Un referendo

La gente está decidiendo si las concesiones hechas a las Farc valen la pena.

El proceso con las Farc se ha convertido en el tema central de las elecciones, a tal punto que los resultados van a ser un referendo. Pero no necesariamente un referendo sobre la continuidad del proceso. Es más acerca de los términos de la negociación.

La gente está decidiendo si las concesiones hechas a las Farc, aun sin conocerlas con exactitud, valen la pena con tal de tenerlas fuera del conflicto. Es acerca de si la participación en política, la negativa a pagar un solo día de cárcel y un desconocimiento de sus víctimas serán costos que deberán asumirse a cambio de la paz con las guerrillas. La suerte de Santos y de Zuluaga está atada al juicio de los electores sobre estos temas.

Por esta razón, la primera vuelta fue un mensaje contundente para las Farc. No solo fue que perdió Santos, el candidato que representaba las concesiones a la guerrilla, sino también la forma como ocurrió la derrota. A lo largo de su historia, las Farc han desdeñado a la opinión pública, porque, según su criterio, obedece a una manipulación de las élites económicas. Mucho de razón tienen: en toda sociedad, quienes concentran el poder y la riqueza utilizan estos medios para construir un discurso que legitime su posición superior en el orden social.

La diferencia es que esta vez casi todos los medios estuvieron a disposición de la campaña de Santos. Es decir, el discurso de las élites económicas, que tanto criticaban las Farc, estaba a favor de las concesiones del actual proceso, pero, con todo y eso, la respuesta de la gente fue negativa.

No hay excusas para que las Farc sigan sin comprender que el rechazo generalizado es un asunto que rebasa el control mediático de las élites. Es la negativa de la gente a vivir bajo algún régimen comunista del siglo XXI, es el resentimiento de centenares de miles de víctimas, la mayor parte campesinos pobres, lo que puede llevar a un rechazo de los términos del proceso y de paso a una derrota de Santos.

Cualquiera sea el resultado en la segunda vuelta, las Farc deberán replantear sus exigencias. Si gana Santos, es hora de que firmen sin vacilaciones unos acuerdos generosos para su situación actual, a los que bastante largas les han dado. Si gana Zuluaga, estarán obligadas a ceder en sus aspiraciones. No puede ser que toda la culpa de una ruptura recaiga sobre quien ganó las elecciones precisamente para apretar las condiciones de negociación.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar