Esta bebida ancestral (se calcula que tiene más de 300 años) ha estado en la familia de la sabedora Lucía Solís, que lo prepara y distribuye, “por seis generaciones. Yo empecé a aprender a prepararlo a los 7 años y las enseñanzas las recibí hasta los 17. El viche está en todos los momentos de nuestra existencia”, dice.
Ahora, empieza su camino para hacer patrimonio inmaterial de los colombianos y para la reunión inicial vinieron a Bogotá varios sabedores y preparadores de la bebida, que sirve para, entre otros, problemas gástricos, pulmonares y de órganos reproductivos.
La maestra Liceth Quiñones, que además es partera, estuvo presente en el encuentro que lideró la ministra de Cultura, Carmen Vásquez, y afirmó que esta bebida es muy importante “para las mujeres desde que les llega la menstruación. Es una medicina sagrada porque prepara el cuerpo para tener los hijos. Entre otros, es un regalo de los ancestros para proporcionar el bienestar integral de la mujer”.
Ahora, para que se dé la declaratoria, los sabedores deberán elaborar el Plan Especial de Salvaguardia (PES) para luego presentar el reconocimiento oficial ante el Consejo Nacional de Patrimonio.
El viche ha sido una bebida de resistencia. Aunque se fabrica libremente en los territorios del Pacífico, ha sido perseguido por los comercializadores de licores, que han buscado patentarlo sin éxito, como ocurrió hace poco con un comerciante de Cali que obligó a los colectivos a presentar recursos ante la Superintendencia de Industria y Comercio.
