Varios amigos me llamaron la semana pasada para decirme que me cuidara porque algo me podía pasar por las opiniones en mis artículos. Lástima que hayamos llegado a ese punto.

Entonces, para evitar problemas, escribiré un cuento basado en el de Caperucita Roja, con variaciones:

La abuela de Caperucita Pueblo (apellido cambiado) administraba una finca grandísima, con riquezas en aguas, rica en tierras cultivables, petróleo, carbón, esmeraldas, oro, platino y muchas cosas más. Tenía un problema grande en su finca, había unas alimañas peligrosísimas que acababan con todo. Había que eliminarlas y para ello nombró a un lobo con piel rara, parecía de oveja.

El lobo camuflado recibía órdenes de la abuela para proceder contra las alimañas, él las cumplía, parece que a regañadientes, pero cuando lograba un triunfo aparecía en primera fila para reclamar la victoria. Con las órdenes de la abuela se lograron disminuir las alimañas, se podía andar por los caminos de la finca, se podía producir, explotar las minas, sacar la producción de la finca.

Cuando la abuela tenía que dejar la administración, señaló a quien debía sustituirla, el lobo, y Caperucita Pueblo lo llevó a la administración.

Llegó el lobo al cargo, inmediatamente se unió con los administradores de las fincas vecinas que protegían las alimañas, las cuidaban y las defendían. El lobo se quitó su piel de camuflaje, mostró sus fauces y así empezó el fracaso de la finca.

Caperucita Pueblo se dio cuenta de la traición y del engaño, buscó otros para reemplazarlo, uno de los posibles reemplazos está encarcelado, el otro se fue para otra finca lejana y el último está pendiente de ser encerrado según los deseos del lobo. Este llegó otra vez a la administración de la finca con los recursos de la misma, con mermelada fabricada con los frutos que se producen en tierras tan buenas, con el apoyo de los finqueros vecinos.

Ahora se reúne con los líderes de las alimañas que tanto daño han hecho en la finca. Manda a sus trabajadores y amigos a una finca que es una isla lejana manejada por dos hermanos muy amigos y antiguos criadores y alimentadores de las alimañas.

La idea es darles, a los aparentes antiguos enemigos del lobo, todo lo que pidan: compartir la administración de la finca, que los daños que hicieron las alimañas se arreglen con los recursos de la finca, que quienes con empeño y sacrificio las combatieron queden en igualdad de condiciones en el manejo de la seguridad de la finca. En el futuro seguramente la manejarán de acuerdo con las enseñanzas de los administradores vecinos y los antiguos patrocinadores isleños.

No hemos llegado al final del cuento, estamos apenas empezando. No sabemos qué pasará con la abuela, antigua administradora, que en el cuento original termina en el estómago del lobo. Caperucita Pueblo seguirá por cuatro años sufriendo el engaño y la traición. Espero poder terminar el cuento diciendo: "y vivieron muy felices". No será fácil.

Otra cosa: ¿han visto alguna vez mis lectores a un experto y técnico en computadores e informática, como es el hacker, escribir a mano, con lápiz en un papel? El único que se cree ese cuento es Benedetti.