UN PAÍS SIN REMEDIOS

Increíble, pero en Colombia pasa de todo y no pasa nada. Grandes problemas que requieren solución urgente permanecen en el limbo.

Para peor, son situaciones que perjudican a casi todos los colombianos pero cuya solución no parece importar.

Solo en los hospitales locales la deuda del Gobierno y las EPS sobrepasa el billón de pesos y crece día a día con la única explicación del Minsalud de que no hay dinero. Todos conocemos lo que sucede con el sector, pero Gobierno y Congreso andan en otro paseo mientras los colombianos mueren en camillas sin atención o mendigan un procedimiento médico urgente.

El déficit de las universidades públicas en 2013 era de11,5 billones de pesos. Hoy es más. El Minhacienda, como Papá Noel, se paseó por las universidades entregándoles dinero recaudado con el Cree, 219.000 millones en la primera entrega, muchísimo menor al déficit creciente.

La anunciada, frustrada y necesaria reforma a la educación superior quedó en nada. No interesa tema tan fundamental.

Hace más de un año el Instituto von Humboldt entregó la nueva cartografía de páramos colombianos, riqueza que cada vez adquiere mayor valor en un mundo con serias dificultades ambientales y hasta ahora el Minambiente no ha reglamentado ni el que en su momento era la punta del iceberg, el de Santurbán.

Mientras, la destrucción de estos ecosistemas, grandes fábricas de agua, prosigue galopante.

Hace años se habla con insistencia de la necesidad de una reforma pensional, pues es una bomba de tiempo para el presupuesto nacional: en 2015 se deben destinar 34 billones de pesos para cubrirlas, la mayor tajada de toda la torta y cada vez será más.

Todos estos temas son vitales y afectan a todo el país. No se atacan con celeridad porque hay preocupaciones políticas que interesan más a los congresistas, pues con ellas pueden obtener mayor provecho personal y partidista y se protegen jurídica y constitucionalmente.

Lo único que se presenta cada año y sale son los nuevos impuestos, reformas tributarias parciales para asegurar nuevos recursos mientras la solicitada reforma estructural nunca se plantea.

Y a la vez que este aletargamiento se entroniza, los Ministerios toman medidas de fondo, estructurales, sin mayores consultas, medidas que afectan amplias zonas del territorio, como la explotación de combustibles con el fracking y las licencias express para complacer a los constructores.

Se perdió el sentido del servicio a las mayorías.

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