El partido político de las FARC

“Las revoluciones también se hacen con votos”

 

Ante la ausencia de Chávez, Correa y Ortega, el presidente de Bolivia Evo Morales terminó representando de hecho al ALBA en la pasada Cumbre de las Américas en Cartagena, así diera a entender que no era su vocero oficial. En reportaje concedido a El Tiempo, publicado el 16 de abril aborda los principales asuntos de la Cumbre, repitiendo los estribillos de su grupo. En la misma entrevista respondió a una precisa pregunta sobre las FARC de sumo interés que reproducimos completa:

 

“Citando a Fidel Castro, dice usted que las revoluciones se hacen con el pueblo. ¿Eso se aplica a las Farc?

 

-Una cosa es un profundo sentimiento de hacer una revolución, así sea armada, y otra cosa es abusar del ser humano, hacer secuestros. No lo comparto. Es hora de que las Farc -espero no estar entrando en un tema interno, pero qué bueno sería- se conviertan en un partido político. Las revoluciones, estoy convencido, también se hacen con votos.”

 

Desmenucemos respuesta tan reveladora, para encontrar la almendra conceptual en la maraña del vocabulario entre inocente y pícaro de Evo. “Hacer una revolución”, “así sea armada” implica un “profundo sentimiento”, seguramente de solidaridad y aprecio: porque “otra cosa” es “abusar del ser humano” al “hacer secuestros”, lo cual no comparte. Es decir, comparte la revolución armada, siempre que no recurra a secuestros. Que es más o menos lo que las FARC están predicando (que no cumpliendo, claro) por estos días. Planteado ese supuesto Evo sugiere (esperando que no esté “entrando” en un tema interno, claro) que las FARC “se conviertan en un partido político”, porque “las revoluciones… también se hacen con votos.”(Negrillas mías)

 

Tal vez estemos hilando delgadito -para usar un giro popular- pero lo que literalmente Evo aconseja es ni más ni menos “la combinación de todas las formas de lucha”: sugerir que las FARC, que adelanta una “revolución” “así sea armada”, se convierta en partido político, porque las revoluciones “también se hacen con votos”. Sería repetir la historia de la segunda mitad de los años ochentas del siglo pasado, la de la Unión Patriótica (UP), partido creado por las FARC, que intervino en política sin que su gestor se desmovilizara ni abandonara las armas.

 

La mortífera mezcla de “armas y urnas” de aquellos años, urdida por alias “Jacobo Arenas”, se dibuja con toda crudeza en el libro del mismo nombre de Steven Dudley, quien cita a Álvaro Salazar, dirigente comunista de entonces: “Jacobo nunca quiso que el partido fuera más que la apertura de un espacio político para el movimiento militar. Esto hacía parte del plan de guerra. Éramos el batallón de sacrificio de tal manera que pudiera justificar la guerra. Casi toda guerra necesita su chivo expiatorio, Jacobo lo sabía, nosotros lo sabíamos… Éramos los desechables” (p. 149)

 

La UP fue el resultado de un acuerdo de tregua con el gobierno, encaminado supuestamente a adelantar un “proceso de paz” que canalizara las huestes guerrilleras hacia el reintegro a la vida civil. Maniobra hábil para conseguir lo contrario, como probaron los hechos. Ahora se trataría también de crear un partido, sin desmovilización ni desarme de la guerrilla, pero no como fruto de acuerdo –al menos conocido- con el gobierno, sino por decisión unilateral y secreta de las FARC, teniendo como antaño el mismo fin de pugnar por la “negociación política del conflicto social y armado” que concluya en una “paz con justicia social”. Volver a la fatídica combinación de “urnas y armas”, ni más ni menos.

 

No creemos que el ALBA ande descaminado, ni desinformado, ni Evo esté hablando por hablar. Sintomático que se refiera al tema en momentos en que en Colombia existe preocupación por el surgimiento de una nueva colectividad política, denominada Marcha Patriótica (MP), que ya muchos -como lo ha informado la prensa- asocian con las FARC.

 

“Institucionalicemos la Marcha Patriótica… Darle vida al Consejo Patriótico Nacional…”

 

Los medios de comunicación han abundado en noticias al respecto.

