Una paz cada vez más lejana

Opiniones autorizadas estiman que, después de 23 años de fracasos de casi todos nuestros presidentes en sus intentos de negociar con las Farc, ‘como nunca antes’ había estado tan lejos una paz verdadera y permanente como ahora.

Prueba de esto: La continuación solapada del narcotráfico ya firmada en La Habana por medio de las zonas de reserva campesina; la insistencia para declarar el narcotráfico como conexo con los delitos políticos para facilitar la impunidad total y la participación en política de los cabecillas; y el debilitamiento de nuestras Fuerzas Armadas, mientras las Farc expande sus zonas de reserva campesina.

La operación militar que lleva a cabo la Infantería de Marina con el fin de asegurar una parte de la costa enemiga o alguna zona de un país, desde la cual se pretenda apoyar posteriores operaciones terrestres, se designa como ‘cabeza de playa’ La costa de Normandía fue la cabeza de playa de los Aliados para invadir a Europa en la Segunda Guerra Mundial con el fin de derrotar a Adolfo Hitler.

Para no pocos colombianos, las zonas de reserva campesina ya comienzan a ser una cabeza de playa para facilitarles a las Farc la toma del país. En la azarosa intervención de los señores Humberto De la Calle y Sergio Jaramillo por la televisión, para afirmar que eran falsas todas las objeciones del Centro Democrático sobre los borradores de acuerdos con las Farc en La Habana, insistieron estos ingenuos plenipotenciarios en que estas zonas se crearon en la Ley 60 de 1994 y que, además, se han aprobado en otros fallos de la Corte Constitucional. Insistieron ellos dos en que los borradores de La Habana se ajustarán a las leyes vigentes.

El señor Jaramillo dijo en forma clara que los cultivos de coca en dichas zonas continuarán, que se erradicarán en forma voluntaria y consensuada con los campesinos. Que tales cultivos no se fumigarán ni se erradicarán manualmente, sino cuando tras un tiempo no definido en los acuerdos, no emprendan sus propietarios la sustitución voluntaria.

Hace ya algunos días, visitó el prestigioso comentarista Plinio Apuleyo Mendoza la zona de reserva del Catatumbo y en una nutrida reunión con los campesinos, escuchó al jefe de estos afirmar que el Gobierno ya les concedió autonomía y les autorizó las plantaciones de coca. Los laboratorios están en Venezuela a cargo de la Guardia Venezolana.

Raúl E. Tamayo G. afirmó en su columna habitual que la Brigada XVII del Ejército trató de realizar una ‘jornada de salud’ en San José de Apartadó y entre la Comunidad y la Fundación Multieclesial del sacerdote Javier Giraldo, no les permitieron el ingreso. Por las redes sociales circuló una directiva del Secretariado de las Farc, ordenando incitar a las poblaciones campesinas a solicitar la creación de dichas zonas.

La irresponsabilidad de De la Calle y Jaramillo se confirma cuando justifican que a las zonas de reserva les pueden asignar un número de curules para la Cámara de Representantes aún NO cuantificado en los borradores. Este absurdo se realizará en unas elecciones para las cuales NO presenten candidatos por dichas zonas los partidos tradicionales con el propósito de elegir única y exclusivamente a los candidatos de las Farc. Conclusión: dichas zonas las están aprovechando ya como cabeza de playa para la financiación, la movilización, el adoctrinamiento, el contrabando y los votos de la guerrilla, ¿para acercarnos a la paz de las Farc?

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