¿Usted les avisa, señor ministro?

No me gustaría estar en los zapatos del ministro Cárdenas, cuya situación se asemeja a la del torero al que de manera simultánea le toca enfrentar tres toros: el primero es que lo que creyó que le iba a ingresar al fisco, no le va a ingresar; el segundo es que el contribuyente ya no da más; y el tercero es que los que gastan no se han dado cuenta de que ya se está raspando la olla.

En relación con el primer toro, para entender su peligrosidad basta repasar lo que el PNUD advierte que va a pasar cuando el precio del petróleo se ponga a 60 dólares el barril: “De materializarse la caída de los precios del petróleo, la recesión que experimentaría el país sería comparable con la observada finales de los 90. El ingreso per cápita, por ejemplo, caería más de 10% en un lapso de siete años, en comparación con un escenario de estabilidad en el precio del crudo… El impacto sobre las variables sociales es desesperanzador. La caída en el precio del crudo representaría media década de retroceso en la lucha contra la pobreza y el aumento de la clase media, llegando el desempleo nuevamente a dos dígitos. La disminución en el ingreso tributario sería de más del 1% del PIB por año, que equivale a dos reformas tributarias exitosas, poniendo en riesgo los programas que se espera llevar a cabo los próximos cuatro años”.

El segundo toro es igualmente peligroso, porque las posibilidades de incrementar el recaudo cada día son más remotas. Sectores productivos advierten con razón que, cuando el impuesto de renta más el CREE lleguen al 43%, Colombia será el país con una de las mayores cargas tributarias del mundo. El diario El Tiempo señala en un editorial la semana pasada (nov. 28/14): “El efecto combinado eleva las tasas efectivas de tributación a la estratosfera. Así, las sociedades de mayor tamaño acabarán pagando cerca del 46 por ciento de sus utilidades… Como consecuencia, se envía un mensaje nefasto en contra de la posibilidad de atraer nuevas inversiones de todo tipo. Cuando los precios del petróleo han caído en más del 25 por ciento y el país necesita diversificar su base productiva, queda claro que aquí se penaliza el éxito, en lo que casi termina constituyendo una invitación a instalarse en otros países. De esa manera, el Gobierno puede acabar cuadrando sus cuentas, pero lo hará a costa de la actividad privada, que es la que genera empleo y oportunidades de progreso… Por eso, en vez de cargarles la mano a los de siempre, el Ministerio de Hacienda debería asumir el reto de hacer las cosas técnicamente, perseguir a los evasores y no irse por la línea de la menor resistencia”. Las tasas de contribución en Colombia, señor ministro, bordean ser confiscatorias.

Finalmente el tercer toro puede llegar a ser desarmado si con premura el ministro Cárdenas le hace saber al alto gobierno, desde la cabeza hasta los pies, que sencillamente no va a haber recursos para satisfacer la demanda burocrática y clientelista de la coalición gubernamental; que a la mermelada va a tocar ponerle ‘conejo’; que el gasto público no puede seguir creciendo al 14% como lo hizo en 2013 y al 7% en lo que va de este año; y que las fortunas que piden los bandidos para dejar de asesinar, secuestrar y traficar con narcóticos no va a ser posible concedérselas.

¿Usted les avisa, señor ministro? Porque si no les avisa, en tres meses no van a ser tres, sino seis toros los que le va a tocar lidiar.

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