Un país sin justicia

Más de 40 días en paro lleva la justicia colombiana y, aparte de quienes deben acudir a presentar tutelas en contra de sus EPS para que les suministren sus tratamientos o medicamentos, parecería que a nadie más le importa.

Son tantos los problemas del país y el exceso de noticias, que los colombianos no hemos realmente sentido la necesidad de que los jueces hagan su trabajo.

Esto, por supuesto, resulta preocupante porque entre menos justicia haya, habrá más personas que decidan ejercer justicia por mano propia. La prueba cotidiana es la intolerancia a la que hemos llegado, tal como lo mostrara el periodista Juan Diego Alvira de Caracol Noticias en una serie de crónicas que lo dejan a uno alarmado y preocupado.

Pero claro, como no hay justicia, los ciudadanos han preferido acudir a sus propios métodos para hacer valer sus derechos o, al menos, lo que cada uno cree que son sus derechos. Las imágenes que vemos a diario no dejan la menor duda de que el sistema judicial colapsó y que hemos vuelto a las épocas de la barbarie y la aplicación inmediata de la venganza para solucionar nuestros conflictos. Eso por supuesto no parece importarles al Gobierno y a las máximas autoridades de los órganos jurisdiccionales y de control. Por eso vemos a algunos magistrados de las altas cortes haciendo lo que se les viene en gana, mientras el fiscal y el procurador están dedicados al tema de la paz y a la aplicación o no de la justicia transicional y la manera o no de lograr que los criminales de las Farc paguen cárcel por los delitos políticos relacionados con sus actividades ilegales.

Pero el tema que quiero tratar es el del desastre en el que anda la justicia colombiana. Y un país sin justicia no tiene manera de salir adelante por más que sus gobernantes quieran o hagan anuncios como el que hizo la semana pasada el “flamante” ministro de la Presidencia, Néstor Humberto Martínez, quien sostuvo sin ruborizarse que para 2015 habrá un billón de pesos para los jueces.

Qué cantidad de bobadas alcanzan a decir los funcionarios públicos, pues Martínez, abogado reconocido y prestigioso, ya hace anuncios que sabe que no se van a cumplir. Además, ¿por qué se mete en asuntos que le competen al ministro de Justicia, Dr. Yesid Reyes?

Pocas esperanzas le quedan a una sociedad que en vez de avanzar en la solución pacífica de sus conflictos, decidió volver a las épocas de bárbaras naciones para solucionar sus controversias a puños, a puñal, a bala.

Aprendí en la facultad de derecho que la humanidad encontró que las leyes son la mejor manera de poner en orden las cosas y de solucionar los conflictos. Pero hoy debo aceptar que mucho va de lo que nos enseñaron en la escuela de abogados, a la realidad en la que debemos movernos. No en vano muchos colombianos, miles o millones tal vez, están convencidos de que lo efectivo es hacer justicia por mano propia. Entre tanto, aumenta la violencia en todas sus formas. Un país sin justicia no es un país viable.

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