Venezuela polarizada

Durante toda la semana estuve muy pendiente de que las cosas en Venezuela mostraran indicios de mejoría, sobre todo porque mis amigos de ese pobre país están más pesimistas, y nos produce enorme depresión pensar en el momento tan agobiante que están viviendo sin que tengan una luz de esperanza y el panorama sea cada vez más y más oscuro. Me comentaba uno de estos amigos que la situación es tan dramática que ya no importa si se tiene o no plata para sobrevivir, porque sencillamente no hay casi nada para comprar, y el control del gobierno a todos los medios de abastecimiento ha vuelto crítica al extremo las cosas para los más pobres, ya que, como es de suponer, los acaparadores, en su mayoría fichas políticas, están haciendo su agosto y manejan a su antojo el suministro de todo, especulando con los precios sin que la autoridad se atreva o quiera enfrentarlos, pues sencillamente se han convertido en los cimientos de la dictadura.

Debido a la censura que está aplicando el gobierno con mano de hierro, la información de los medios extranjeros está restringida, así que la misma comunicación interna impide que los venezolanos estén bien informados de lo que está pasando. Por esto me han preguntado si es verdad que el grosero del canciller Jaua había insultado al expresidente Uribe, tratándolo de paramilitar fascista y de asesino, y ante mi confirmación quedaron aterrados y con vergüenza ajena, por la baja educación de su canciller.

Lo que estamos viendo en el país vecino es cada día más oscuro, y la polarización por mitades de su población no permite ni siquiera un acercamiento civilizado, y se agrava a cada momento por las claras violaciones a los derechos humanos que sin el menor rubor vienen promoviendo, no solamente Maduro y su gabinete de ministros, sino la cabeza escondida del régimen, el tiranuelo Diosdado Cabello, quien ha permanecido agazapado, esperando el momento de dar el zarpazo traicionero, cuando con la astucia que siempre lo ha distinguido y contando con el apoyo de los militares se proclamará como el nuevo libertador, que es la obsesión que les dejó de herencia el presidente Chávez a los esbirros que lo acompañaron en su larga dictadura.

Ya lo he comentado varias veces, y es que esta guerra civil va a terminar lamentablemente en un baño de sangre, y eso es lo que tiene aterrorizada a la ciudadanía venezolana. Ojalá estemos equivocados, pero no se ve por ningún lado un punto de concordancia en el panorama de la pobre Venezuela.

¿Y de nosotros qué?

Si bien es cierto, como nadie lo puede negar, que este gobierno de Santos ha tenido cosas buenas, aunque muchas de ellas vienen como arrastre de la administración anterior, la realidad es que hemos vuelto a perder la confianza que teníamos al comienzo de este mandato.

Sin embargo, hay que ser realistas y admitir que mucho de lo bueno que ha hecho Santos se ha opacado injustamente por el desastre que ha sido la administración Petro. En la larga lista de alcaldes de Bogotá, nunca se había visto un personaje con menos facultades para gobernar, ni quien hubiera hecho mas daño a la capital, que este individuo, que entre lo más grave que ha hecho, ha sido no solamente desinstitucionalizar a Bogotá, sino que las consecuencias de esa situación se han reflejado en todo el país. Es por eso que admito que ha estado de malas un presidente que comenzó regular, y que en la mitad del camino se le atravesó semejante palo en la rueda, acabando por desacreditar todo lo que se estaba haciendo.

Pero lo que menos entendemos es la actuación de la justicia, nadie puede entender lo que está pasando con los múltiples fallos a favor y en contra a las denuncias que se le han hecho, adicionados con increíbles demoras sobre temas de la mayor importancia, que han paralizado por dos años a una ciudad de 8 millones de habitantes. ¿Qué pasa, honorables jueces y magistrados? ¿Es que no se han dado cuenta que su desprestigio ya es mucho mayor que el del mismo Congreso?

P.D.: La indignación en la mayoría de los casos se divide así: 10% de moral, 40% de indignación propiamente dicha y 50% de pura envidia.

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