El histórico Partido Conservador se encuentra en una encrucijada pues su coherencia ideológica está hecha pedazos a causa del pragmatismo de su dirigencia. Los partidos políticos son Instrumentos de poder que gobiernan por medio de ideales y propuestas. El Partido Conservador es uno que tiene un sólido ideario sustentado en el conservatismo clásico y en la doctrina social cristiana. Pero el modelo político actual que es muy promiscuo ha tocado a esta colectividad, donde los intereses de sus parlamentarios están por encima de la sana doctrina.

Pegarse al presidente o alcalde de turno es la constancia actual, el partido no fomenta liderazgos, no busca destacar figuras que puedan descollar en el ámbito nacional, no busca alternativas de poder propio, se conforma con cuotas de poder parcial, nombramientos y unos cuantos contratos de obras para poder alcanzar así las curules de sus congresistas.

Es urgente una revisión a esta posición, la grandeza conservadora que reclaman sus bases está hecha pedazos, puede más una dirección administrativa, un viceministerio o unas partidas para obras que la búsqueda del poder propio a través de la Presidencia de la República o las gobernaciones y alcaldías. Eso viene sucediendo desde hace mucho tiempo en Antioquia, Cundinamarca, Boyacá y en la misma capital Bogotá, en que el Partido Conservador en los últimos 20 años no ha tenido gobernantes sino pegados a otros candidatos tanto liberales o de izquierda totalmente opuestos a los principios conservadores. Es el momento de la reflexión, de la grandeza conservadora, es el momento de escuchar el clamor de sus bases de militancia y el inmenso número de simpatizantes, es el momento de reconstruir moralmente al partido que ha sido coresponsable de 165 años de historia republicana con 27 presidentes y enormes resultados de desarrollo social y político. Es la hora de la grandeza conservadora.

Presidente Canal Teleamiga Internacional.

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