 

Verbi gracia divulgando el texto de un correo de alias “Iván Márquez” a “Alfonso Cano”, fechado en septiembre de 2010, y descubierto en los computadores incautados en el operativo que dio de baja al “Mono Jojoy”. Refiriéndose al primer evento de ese género, efectuado aquel año, que se ha tomado como gestor de la MP, le dice un jefe subversivo al otro: "Sugiero que institucionalicemos la Marcha Patriótica todos los 20 de julio, cuyo objetivo sea la última de Bogotá. Darle vida al Consejo Patriótico Nacional, con una mira precisa: construcción de la alternativa política” (El Tiempo, 27/03/2012, negrillas suyas). Según reza la misma publicación, en dicho correo se sugiere la “conformación de un movimiento político con fuerza electoral y social definido como frente de izquierdas”, para participar en las elecciones locales, parlamentarias y hasta presidenciales del 2014, al igual que la formulación de un “programa de gobierno para la 'Segunda Independencia'”. (Negrillas del peródico)

 

Consultado sobre las comprometedoras expresiones de los jefes guerrilleros, Alirio García, dirigente de Fensuagro y que dice ser miembro de la Comisión Política de MP, declara en el mismo artículo de El Tiempo: “Es supremamente extraño, porque el 'Mono Jojoy' murió hace casi dos años y el Consejo Patriótico Nacional apenas está en proceso de constituirse”. Más que aclaración es una confesión. Porque los jefes de las FARC hablaban de dar vida (no que por entonces la tuviera) a MP y constituir el Consejo Patriótico Nacional. Lo inquietante, lo inexplicable, lo extraño es que estuvieran hablando desde entonces de asuntos tan precisos, con nombres tan exactos, y que a la postre resultaran ciertos.

 

Tanto el general Sergio Mantilla, comandante del Ejército, como el general Alejandro Navas, comandante de las Fuerzas Militares han abundado en declaraciones con señalamientos precisos de hechos que delatan la “infiltración” –es el matiz empleado, aunque se parece más a dirección y manejo- de la guerrilla en la conformación de MP. En declaraciones a RCN Mantilla aseveró el pasado 19 de abril cómo en documentos incautados en diferentes operativos militares han descubierto que existen orientaciones de las Farc en el sentido de que “cada bloque guerrillero debe destinar una cuota para esta nueva empresa política”, de sus finanzas. Las autoridades han conocido de actividades propagandísticas y de presión a la población por parte de frentes de las Farc, para movilizarse alrededor de MP, como el “Aurelio Rodríguez” que opera en el Chocó. Caracol Radio indicó el 21 de abril que fuentes de inteligencia militar revelaron un “Informe del frente 27 Isaías Pardo”, obtenido en un operativo contra la guerrilla, que en uno de los apartes dice: "De acuerdo con la orientación del secretariado se convocó a la comunidad para que participara de la Marcha Patriótica…Delegamos a Doris para que participara en todas las reuniones preparatorias en Bogotá y además consiguiera alojamiento, comida, mandara imprimir las pancartas y camisetas para todos los delegados".

 

Líderes de MP han desmentido la relación denunciada. David Flórez es uno de ellos, miembro también de la Federación de Estudiantes Universitarios. Atribuye los señalamientos a una campaña del ejército y el gobierno para “deslegitimar y sabotear nuestra propuesta, que no solo es legítima sino que es legal” (El Tiempo, 21/04/2012). En el mismo sentido se manifiesta Alirio García, de Fensuagro, a quien habíamos citado atrás. Éste va más allá y se decide a responder el señalamiento preciso de los correos cruzados por “Iván Márquez” y “Alfonso Cano” en 2010, agobiado por las evidencias, y como recurso último atribuye el enredo a meras causalidades: "Si hay alguna coincidencia, debe ser que (las Farc) hicieron referencia al primer evento, el 20 de julio del 2010".

 

 

“Si hay alguna coincidencia…”

 

“Coincidencia”. El término mágico que disuelve las sospechas.

