Y seguimos “rajados”

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), club de economías desarrolladas al cual pretende matricularse Colombia, acaba de rajarla en educación. Este país es uno de los que tiene más bajos niveles en rendimiento académico, sobre todo en ciencia y matemáticas. Ya hace algunos días comentábamos el rezago de la universidad colombiana frente a los grandes centros docentes de Latinoamérica y el mundo.

El resultado deplorable del informe aparece días después de haberse conocido un estudio del Foro Económico Mundial relacionado con el desarrollo del talento humano. En este ranquin de capital humano, Colombia queda por debajo de Chile, Uruguay, Argentina, Panamá, Costa Rica, México y Perú.

Respecto al desarrollo del capital humano, Colombia en los últimos diez años “no ha tenido ninguna mejora”. Un capital difícil de incrementar si no se adopta como política de Estado la tecnología, la ciencia, la investigación y se moderniza el sistema educativo. Pareciera que siguiéramos sentenciados a flotar por los espacios de la mediocridad, siempre ocupados por los regímenes faranduleros y superficiales.

Uno de los muchos factores de atraso de América Latina se deriva de sus bajos índices de capital humano. Chile ocupa el puesto 45 y es el mejor en la región. Colombia el 62. Para hacer más gris nuestra condición, “la sola cobertura en educación primaria es inferior a la mayoría de los países de América”, denuncia el informe del Foro Económico Mundial. Y la deserción escolar en secundaria es alta. El acceso a la universidad, difícil. Mala calificación que parece importarle poco al Gobierno, interesado esencialmente en predicar y mostrarle al mundo otra nación irreal y utópica. Las costosas campañas publicitarias para querer hacer del país el más educado, se han quedado en retórica y aspavientos.

Dice también el estudio “The Human Capital Report” del Foro Económico Mundial, al referirse a Colombia, que “el nivel de los docentes, la calidad de los colegios y la infraestructura, son muy bajos respecto a la misma América Latina”. Con razón este y la Ocde nos rajan.

En cuanto al talento humano, nos salva en algo de tan deplorable situación, aquel que no es escaso en las artes escénicas, en la pintura, en la literatura. Podríamos decir que para destacarse, sus protagonistas han tenido que luchar en solitario, contra múltiples infortunios y vicisitudes. Acudir para sobrevivir y destacarse a instrumentos muchas veces rudimentarios. ¿Será hora de que se adopte al fin una política integral e innovadora de Estado para incrementar el nivel, que eleve el talento en todos sus elementos humanos, tecnológicos y universitarios?

Por eso, con tan desencantadores índices en los ránquines de la Ocde y del Foro Económico Mundial –relacionados con la educación y el talento humano– será difícil entrar en los exigentes requerimientos que plantea la competitividad del profesional en un mundo globalizado. Si el Gobierno no hace realidad su lema de hacer de Colombia la más educada –en calidad y cobertura–, seguiremos figurando en todos los escalafones como una de las naciones más mediocres de la región en educación, dejando a la sociedad con ese sabor acre de pesadumbre y frustración .

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