Fin de fiesta petrolera en Venezuela

Es evidente que estamos en el fin de la fiesta petrolera, en países como Venezuela y México. Pasó el tiempo en el que manejaron los multimillonarios recursos a su arbitrio y dejaron de trabajar para convertirse en rentistas.
Por ejemplo, en México, durante un tiempo era un secreto a voces que el Estado y la corrupción por décadas financiaba una suerte de oposición de bolsillo. Ahora el presidente Enrique Peña Nieto, que llevó al poder de nuevo al PRI, sorprendió a todos cuando resolvió aplicar la receta neoliberal al negocio del petróleo y pasó a los particulares la explotación del mismo. Por desgracia, hoy se ve envuelto en una crisis social gigantesca, cuando los precios del crudo han caído y el Estado vendió su principal activo. Sin las palancas financieras que tuvieron otros gobiernos, en un país que convive con la corrupción, de no controlar la crítica situación de hoy podría arrancar allí una “primavera” con similitudes a la que sacude aún los países árabes, y que podría contagiar a otras regiones de Centroamérica. Habrá que ver si Peña Nieto, luego de anunciadas las drásticas medidas a raíz del escabroso caso del asesinato de los 43 estudiantes, logra poner el barco a flote.

Otros países como Noruega supieron invertir y manejar los recursos del petróleo, como aconsejaba Arturo Uslar Pietri, sembrándolo. A su turno, Estados Unidos y Canadá, fuera del petróleo, tienen otras fortalezas económicas en la innovación, agricultura e industria.

Es increíble que en Colombia algunos de los municipios, que en el pasado recibieron muchos  recursos por las regalías del crudo, sean de los más pobres y atrasados. En tanto los políticos locales se enriquecieron y malgastaron los dividendos, por lo general, en la impunidad. Por fortuna, en los últimos años se adoptaron los Órganos Colegiados de Administración y Decisión (OCAD), donde se establecieron pautas idóneas y concretas para planear debidamente el destino de estos recursos.

De otro lado, en Venezuela, después del continuo festival de Hugo Chávez, como mecenas que repartía millones y millones de dólares, Maduro, con el fin de fiesta, la quiebra de la industria y el comercio, deriva en el “socialismo del siglo XXI” en ruinas, que amenaza caerle encima.

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