 

Puede ser. “A la gente hay que creerle”, dijo Álvaro Gómez Hurtado. Lo que ocurre es que cuando varias personas dicen cosas absolutamente contradictorias sobre el mismo fenómeno ya no sabe uno a quién creerle.

 

Me he tomado el trabajo de repasar una voluminosa y farragosa cantidad de documentos producidos con motivo de la creación de MP y observo con asombro que las “coincidencias” no son pocas. De todos los órdenes. Con una constante, que parece marcar la diferencia con la historia de la UP: aquella no ocultaba la paternidad de las FARC, porque era fruto de un acuerdo público, expreso y firmado por la guerrilla; en el caso de MP, por el contrario, existe la deliberada determinación de negarlo a toda costa, no solo el origen sino la más mínima relación. “Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”, como se predica de ciertas novelones. Jaime Caicedo, por ejemplo, conspicuo dirigente del Partido Comunista, declaró a El Tiempo (31/03/2012) que ha estado presente en varios eventos e intercambios con MP y “no ha detectado señal alguna de las Farc”. La ceguera es un mal colombiano muy común. Hubo un presidente que no vio un elefante en su propia casa…

 

Más adelante examinaré algunas tesis ideológicas y políticas en las que hay identificación total entre MP y Farc. Claro que son pruebas apenas de que piensan del mismo modo; no significa ello necesariamente que mantengan entronque orgánico y coordinación de actividades. Es sabido que un cierto número de personas comulgan con ideas afines a la solución negociada del conflicto, el origen altruista de las Farc y otros grupos similares, una reforma agraria radical, la liberación del imperialismo y otros cartabones por el estilo sin que tengan nada que ver con la guerrilla. Aunque no son coincidencias inocentes, en muchos casos, pensaría uno. Ya lo veremos. Ocupémonos ahora de otras “coincidencias” menos doctrinarias.

 

Por ejemplo, las organizaciones que vienen construyendo la MP. En las publicaciones oficiales hablan de 1.500 o 1.750 que han de asistir al evento fundacional en Bogotá el 21, 22 y 23 de abril, y reiteran que son entidades legítimamente constituidas. Seguramente es así. Aunque se abstienen por lo regular de enumerarlas, se ha venido sabiendo el nombre de buena parte de ellas. Miremos unos casos representativos.

 

Ya mencionamos marginalmente al Partido Comunista (PC), fundador de las FARC. Su Secretario General Jaime Caicedo ha participado activamente en la organización y preparación de la cita en la capital, y ha expresado su complacencia con la creación de MP. En el mismo sentido que Voz, periódico del PC. Gloria Inés Ramírez e Iván Cepeda, congresistas del Polo, militantes del PC, han manifestado su respaldo a la convocatoria de la MP. Semejante actitud ha generado fricciones internas en el PC y el Polo Democrático. Un sector del PC ha puesto en duda la determinación de hacer parte de MP. Indagan si el propósito es hacer presencia simultánea en los dos entes, lo que constituiría “doble militancia”, aquella que precisamente se critica en el caso de los parlamentarios “progresistas” que siguen a Petro y permanecen en el Polo; o si se busca propinarle la estocada final al Polo y dar a luz una nueva colectividad, estrategia que no compartirían.

 

Porque las intenciones de MP sobre el Polo son de una ambigüedad sospechosa, lo mismo que las declaraciones del PC y la JUCO al respecto. Lo que uno olfatea es que quieren irrumpir por su cuenta, arrastrar con lo que puedan (de lo poco que queda) del Polo, y formar rancho aparte. Pero negándolo. Hasta el punto que la dirección del Polo determinó cautelosamente marginarse del evento de este fin de semana pasado, y Clara López, su presidenta, indicó tajantemente que estaban concentrados en fortalecerlo y no tenían en la mira “participar de otras alternativas”. De suerte que el Polo podría ir hacia la orfandad total, al ser abandonado de hecho por el PC, así no lo reconozca formalmente, y reducido en plata blanca casi que al Moir (salvo que éste decida arrastrase una vez más tras la cola “mamerta”).

