Elegidos congresistas y presidente de la república, en este año terminaron supuestamente las campañas proselitistas (¿es prometerle a los electores una vida mejor que nadie puede garantizar de cumplirles?) y restan las de gobernadores y alcaldes, diputados y concejales en octubre de 2015 que, votando con responsabilidad social y visión de futuro, nos permitirían retomar el rumbo con participación activa de todos los actores sociales y agentes económicos hacia una sociedad más justa, equilibrada, civilizada y moderna como merecemos lograrla y disfrutar todos los colombianos.
Santos cuenta con una coalición menor y no tan cohesionada en el congreso como en su primer gobierno. Son inexcusables sus cuentas por pagar con los políticos que le consiguieron los votos para reelegirlo y de no cumplirles con contratos públicos y nombramientos burocráticos, le dificultarán el trámite de importantes reformas en educación, salud y justicia que ya le rechazaron en el cuatrienio anterior, junto con numerosas que el país requiere. La elección del Contralor mañana, demostrará el liderazgo y ascendencia que tienen el presidente y su ministro Cristo sobre la coalición del congreso.
La oposición y control político de manera objetiva, fundamentada y persistente seguirá ejerciéndolos el Centro Democrático, liderado por el expresidente y actual senador, Álvaro Uribe Vélez.
En octubre celebrará nueva convención nacional en Bogotá para aprobar los estatutos que rijan el partido y definir los procedimientos y requisitos que se aplicarán con rigurosidad para seleccionar los candidatos del CD a las elecciones regionales y locales del año próximo, que terminarán de modificar el mapa y las actuales fuerzas políticas en Colombia.
Santos definió su hoja de ruta para el segundo mandato con su discurso de posesión hace 11 días. Paz, equidad y educación serán sus prioridades y el gabinete ministerial, así como el de los cuatro altos consejeros que le acompañarán, con un perfil técnico superior al anterior y procurando mejorar la representación regional y la comunicación con la gente, confirmarían que como consecuencia de las elecciones se siente una inocultable y mayor exigencia de los colombianos a Juan Manuel Santos, de quien reclamamos en su plan de gobierno, resultados prontos y comprobables y menos promesas y falsas expectativas. Sus efectos finales terminarán de verificarse con las elecciones del año próximo.
Desafortunadamente la corrupción en todos los estamentos del sector público y aún privado del país, junto con el narcotráfico, son los principales males que azotan a la sociedad colombiana y generan el secular estado de descomposición social nacional.
El país necesita aumentar el ritmo de actividad productiva en todos los sectores económicos y regiones porque es innegable que la política – ¿pulcra y responsablemente ejercida es un mal necesario? – frenó la economía, así nos contradigan desde el gobierno los políticos reiterando que los indicadores económicos y sociales demuestran que vamos cada día mejor.
Adenda: Hoy conmemoramos 25 años del atroz y lamentado crimen de Luis Carlos Galán Sarmiento. Su ideario político y ejemplo de vida seguirán vigentes en el país y en los colombianos de bien. Paz en su tumba.