SOBRE EL NEO-ANTISEMITISMO

Estación Chivo Emisario, en la que se persiste en ver en los judíos todos los males de la tierra, en hacerlos culpables de lo que sucede y en convertirlos en la vía para no ver lo que realmente pasa, porque esto de tener un muro en qué pintar los errores que se cometen para achacárselos a otro es un vicio de occidente, especialmente de Europa y de la izquierda y la derecha tardías que, como ya son raíces que no funcionan, crecen mal y torcidas, actualizando viejas calumnias y miedos anacrónicos, antiguos complejos y delirios. Porque los antisemitas, llámense anti-sionistas o contra-israelíes no han dejado sus vetustas banderas para solo ver al judío que los obsesiona. Es como si la película de El judío Suss, producida por el ministerio de propaganda nazi en tiempos de Joseph Goebbels, siguiera operando (carcomiendo), en esas mentes obsesionadas, como lente única para señalar sin reconocer más que el deseo del que señala, como fue lo planeado. Y así se re-cría el odio.

El asunto de Israel es el de un país con sus vecinos y no se puede comparar con lo que hicieron los nazis (de múltiples nacionalidades) que sí llenaron vagones con niños judíos y gitanos con el objetivo de hacer ensayos con ellos y al final matarlos, como estaba estipulado en el plan. Y así, matando niños y mujeres a conciencia (calculando costos de operación y resultados), mientras los hombres separados a la derecha en los campos de exterminio se desmoronaban y desaparecían a consecuencia del trabajo esclavo, los nazis tenían claro el genocidio. Y como ese genocidio se dio y no hay manera de negarlo a pesar de los historiadores revisionistas, la culpa colectiva se trata de lavar haciendo culpables a los judíos de hoy, buscando que se igualen a lo inigualable: la sevicia del exterminio nazi.

Y lo extraño de todo este asunto es que mientras se señala (a veces histéricamente) a los judíos, nadie se queja de la suerte de las comunidades cristianas y de otras creencias que están siendo disminuidas drásticamente en Irak, Siria y en países africanos, en número considerablemente mayor y de manera más brutal que en el enfrentamiento entre Israel y Hamás. Los kurdos no existen, los yadizíes tampoco, los cristianos africanos igual, solo se ve lo que hacen los israelíes (con extensión al odio a los judíos) y apenas sí hay intención de detener al Estado Islámico que, controlado por los yidahistas y con la colaboración de mercenarios occidentales, se amplía creando terror entre iraquíes y sirios, con posibilidades de seguir en otros países. Y eso terrible que pasa no es agenda, pues los antisemitas (o judeófobos) buscan que haya un solo enemigo: el de 2.000 años de mentiras y calumnias.

Acotación: sé que muchos se pondrán furiosos con este artículo, pero ya Orwell decía que la libertad de prensa es decir lo que la gente no quiere oír. Y en el caso de los antisemitas, cuyos oídos solo escuchan lo que los atormenta, que el judío exista, solo eso, no hay forma de hacerlos salir de su triste realidad; el odio acumulado por su historia de frustraciones.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar