Y nos tumbaron con Isagén

La venta del paquete accionario que el Gobierno central tenía en Isagén, representado en un 57.61 % de acciones, irá más allá de la enajenación de los 3.032 MW de esa capacidad instalada, representados en las centrales de San Carlos, Jaguas, Calderas, Miel I, Termocentro, Amoyá y Sogamoso, porque se estarían entregando los derechos que tenía Isagén de construir una Central Hidroeléctrica en el río Cauca, la de Cañafisto; una central diseñada para generar 965 MW; un activo estratégico sin duda, que estuvo “a punto de licitarse” y cuyo nuevo propietario, Brookfield Asset Management, actuará como regulador del caudal del Cauca hacia Hidroituango, como ocurre hoy con las aguas del Magdalena en El Quimbo hacia el embalse de Betania.

Es cierto que no se “trastearán” con las centrales que están en Antioquia como San Carlos (la de mayor capacidad con 1.240 MW), Jaguas o Calderas, porque allí se quedarán, pero los caudales del Nare sí se lo llevarán realmente en utilidades hacia el exterior.

Y si para estimar el costo más aproximado tomamos como referente El Quimbo, el proyecto hidroeléctrico más inmediato; una central de 400MW cuyo valor final fue de 1.200 millones de dólares, o sea 3 millones de dólares por MW, entonces el 57.6% de las acciones de Isagén a una tasa de cambio de $3.300/US, valdrían hoy $17.3 billones y no los $6.48 billones, que fue el valor de compra, esto es que compraron a US 1,12 millones el MW.

Se entregaro entonces por un valor inferior al costo de reposición “unas empresas en marcha” que generaban utilidades para los inversionistas y se ferió al único proponente, sin que mediara una subasta pública. Y eso en buen romance se llama detrimento patrimonial.

Y tras la alharaca que se ha armado con “la billonaria suma” para financiar a través de la FDN (la Financiera de Desarrollo Nacional), las tales Autopistas de la Prosperidad, un paquete que valdrá más de $60 billones en que están estimadas. Los $6.48 billones no serán un “músculo financiero” suficiente para hacerlo rendir y multiplicarlo como los panes para financiar la alta demanda de créditos de contratistas y concesionarios a quienes se les adjudicaron las licitaciones, sumado a las otras 20 vías 4G que ya divulgó la ANI, aspira sean incluidas y no creo que “habrá plata para tanta gente”.

Y si a manera de ejercicio aritmético para calcular qué obras de infraestructura vial se podrían construir con los dineros provenientes de “la venta” de Isagén, tomando como referente los costos de las obras de la Conexión Vial Aburrá-Túnel de Oriente, un proyecto que está en marcha; se deduce que con los $6.48 billones apenas se podrían construir los 100 kilómetros de los túneles programados para las “Autopistas de la Prosperidad” más unos 70 kilómetros de vías de montaña en doble calzada, cifra que está bien lejos de hacer realidad los miles de kilómetros que el Gobierno ha prometido ejecutar para “la Primavera Vial del año 2021”.

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