¿Cuántos asesinatos faltan para la reelección?

Esta es una pregunta que debemos hacernos los colombianos, ahora que nos enteramos del horripilante asesinato de un oficial y un patrullero de la Policía Nacional en Tumaco. Dan cuenta las noticias de que estos servidores del Estado y de la ciudadanía, fueron torturados y luego ejecutados con tiros de gracia por sus asesinos, los cuales han sido señalados por el propio candidato-presidente como integrantes de una de las cuadrillas que conforman la guerrilla.

Son asesinos de esa misma guerrilla, con la cual el candidato-presidente dice estar adelantando un eventual proceso de paz, mentiroso como el que más, pero que ha usado como su tinglado de campaña de reelección, pues dice ser el único capaz de negociar con ese grupo terrorista.

Horrorizado escuché al Senador Cristo,presidente del Senado nada menos, decir que eso era casi normal en el momento en que estamos viviendo, pues el compromiso con los bandidos era precisamente negociar dentro del conflicto. Es decir, esos viles asesinatos, son simples gajes del oficio y una simple cuota de sacrificio que deben poner los miembros de la Fuerza Pública, que sólo son utilizados como conejillos de laboratorio, pero que no valen la pena ni ante los Colombianos ni ante el mundo, porque son sólo eso “conejillos de laboratorio” para conformar el caudal del río por el cual debe trasegar ese eventual pero mentiroso “proceso de paz”, aun cuando ese río sea de sangre inocente pero que para nada debe ser tenido en cuenta, según esas bárbaras declaraciones.

Ante semejante monstruosidad de pensamiento, sólo nos resta a los Colombianos, preguntarle tanto al candidato-presidente (o candidote), y al Cristo que acepta la utilización de Cristos de la fuerza pública para empedrar el camino no de la paz, sino de la reelección,…cuantos mas muertos inocentes serán necesarios para su cometido ¿?

A la par con éstas declaraciones, oímos todos los días que algunos miembros de la fuerza púbica, sobre quienes aparece una sindicación de falso positivo o exceso de fuerza, son colgados en la picota pública, casi sin ningún derecho de defensa, porque ya la sindicación per sé, parece que comportara una sentencia condenatoria. Qué diferencia de trato que le da el Estado a los miembros de la fuerza pública que defienden las Instituciones legalmente constituidas, de los asesinos que son casis que justificados por sus asesinatos como en el caso en comento.

Pregunto a usted amable lector,con qué moral va un soldado o un policía a exponer su vida combatiendo la delincuencia, si cuando lo hace es tratado como si el delincuente fuera él ¿?
Con qué moral se va a exponer la vida,si su sacrificio va a ser minimizado al máximo por los altos jerarcas del Estado ¿? Es el típico caso de “los pájaros tirándole a las escopetas” como decían los abuelos.

Los miembros de la fuerza pública,no tienen siquiera el derecho de ser tratados en igualdad de condiciones con los bandidos asesinos. No señor, pues a éstos simplemente se dice casi que son gajes del oficio, pero cuando de juzgar al soldado o al policía, no son casos similares,sino horripilantes atropellos contra contradictores que parecen ser los dueños de la legitimidad y no al contrario.

Los invito a recapacitar sobre el Estado del País,y hacia donde pretende conducirnos el candidote-presidente pues a mas de ésta barbaridad que he relatado, debemos recordar que para descongestionar las cárceles, la única solución que se le ocurrió fue de la liberar a un gran numero de sindicados de delitos hasta el homicidio simple,que es sancionado con 7 años de prisión, luego lo cobija automáticamente el derecho de irse para su casa, como si nada… porque para él la vida no vale nada, ni siquiera la de los que son sacrificados por defender la Ley. Debemos recordar que para descongestionar la Justicia Civil ordenó cobrar un arancel ruinoso para el litigante,negándole así el derecho elemental que hasta ese momento teníamos los Colombianos, de que la Justicia fuera gratuita.

Con éste desolador panorama usted ofendería su dignidad,votando por la reelección de éste candidote-presidente ¿? No creo… pero si lo hace, prepárese para sufrir en carne propia o de uno de sus familiares cuando sea convertido en víctima por la delincuencia.

Recuerdo a Bertold Bretch cuando decía “primero fueron los sindicales… pero yo no era sindicalista. Luego fueron los comunistas… pero yo no era comunista.-… Ahora me toca a mí… pero ya es demasiado tarde ¡!

Para Colombia aún no es demasiado tarde, si usted amable lector se toma la molestia de recapacitar sobre la verdadera hecatombe que nos amenaza.¡!

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