No reconozco tribunales inquisidores que me cuestionan sin saber

Rubén Darío Acevedo, director del Centro de Memoria Histórica, responde a sus detractores.

Una paradoja hace parte de la vida de Rubén Darío Acevedo, quien se posesionó como director del Centro Nacional de Memoria Histórica en medio de una intensa polémica porque no reconoce la existencia del conflicto armado en Colombia, y su tarea es, precisamente, escuchar los relatos de las víctimas.

Tuvo que huir de Medellín a finales de los 80, por una ola de asesinatos de defensores de derechos humanos. “Fue por la época en la que mataron a Héctor Abad Gómez (padre del escritor Héctor Abad Faciolince) y a tres presidentes de la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia”, cuenta el mismo Acevedo.

Él comenzaba su vida como profesor de historia en la Universidad Nacional de Medellín y había sido elegido presidente de la Asociación de Profesores de esa institución y, además, presidía el consejo directivo de la Escuela Nacional Sindical.

“Tenía sindicalismo por ambos lados”, dice. Y varios amigos le recomendaron irse un tiempo de la capital antioqueña.

Ahora, este historiador nacido en Andes, municipio cafetero del suroeste antioqueño, confiesa que de joven fue militante de la “izquierda marxista”, luego “socialdemócrata” y hoy, “uribista”.

Doctor Acevedo, ¿usted se derechizó?

Fue un proceso. Comienza uno a enterase de atrocidades cometidas por los dictadores comunistas, como Stalin o como Mao. Me consideraba socialdemócrata hasta que vinieron la implosión de la Unión Soviética, la caída del muro de Berlín, la conversión de China en un país capitalista en el año 79. Ayuda cuando uno ve la revolución cubana, que vive como un parásito de las ayudas soviéticas y, luego, de las ayudas venezolanas, que no es capaz de producir riquezas.

Es decir, lo decepcionó el marxismo en algún momento de su vida…?

Sí, lo considero una filosofía totalitaria que preconiza la lucha de clases.

¿Cómo llega al Centro Nacional de Memoria Histórica? ¿Lo conocía el presidente Iván Duque o alguien del Centro Democrático?

Algunos amigos que conocían mis publicaciones me dijeron que si quería me postulaban. Yo sabía lo que se me podía venir encima, lo pensé muchas veces, hablé con mi esposa y mis hijas y les advertí que se podía venir una campaña de desprestigio.

Entonces no fue una postulación del Centro Democrático… ?

Fue de gente cercana al uribismo y amiga mía, pero no del Centro Democrático como partido.

¿Usted es uribista, doctor Acevedo?

Sí, señora, soy uribista, y lo puede decir.

Como hombre de la academia y profesor de universidad pública, ¿cree que cuando uno les explica a los estudiantes un tema político los está adoctrinando, como piensa el expresidente Uribe?

Eso no es tan simple. Ejercí la cátedra universitaria por cerca de 34 años, la mayoría de ellos en la Universidad Nacional, y nunca en mis clases hice ostentación de mi criterio político. Por eso nunca tuve problemas con los estudiantes, que eran de diferentes tendencias. Este país tiene que entender que una cosa es el mundo de la academia, del conocimiento, y otra, el mundo de la política. Son como agua y aceite. Los profesores no pueden usar su posición de autoridad para adoctrinar sobre sus posturas políticas.

Como profesor, ¿usted compartió con sus estudiantes su teoría de que en Colombia no hubo conflicto armado?

Claro, mis cursos eran de historia política y yo tenía que plantear todas las teorías que había. No tenía tanto problema con eso, como lo he tenido ahora, porque yo era profesor de historia.

¿Y cuál es su explicación de que en Colombia no ha existido conflicto armado?

No me gustaría hablar de eso en esta entrevista, porque se presta para malas interpretaciones. El tema es muy controversial desde el punto de vista jurídico y desde la teoría y la filosofía política.

La cantidad de estropicios de las guerrillas no se han investigado, no por omisión, sino porque es lo que toca hacer ahora

Le hago la pregunta de otra manera. ¿Usted cree, como el expresidente Uribe, que lo que ha existido en Colombia es amenaza terrorista?

