Un leviatán llamado Corte Suprema

Era cuestión de tiempo, una agonía de tres años, que se consumo al final. El chivo expiatorio fue sacrificado en la pira del palacio de la “justicia”, su sangre, excrementos y vísceras, devoradas por los buitres que a las puertas esperaban ansiosos, gozosos de júbilo, al salir de sus cavernas para engullirlo. No demoraron los carroñeros, Iván Cepeda, Claudia López, y Gustavo Petro, festinar lo que el leviatán hizo contra un joven profesional brillante, docto en economía, honesto, decente y honorable, de familia antioqueña que detestan, hijo de cirujano prestante de Medellín.

Prestó servicio militar como bachiller, estudios de economía en la U-de los Andes, becado para doctorado en una universidad de California. A su regreso, reclutado por Álvaro Uribe, para el ministerio de agricultura, donde diseño un programa de ayuda al campo para estimular al pequeño, mediano y gran agricultor, para mejorar la producción y productividad agrícola, prepararlos para los TLC en camino, firmados por el gobierno de Uribe.

Agro Ingreso Seguro, es el nombre del programa del cual se siente orgulloso, novedad en auxilios, que sirvió a 316.000 familias campesinas, equivalente al 95.5%, reactivando l millón de hectáreas. Lo del escándalo comprometió el 3.5%. Un convenio suscrito con una entidad especializada, dependiente de la OEA, a la que Colombia pertenece desde 1948, el IICA, es calificado por la CSJ, como delito penal que merece prisión de 17 años, 5 meses y 8 días. El convenio suscrito por Arias con el ICA, venía desde 1964 cuando llegó al país, por los ministros que lo precedieron, incluyendo a Juan Camilo Restrepo, Ministro de Santos. Para ellos: “por qué no fue delito al suscribir el convenio sin el lleno de los requisitos exigidos para licitación pública de la ley 80? La procuraduría su juez natural, lo había sancionado con destitución e inhabilidad de 16 años por ser falla administrativa. ¿Por qué para Arias una falla administrativa, se convierte en delito penal?

No soy abogado, pero, enviar a prisión a un servidor público por no robarle al Estado, no pasa de ser un  exabrupto jurídico,  propio de la inseguridad jurídica que se vive. Peculado por apropiación contra terceros, es el otro delito contra Arias. Familias tramposas del Magdalena, que fraccionaron sus predios para acceder a doble auxilio de AIS, incluyendo una ex reina de belleza vinculada sentimentalmente con ellos, metiéndole un gol al programa, responsables del fraude de $26.400 millones, devueltos en negociando con la fiscalía, hoy, gozan de libertad.

Suponer que Arias, conocía de la trampa de las familias costeñas, y no hizo nada para evitarlo por ser sus testaferros, es una suspicacia perversa, para justificar la condena, con tufillo vengativo, y odio político, al objetivo principal: Álvaro Uribe, que al no lograrlo, hacerlo con Arias su discípulo amado. Toda esta parafernalia jurídica, no pasa de ser una bellaquería, una retaliación ominosa, que afrenta a la justicia en Colombia. Andrés Felipe Arias, que sepa el mundo, no se robó un solo peso, lo dijo la misma CSJ. ¿Entonces por qué calificar un error administrativo como un delito penal?

Su gran pecado, atreverse a pensar, atreverse a soñar a sus 35 años, ser Presidente de Colombia, para prolongar el buen gobierno de su mentor político, Álvaro Uribe. Fue la entonces Fiscal Vivan Morales, quien denunció penalmente al ex ministro Arias, presionada por una horda de periodistas enemigo, pertenecientes y reunidos en la comuna antiuribista, de la revista Semana, y la antigua Cambio. Creyó ingenuamente como hombre de bien, en un juicio apegado a la ley de parte de la CSJ, pero no, su credulidad lo llevó a caer en un  campo minado judicial.

Y los coyotes mediáticos, felices porque el leviatán les cumplió. Con saña, intrigas, manipulación y odios políticos, llevan a prisión a un inocente, un buen hombre, uno más de los miles que injustamente llenan los panópticos. El se entregará como buen demócrata, y respetuoso de la ley. No olvidar que el cadalso a donde llevan a este mártir de la democracia, servirá de jaula para el leviatán, que regresará para devorarse a sus lacayos, al ser insaciable. El Dios del justo hará justicia, porque le dio vida al leviatán, y será él, quien lo maté para evitar se devore la sociedad.

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