La prioridad nacional

Ya arrancó la campaña electoral. Las elecciones del 2014 tendrán  un doble carácter distintivo. Por un lado, son trascendentales para Colombia, pues, en ellas, como varias veces lo hemos aseverado se juega el destino de la democracia colombiana. Pero, por otro lado, paradójicamente, ellas tienen el pronóstico de mostrar la mayor apatía demostrada por el pueblo colombiano en las 3 últimas décadas.

El hecho de que en las elecciones del 2014 se determinará el futuro de la democracia colombiana es ostensible. Los colombianos tendremos la opción de elegir un proyecto afín al Foro de Sao Paulo y su bandera el “Socialismo del siglo XXI”, eufemismo para el comunismo, lo cual significaría, en la práctica, entregarles el poder total a los carteles narcotraficantes del samperismo y las FARC.

Esta opción estará encarnada en el 2014 por el proyecto reeleccionista de Juan Manuel Santos y por un Congreso de rufianes elegidos en las listas enmermeladas de los partidos de la “Unidad Nacional”, ésta no siendo otra que la expresión del clientelismo tradicional ahora  reconvertido en una mafia al servicio de darles impunidad y elegibilidad a criminales de lesa humanidad. Los parlamentarios de los partidos Liberal, de la U, Conservador y Cambio Radical tendrán sobre sus hombros la responsabilidad de entregar el país a los narcoterroristas de las Farc, secundando el proyecto de traición a la patria, del Presidente mentiroso Juan Manuel Santos, quién ya se desenmascaró como un infiltrado de los narcoterroristas dentro del sistema democrático. ¡Qué frustración da ver representantes de partidos tradicionales de la democracia, como el Conservador, traicionar a la Patria, por un puñado de dólares y puestos burocráticos¡

Frente a este perverso escenario está la posibilidad de elegir el retomar el rumbo que tenía Colombia en el 2010. Logrado por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez quién transformó Colombia de un Estado fallido (precisamente por el poder que había logrado las Farc) en un país en vías del progreso y la justicia social (debido justamente a la derrota de los narcoterroristas gracias a su política de la Seguridad Democrática).

El impedir la entrega de Colombia a los narcoterroristas de las Farc, proyecto del santosamperismo, está en manos de los colombianos, votando por las listas del Uribe Centro Democrático en las parlamentarias y por Oscar Ivan Zuluaga en las presidenciales. Pero en contra de esta posibilidad está jugando la segunda característica de la contienda electoral arriba señalada: la apatía electoral de los colombianos. En ninguna de las elecciones de las tres últimas décadas, para esta época de la campaña se registraba un índice tan alto de abstención y/o voto en blanco; la mayoría de los electores se identifican con estas dos opciones.

Este fenómeno tiene una explicación común para ambas elecciones: la falta de una opción visible que encarne el sentimiento popular. Para las legislativas, el uribismo cometió el error de no desligarse de la U a tiempo, dejar para última hora la conformación de un partido, y hoy nos encontramos con que esta tendencia política está a la vez conformando una incipiente maquinaria y llamando a votar por sus candidatos. Para las presidenciales, el pueblo desea es tener a Uribe en la Casa de Nariño, y el tener a un estadista pero sin carisma como candidato no ayuda a que la enorme popularidad de Uribe se traspase al candidato presidencial del uribismo.

Frente a esto no queda sino una única salida: redoblar esfuerzos en la ciclópea tarea de convencer a ese casi 80% que no desea la reelección de Santos ni una paz con impunidad, que la única alternativa para evitar esa catástrofe es votar por el uribismo. En política unos meses son una eternidad, de manera que hay tiempo para  que con el lema de Uribe de trabajar, trabajar, trabajar, acompañado de una sagaz estrategia y de una actitud de inclusión y participación democrática se logre ese objetivo.

Impedir la implantación del “Socialismo del Siglo XXI” vía la reelección de Santos es definitivamente la prioridad nacional, y para ello no se deben escatimar esfuerzos y tomar sin titubeos cualquier acción, dentro del marco de las reglas de juego democrático, para alcanzar ese objetivo.

Director Blog Debate Nacional

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