¿Qué me gano yo con contestarle eso? Ese no es el punto de partida de mi trabajo. La Ley de Víctimas, que funda este centro (de Memoria Histórica), reconoce que en Colombia las víctimas son del conflicto armado. De esa noción se puede desprender que hubo una guerra entre dos bandos diferenciados, ambos con el mismo poder de fuego y de destrucción y con el mismo estatus; o se puede desprender que hubo un enfrentamiento de baja intensidad entre el Estado y fuerzas insurgentes. Ahora tengo la misión de recuperar la memoria de las víctimas, y no me puedo poner en ese dilema. Simplemente reconozco que existen víctimas de todos los que han provocado violencia por motivos o fines políticos: las guerrillas, los grupos paramilitares y agentes del Estado que hayan abusado de su autoridad.

Entonces, ¿lo malinterpretaron cuando usted, supuestamente, dijo que se iba a dedicar a las víctimas que no habían sido escuchadas?

Sí. Pero básicamente las víctimas investigadas por mis antecesores son las víctimas del paramilitarismo. Eso no está mal y fue ordenado por la Ley de Justicia y Paz, que fue la que puso fin al paramilitarismo. Pero ahora, a raíz del acuerdo de paz del 2016, salen a flote las víctimas de las Farc y de las guerrillas, que no han sido completamente investigadas. Solamente hay un caso culminado, que es el de los diputados del Valle (secuestrados y asesinados por las Farc) y otro caso en curso, que es el de los concejales de Rivera, Huila (asesinados). La cantidad de estropicios de las guerrillas no se han investigado, no por omisión, sino porque es lo que toca hacer ahora.

¿Considera que es un segundo momento del Centro de Memoria Histórica para dedicarse a las víctimas de las Farc y de la Fuerza Pública?

No de la Fuerza Pública, sino de unidades que se excedieron en su misión de conservar el orden y de proteger a la ciudadanía. Hay víctimas de agentes del Estado a las que hay que pedirles sus relatos de su sufrimiento, como las madres de Soacha. Pero también hay soldados y policías que fueron víctimas de los actos terroríficos de las guerrillas o de otros grupos, incluso paramilitares. También hay que abordar los casos de civiles como la familia Vélez White, en Antioquia, o la familia del gobernador (Guillermo) Gaviria.

Usted les respondió a sus colegas historiadores que lo criticaron por posesionarse como director del Centro Nacional de Memoria Histórica que se creían dueños de la verdad, cuando no hay una sola verdad. ¿Esa va a ser su postura como director del Centro de Memoria Histórica, que hay muchas verdades?

Pues claro. No tengo ni el poder ni las capacidades ni la función de decir la verdad última, porque ese tipo de noción se asemeja mucho a las verdades oficiales, y la Ley 1448 (Ley de Víctimas) también dice que el Estado no tiene porqué propiciarla, como lo que hubo en Alemania con el holocausto judío o en Sudáfrica con el 'apartheid', donde el consenso fue tan amplio y profundo que quien dijera lo contrario era un negacionista. Acá no tenemos eso. En la academia prima la visión de izquierda y el debate está abierto, pero yo no voy a intervenir.

Simplemente pienso que tengo los atributos profesionales para dirigir el Centro, y no reconozco tribunales inquisidores que lo cuestionan a uno sin saber por qué ni quién los nombró para eso.

¿Considera que lo han atacado porque se reconoce como un uribista?

Es probable.

¿Piensa que la polarización política terminó afectando al Centro Nacional de Memoria Histórica y a usted como director?

Aquí no llega. Me he reunido con el equipo directivo que me está acompañando, que no ha sido conformado con criterio político, sino profesional, y con el equipo de funcionarios de planta, que son 72 personas, y con algunos contratistas. A nadie lo hemos requerido políticamente y ni siquiera en el tema del conflicto armado. Siguen hablando de eso y no hay problema. Yo les he dicho que hagan el trabajo profesionalmente, sin sesgos.

 

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