Un mano a mano de película

Siguiendo con el tema taurino, buena es una glosita sobre el mano a mano electoral que se nos viene encima, por el rifirrafe entre dos toreros de cartel como Álvaro Uribe “El Ubérrimo” y Juan Manuel Santos “El Fullero”. Como para alquilar barrera de sombra será el duelo entre estos diestros. Este tendrá como escenario la plaza Colombia, gracias al engreído alcalde Gustavo Petro, hoy ad portas del ostracismo, que cerró el coso bogotano. Manes del matador Ordóñez.

El Ubérrimo hace el paseíllo, en medio de una alambrada de garantías hostiles, vestido de azul purísima y oro, mientras El fullero, ladino y tartajoso, desfila ataviado de dale rojo y plata. El Ubérrimo, que también aprendió el rejoneo en sus jacas de paso castellano, se toma muy orondo el tinto a horcajadas, mientras El Fullero rolo, en el exclusivo “Gun Club” esconde los ases en sus mangas, en forma cínica. Ambos han ocupado las habitaciones del palacio de la Carrera y ahora se enfrentan en la arena política para que el respetable público colombiano decida en las faenas de marzo y mayo de los corrientes.

Mientras al Fullero, su cuadrilla adormila la opinión con mermelada y con feria de sobres que someten la gran prensa y la televisión para que ensalcen sus pírricas acciones y oculten sus improvisaciones, El Ubérrimo salta a la arena impávido a cuestionar las dolamas del régimen vergonzoso que ahora ahorca al pobre José Dolores y cita a porta gayola a la fiera del respetable, con mano firme y corazón grande.

En los subalternos del Ubérrimo hay novilleros excelsos como Paloma Valencia, el valeroso almirante Bacci, el maletilla Juan Hurtado, el picador José Obdulio y el sobresaliente de espada Oscar Iván Zuluaga, “el niño de Pensilvania”.

El Ubérrimo Uribe torea de frente por derechazos en redondo y por estatuarios antológicos. Y es un experto en la hora de la verdad, sobre todo con el lance, al volapié, de la Seguridad Democrática que se lleva todas las palmas nacionales. En cambio, El Fullero, es un torero desvaído, desangelado, esmirriado y disártrico. Hizo varias espantadas ante los toros “Paro Cafetero” y “Paro Agrario”. Su estilo es burdo y prosaico y sueña con los lauros de la reelección presidencial y con la pitanza del Nobel de la Paz con impunidad, para llenar sus espuertas, ahítas de mermelada, ganada a punta de traiciones, componendas y truculencias.

En las calendas de marzo El Ubérrimo pegará duro en los comicios y pondrá una pica en Flandes para el Senado de la República. Y en los idus de mayo, que ojalá sean fatídicos para El Fullero, el pueblo castigará el desgobierno delirante que busca venezolanizar a la patria colombiana. Creo que este Fullero mayor se ganará banderillas negras y saldrá del coso de Nariño por la puerta trasera, en medio de los pitos y el abucheo por su faena desastrosa.

Quiera el Dios de Colombia, el Usía Mayor, premiar al Ubérrimo con orejas, rabo y patas y con salida a hombros por la puerta grande en medio de banderas azules y tricolores y orlado con el poncho y el sombrero aguadeño. Y olé!

Post scriptum: A posterioridad les contaré los detalles del zafarrancho azul de Prusia que lucha por estar también en la arena con un torero fino que se lleve los máximos trofeos y que confirme que somos “LA FUERZA QUE DECIDE”. Au!

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