Un juego peligroso

La mejor manera de que en la Fiscalía todo vaya a peor, es mantener la interinidad.

Hablar de crisis en la justicia colombiana suena repetitivo y poco original. Pero, igual, es muy grave. Por eso, algunos columnistas habíamos registrado como positivos los pasos dados por la Corte Suprema de Justicia, que, en unos pocos días del primer trimestre, llenó siete vacantes, completó así los 23 cupos de magistrados que suman las salas del alto tribunal y envió un mensaje de cierre de las disputas internas que paralizaban a la Corte, y de compromiso con una nueva etapa.

Pero el aplazamiento por 15 días de la elección de fiscal general, debido a que, tras dos rondas de votación en la sala plena de la Suprema este jueves, ningún candidato de la terna presentada por el Presidente de la República obtuvo la mayoría calificada de 16 votos, es una señal de retroceso. En especial porque unos pocos magistrados parecen haber jugado a la indefinición, al repetir cuatro votos en blanco en la votación inicial de ambas rondas.

¿Acaso ninguno de los ternados les gusta? Se trata de una postura válida, y votar en blanco es un derecho. Pero en ese caso, como los magistrados no son ciudadanos comunes y corrientes, están obligados a plantearlo de frente a sus colegas de la sala plena, y a proponerles la devolución de la terna al Presidente a ver si esa opción consigue el voto mayoritario de la plenaria. Si no, su responsabilidad es escoger entre los tres propuestos y acabar así con la interinidad en la Fiscalía, una entidad que atraviesa una profunda crisis de gestión, eficiencia y credibilidad, agravada por el cúmulo de errores de la administración que ya cumplió su periodo.

La mejor manera de que en la Fiscalía –y por ende, en la justicia penal– todo vaya a peor es mantener esa interinidad. Por eso resulta inexplicable que haya al menos un ministro del gabinete –el del Interior, Juan Fernando Cristo– señalado por varias fuentes de la propia Corte como la persona que, en unión de las directivas de su partido, el Liberal, estaría jugando a mantener esos votos en blanco.

Cristo y los liberales quieren al exministro de Justicia Yesid Reyes como nuevo fiscal. Y están en su derecho. Lo que resultaría inaceptable es que, al ver que no consigue los votos –en la primera votación quedó de último–, acudan al peligroso expediente de paralizar la decisión y notifiquen así que si su candidato no puede ganar, prefieren que no gane ninguno. Y que, de ese modo, siga la nefasta interinidad en la Fiscalía, para tragedia de miles de colombianos que no encuentran respuesta allí a las denuncias que presentan a diario sobre toda clase de delitos comunes.

El grueso de los magistrados se ha tomado en serio la tarea de elegir fiscal. Pero como hace falta una mayoría calificada de 16 sobre 23, basta con que unos pocos se atrincheren en el voto en blanco para que el proceso se paralice. Y eso es lo que pasó el jueves. Con su actitud, esa minoría le hace daño a la Corte y, de paso, a todo el aparato judicial. Ojalá esas maniobras cesen en la votación dentro de dos semanas.

* * * *

Escandaloso. En el 2015, ‘El Heraldo’ de Barranquilla publicó, con base en un comunicado de la Fiscalía, que esa entidad investigaba a dos magistrados del Tribunal del Atlántico por el manejo sospechoso de una tutela. Los implicados tuvieron ocasión de defender su actuación en el mismo diario, y de manera amplia. Aun así, instauraron una tutela que, como es obvio, pues venía de dos magistrados, los jueces se apresuraron a conceder para luego iniciar un incidente de desacato por causa del cual el director del diario, Marco Schwartz, está a punto de irse a la cárcel. El periódico cumplió a rajatabla con las normas periodísticas. Si el desacato procede y el director es detenido, será un escandaloso episodio, otro más de la aterradora crisis de la justicia.

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