Una visita complicada

Tengo que confesar que cada día que pasa se me va enredando más el ovillo, al punto que no sé si estoy viviendo en este mundo o si ya me chalé del todo. Cada minuto cambian tanto los hechos, que me dejan atónito y con ganas de irme a vivir al polo, cualquiera que sea, para salirme del galimatías en que nos tiene metidos este gobierno, dizque dirigido por Juanma, pues esto se está volviendo indescifrable.

Como el mundo gira y gira, y siempre vuelve al mismo punto, ya había pronosticado que con el sucesor del tiranuelo Chávez nos iba a ir peor que con su difunto jefe. Y es exactamente lo que está pasando.

La visita que hicieron la semana pasada los expresidentes Pastrana y Piñera a Caracas para entrevistarse con los jefes de la oposición venezolana, encabezados por Leopoldo López, detenido injustamente como preso político, y a pesar de que no tenía impedimento legal para recibir visitas, llegó la orden impidiéndoles la entrada al sitio de reclusión a los dos exmandatarios.

Pero, lo más ofensivo y grosero fueron las declaraciones de Maduro, llamando mafioso y metido a Pastrana, quien tuvo el valor, que se le reconoce, de irse a meter a la boca del lobo. El resumen de este triste capítulo es que parece que por fin algunos países se están comenzando a dar por enterados que algo muy raro está pasando en el país bolivariano, y puede ser que no sigan mirando los toros desde la barrera y comiencen a hacer algo, pues la situación es muy difícil y si cae del todo al abismo, porque ya por la mitad, nos van a suceder cosas muy desagradables a todos los vecinos y entonces será muy tarde para detener la tragedia.

Por fin, después de la presión de la opinión pública de Colombia, hubo una declaración de Santos rechazando las ofensas oficiales contra un expresidente, lo que volvió a enfurecer a Maduro, quien reviró con una serie de epítetos que no le quedan bien ni a un habitante de la calle. Solo le faltó volvernos a amenazar, como lo hizo el Bolívar criollo, con poner en la frontera diez batallones, esta vez por pedir que liberaran a un prisionero que lo único que ha hecho es tratar de evitar la hecatombe de su país.

Pero como ahora está tan de moda que algunos presidentes se la pasen de viaje o en reuniones que sirven muy poco, al día siguiente estaban reunidos en Costa Rica, en un embeleco que se llama Celac, y que sirve para lo mismo que sirve el tal Unasur, dirigido por el amigo de los Rodríguez Orejuela, esto es para pagar favores políticos, y de los otros, como si fuera una caja menor de los gobiernos.

No fue sino verse Santos y Maduro para estrecharse las manos con amplia sonrisa, y mucho de hipocresía, olvidando las colas permanentes de los venezolanos para conseguir los mínimos alimentos para no dejar morir de inanición a sus hijos.

Ya veremos qué nos deparan los furtivos amores de estos dos personajes, y quedamos a la expectativa de la próxima andanada del mal educado, para quedarnos de brazos cruzados engullendo todos los sapos que nos quiera hacer tragar.

Claro que si Maduro decide quitarle el respaldo al proceso de paz, el problema que nos viene es tratar de conseguirle algún otro nobel a Juanma, porque sin su bombón no se queda.

Ya comentaremos sobre la nueva idea de nombrar una policía paralela y bien armada formada por los facinerosos para defender los ensangrentados territorios de esta pobre patria.

P.D.: Nunca caigamos en la trampa de pensar que dado que estamos seguros de alguna cosa, entonces estamos seguros de todo lo demás.

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