Venas nunca abiertas

Con 43 años de retraso, Eduardo Galeano reconoció recientemente que cuando escribió su libro 'Las venas abiertas de América Latina', "no tenía la formación necesaria" para hacerlo y que lo escribió sin conocer lo suficiente de economía y política.

Galeano, en ese libro de título inspirador, pero tan vacío de contenidos, sostenía que América Latina era pobre por culpa de la explotación de la que había sido objeto por parte de las potencias coloniales y, por lo tanto, no era la culpable de sus propios padecimientos. Los problemas de América Latina no se debían a la incapacidad de organizarse de nuestros países, no se debían a los frecuentes gobiernos populistas, no se debían a la pésima administración de los innumerables booms de exportaciones que ha vivido la región.

No se debía a que somos incumplidos ni a la corrupción. No. Galeano absolvió de todo a los latinoamericanos y traspasó la culpa a los perversos extranjeros causantes de cada pizca de dolor y sufrimiento en la región. El gran problema es que Galeano escribía bien. Escribía bonito, en una prosa cautivadora, buena para transmitir imágenes. Y eso hizo que mucha gente se creyera lo que escribió. El sólo título del libro demuestra la habilidad del escritor uruguayo en el uso del idioma para apelar más a la emotividad que a la razón. Y muchos se enamoraron de las explicaciones simplonas de Galeano en las que lo central era echarles la culpa de nuestros males a los malvados imperios que se enriquecían viéndonos sufrir. Y eso causó un daño enorme a América Latina donde el libro se convirtió en una especie de Biblia para la izquierda y fue constantemente usada para justificar los problemas de la región y fundamentar un "anti-imperialismo" casi pavloviano.

En una rueda de prensa el 11 de abril en Brasilia, Galeano fue muy crítico con el libro y consigo mismo. Dijo que luego de escribirlo, "a medida que pasaba el tiempo, empecé a probar otras cosas, para acercarme más a la realidad humana en general y en particular a la economía política porque Las venas abiertas trató de ser un libro de economía política, sólo que yo no tenía la formación necesaria". Y con la sabiduría que le dan sus 73 años de edad, dijo algunas verdades contundentes: "Yo no sería capaz de leer este libro de nuevo, caería inconsciente.

Para mí esta prosa de la izquierda tradicional es pesadísima. Mi físico no lo soportaría". Para tener una idea del daño causado por Las venas hay que recordar que era el libro de cabecera de Hugo Chávez, tanto que hasta le regaló un ejemplar a Barack Obama. En la mencionada rueda de prensa le preguntaron a Galeano si Obama entendería el libro, ante lo que el respondió: "Ni Obama ni Chávez" lo entendieron. Es más, de Chávez dijo que "era un santo, un tipo amable, pero que no entendía de esto". Ojalá no haya que esperar otros 43 años para que algunos de nuestra izquierda lo entiendan.

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