Y la tercera vía

Tiene todo el derecho el presidente Santos de buscar apoyos internacionales que a veces nos son tan precarios. Él sabe hacerlo y Colombia es buen anfitrión y más aún Cartagena, ciudad de la que estamos orgullosos.

El tema de la “tercera vía“ es viejo e importante. Quién sabe a qué genio se le ocurrió y sin investigar mayor cosa debe estar yendo a la oficina de patentes a reclamar la paternidad del título. Quien algo haya estudiado sabe que se debe a una generación de grandes personalidades como Adenauer, Erhard, seguidores de León XIII en su escrito Rerum Novarum, (inspirado y ayudado por Giuseppe Toniolo un laico profesor de economía), de Pio XII –quien claramente la exigió como alternativa para salir de las miserias ocasionadas por la guerra- de De Gasperi y de Giorgio la Pira de cuyo pensar saldrían no solo la idea de la Unión Europea sino la esencia de aquello que se llamaría Estado Social de Derecho, Economía Social de Mercado y Modelo Social de Desarrollo expresiones que se copiaron en la reforma del 91 por bien sonantes, ignorando lo que significaban.

Pero eso está bien. Del grupo de los invitados a Cartagena seguramente saben de esto Cardoso y Suárez; el primero por academia y el segundo por ser un autodidacta infatigable.

Duela a quien le duela el Social Cristianismo es el propietario del término y de su contenido. Es muy simple su síntesis: Justicia Social como resultado de aplicar en todo la primacía del Bien Común.

La tercera vía comienza cuando se garantiza la supervivencia con devoción por la vida y el cuidado de los viejos; por tanto es seguridad, comida, atención de salud, vivienda, educación, capacitación y empleo.

No es como dijo uno de los invitados que afirmó que se trata de procurar que el árbol produzca mucha fruta para que al ser sacudido deje caer suficiente fruta que alimente a muchos. Bonita imagen pero injusta ya que la tercera vía llamaría a sembrar más árboles cuya propiedad muestre el pluralismo en la producción y el mercado. Bien le valdría al inteligente expositor leerse la “parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro”, en donde aquél se cree justo si desde su abundancia deja caer migajas para que agradecido las recoja el pobre que está debajo de la mesa ignorando que lo que exige la justicia es colocar más puestos en la mesa y que los pobres se puedan sentar a comer dignamente de los frutos del desarrollo. Paulo VI en su escrito El Desarrollo de los Pueblos lo exige. También Woytila y ahora Francisco que -desde su generación- revive lo que pensábamos en los años sesentas y setentas y que algunos llamaron idealismo. Por decir esto hay quienes ya calificaron a Francisco de comunista.
Chesterton tenía razón al afirmar que ¡el único sistema que no ha fracasado es el cristianismo porque es el único que no se ha aplicado!

guilloescobar@yahoo.com

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