las víctimas, la suspensión de los reclutamientos de menores y la búsqueda de los desaparecidos, entretienen las Farc a nuestro Quijote, a sus Sancho Panza y a los ingenuos colombianos.

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