El malinterpretado

Mucho se ha criticado al presidente Juan Manuel Santos por su viaje a Europa, sobre todo, por lo del sombrero, y no me refiero al del doctorado "Horroris Causa" (como lo llamó un tuitero), de esa universidad de garaje española, que imagino recibió fascinado, pues es bien sabido que al príncipe de Anapoima, hoy caballero de la orden de la auyama, esas cosas le encantan. No, yo me refiero al sombrero que pretendía llenar de euros, a "ese fondo, esa fiducia", como él dijo, que iba a echar a andar con el dinero que consiguiera comprometer para financiar el posconflicto y que no le resultó.

Críticas que le han sentado bastante mal y a las que ha respondido iracundo diciendo que él jamás dijo que iba en busca de plata, que simplemente no entendimos el propósito de su viaje, que fue "malinterpretado".

Lo curioso del asunto es que no solamente fue "malinterpretado" por sus contradictores políticos o por medios de comunicación nacionales, sino también por los internacionales. Telesur, por ejemplo, publicó la noticia de su viaje el 3 de octubre así: "El presidente de Colombia Juan Manuel Santos, durante una entrevista, reveló que en noviembre emprenderá una gira por varios países de Europa en busca de recursos para financiar el posconflicto…". O bien, esta nota aparecida en StarMedia (USA) del dos de noviembre, en la que dice que el presidente Santos "…espera conseguir apoyo económico al posconflicto…". O la de Colprensa/Notimérica de Madrid, "el presidente busca apoyo económico de Europa para que se puedan financiar, en su momento, los acuerdos a los que se llegue con los grupos armados". Esto, por mostrar solo algunas de las notas que se ocuparon del tema.

¿Será que para el Presidente "recursos para financiar", "apoyo económico", etc., no es lo mismo que dinero? O ¿será que el "fondo o fiducia" del que él hablaba no era económico, sino más bien un fondo de ayuda espiritual?

Lo cierto es que si el viaje del Presidente hubiera sido fructífero, estaría pavoneándose por todas partes mostrando los compromisos monetarios adquiridos por los distintos países pero, la verdad, fue que más allá de las consabidas adulaciones, del título, el birrete laureado (la auyama), el libro de la ciencia, el anillo y los guantes blancos" entregados por su padrino de doctorado, el señor Mariano Rajoy, el presidente Juampa, no trajo nada.

Ahora bien, el resultado era más que previsible, pues una cosa es que le sigan oyendo y aplaudiendo su manido discurso de paz, y otra bien distinta es que le prometan dinero para una causa que está en veremos. No son tontos, se dan cuenta que la situación de orden público aquí se agrava día a día.

Al presidente Santos se le agotó ese discurso. No puede seguir repartiendo palomitas por el mundo mientras en Colombia se siga derramando sangre inocente. Asco fue lo que sentimos muchos colombianos oyéndolo hablar en Europa de su paz, mientras aquí asesinaban brutalmente unos indígenas, y en varios rincones de la patria retumbaba el traquetear de las ametralladoras y la dinamita de los narcoterroristas que ya se pasean airosos por las vías nacionales, en tanto, a su paso van arrasando la infraestructura nacional y los recursos naturales.

Hartos, también, estamos con el cuento de las malas interpretaciones. Recordemos algunas famosas: el "tal paro no existió"; "ampliar período legislativo de presidente, alcaldes y gobernadores a seis años"; "el plan de las Farc para atentar contra Uribe era viejo", etc. Pobre presidente Juampa, cuando no "recula" es el malinterpretado.

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