Qué bueno sería una buena izquierda

Está en la esencia de la democracia que el poder se alterne, y se ensayen diferentes fórmulas y maneras de gobernar, es sano y deseable. Pero ojalá en Colombia llegue una izquierda madura, que haya aprendido de los errores del pasado y reconozca los daños inmensos a la sociedad que han ocurrido donde han ejercido el poder algunos mesiánicos líderes que aún creen en el control total del Estado de las actividades económicas. Cuba y Venezuela son dos de los más representativos de modelos de esta izquierda absurda.

En Colombia hemos escuchado algunos líderes de la izquierda realmente valiosos como el senador Robledo o el mismo Navarro Wolf. Con ideas sensatas y valiosas se han hecho respetar del país y aun de quienes disienten de sus ideas.

Pero otra cosa es la izquierda que destila odio, odio en cada palabra, son personas resentidas que algún trauma de su infancia deben arrastrar, tales como Gustavo Petro y Claudia López. En cada trino, en cada frase se nota su odio hacia muchos sectores de la sociedad… los militares, los industriales, los empresarios agricultores, etc., etc. Se arropan en la defensa de los más pobres como si existiese un enemigo que quiere que esa pobreza perdure para su beneficio y creen que destruir el aparato productivo existente es el camino. La lucha de clases es su mayor anhelo así ellos mismos vivan en casas de miles de millones y usen zapatos de millones de pesos. Mírenlos a sus ojos y verán ese odio destructivo.

Por el bien de Colombia y en especial de la juventud, ese camino de la izquierda debe abrir bien los ojos y hacer un autoexamen y escoger uno o varios líderes formados en una izquierda moderna, una izquierda formada en países donde han sido modelo de desarrollo tales como algunos países europeos. No formada en las entrañas del castro-chavismo y actualmente un Madurismo infinitamente destructivo.

Ahora viene Duque, un hombre que apela al Centro y el pacifismo.

Nota: Bien por las manifestaciones del viernes 6 de agosto en contra del asesinato de líderes sociales, mostraron la oposición general a la violencia. “Es justo rechazar lo que está mal pero la vida se llena de hiel cuando nos dedicamos sólo a destacar lo negativo”, G. Gallo.

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