Un partido nuevo

Escribe León Valencia que se acerca la debacle del Centro Democrático; y voces de varios sectores aventuran que el naciente partido se acerca a su desaparición en las elecciones locales. Nada más errado. Están interpretando el asunto desde una perspectiva que no se compadece con la realidad.

La conclusión resulta de interpretar las elecciones locales como unas elecciones primarias que apalancarán las candidaturas presidenciales del 2018. Dicen entonces, que las victorias locales que alcance el Centro Democrático no será suficientes para hacer viable su candidato presidencial. La interpretación desconoce el hecho de que Óscar Iván Zuluaga no sólo fue candidato, sino que ganó la primera vuelta y fue derrotado por la estructura gubernamental por un estrecho 1%. Esos mismos que celebran con estruendo el éxito de candidatos de 2 millones de votos, menosprecian los 6.9 millones de votos de Zuluaga.

Los votos del Centro Democrático, a diferencia de los partidos de la Unidad Nacional, no dependen de las estructuras políticas burocráticas. Los votos surgen de la opinión pública que reconocen en Uribe un líder de ejecutorias brillantes, y dirección coherente para el futuro; y en el Centro Democrático un intento por derrotar todo aquello que detestamos de la politiquería tradicional.

Sostiene que los resultados de las elecciones locales no reflejarán el éxito de Centro Democrático en las elecciones parlamentarias y en las presidenciales; y es muy probable que así sea. Las elecciones de autoridades municipales y departamentales exigen que los partidos tengan ya estructuras en todos los municipios. Los pocos más de 365 días que tiene el CD, que surgió del impulso de voluntades ciudadanas, no permite que tengamos un partido organizado completamente. El esfuerzo ha sido grande, serio y por eso meritorio. ¿Qué otro partido desde la oposición y con la animadversión del Gobierno ha hecho tanto? No hay antecedente histórico comparable.
La victoria del Centro Democrático en las elecciones locales -sin importar su dimensión- significará una peligrosa derrota del sistema clientelista. Cada alcalde que tenga el Centro Democrático es uno menos que podrá utilizar la politiquería de las maquinarias; cada Gobernador del CD será uno menos utilizando su poder para someter la voluntad de los electores a través de presiones o gabelas. Los concejales y diputados del CD no serán agentes de los mandatos politiqueros. Cualquier victoria del CD significará necesariamente la pérdida de esos cargos hoy de la Unidad Nacional. Así las cosas, si esa maquinaría politiquera pierde un porcentaje del poder local, será un inmenso triunfo para el CD, pues el escaso 1% con el que nos derrotaron en las presidenciales, desaparece.

Mi interpretación es que el estrecho margen con el que la Unidad Nacional nos derrotó, es la única meta que debe tener en mente el Centro Democrático. Con que ganemos el 2% del poder local, la suerte de la Unidad Nacional está dispuesta. Eso sin contar que ya las arcas del erario están vacías, y entonces la dulce mermelada ya no llegará. Este es un partido nuevo, como nuevos son los retos que representa para la tradicional politiquería.

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