 

Otra organización conocida que hace parte vertebral de MP es Fensuagro, de cuyos presuntos nexos con las Farc se han conocido reiterados episodios. Ahí están numerosos correos en que alias “Raúl Reyes” menciona a dirigentes connotados de esa federación y actividades internacionales de recaudo de fondos, al parecer desviados hacia las Farc. O casos sintomáticos como el del dirigente de tal agremiación que fue encontrado en un campamento guerrillero, cuando las tropas rescataron a un secuestrado; el sindicalista estaba bien vestido y tenía su celular, pero alegó posteriormente que también estaba secuestrado (váyase a saber por qué, dada la afinidad de posturas de su organización con la guerrilla). Varios reinsertados de la guerrilla han reconocido la relación de Fensuagro con las Farc, como lo ha destacado la prensa. Un investigador acucioso podrá examinar las zonas de influencia de la guerrilla y las de esta organización campesina y seguramente encontrará yuxtaposiciones abrumadoras. Demasiadas “coincidencias”.

 

Del mismo corte encontramos participando en MP organizaciones polémicas como las que giran en torno a las denominadas “zonas de reserva campesina”, localizadas la mayoría en regiones críticas de influencia guerrillera, como en Urabá, Perijá, el Catatumbo, Caquetá, o el Magdalena Medio. Alfredo Molano en artículo de El Espectador (04/09/2010) reseñó la historia de la creación de algunas de este modo: “Las marchas cocaleras de 1996 pidieron la reglamentación de la Ley 160 y la creación de ZRC, que se hicieron realidad en El Pato, Huila; Cabrera, Cundinamarca; Calamar, Guaviare; Valle del Cimitarra, Antioquia; Morales, Bolívar, con ayuda del Banco Mundial.” Son también numerosas las denuncias publicadas en medios escritos, de relación de la guerrilla con varias de las organizaciones campesinas que se asientan en ZRC. ¿”Coincidencias” de nuevo?

 

Para rematar, relatemos la presencia en MP de un conocido sector liberal, que encabeza Piedad Córdoba. Destituida del cargo de senadora por la Procuraduría, e inhabilitada para ejercer cargos públicos por 18 años, tras encontrar el ente disciplinario relaciones con las Farc que rebasaban sus pretendidas gestiones “humanitarias”. Intermediaria predilecta de las Farc para sus tratativas de “canje humanitario” y liberación de secuestrados. Que recientemente afirmó en Cuba que no descartaba recuperar sus derechos políticos y ser candidata presidencial. Candidatura que desde hace años había recibido el aval de Chávez y las Farc. Recordemos que el mismo “Iván Márquez” en correo fechado el 12 de noviembre de 2007, encontrado en los archivos del computador de “Raúl Reyes” había expresado: “Es la candidata de Chávez y podría serlo de nosotros”. Simples “coincidencias”.

 

Precisamente el 11 de abril pasado se realizó en Bogotá una reunión nacional para constituir el movimiento Izquierda Liberal en Marcha. “En Marcha”, vaya nombre, vaya “coincidencia”. La prensa registra que además de la ex senadora asistieron personajes como Juan Manuel López Caballero, Alfredo Beltrán, Eduardo Verano de la Rosa, Eduardo Sarmiento, Amylkar Acosta, Armando Palau Aldana, Jaime Pulido, Catalina Daniels, Héctor Moreno y Ramiro Jurado, entre otros. Se destacó sobre todo la presencia del ex presidente Ernesto Samper Pizano, el del elefante. El evento creó una Comisión Nacional que orientará este sector, lanzado públicamente el viernes 20 de abril, víspera de la instalación del congreso de MP, aunque formalmente permanece dentro del Partido Liberal. Y se aprobó la integración a Marcha Patriótica, al igual que se abogó por la “solución negociada al conflicto armado”, indicando que la llave para la paz la tiene el pueblo colombiano (¿se le perdería a Santos?).

 

De suerte que todo el conjunto de organizaciones y personalidades que gravitan en torno a MP tienen una connotación muy clara, insoslayable. En su gran mayoría ostentan afinidad con los postulados de las Farc, sin querer ello significar que pertenezcan a ella, de ningún modo. Funcionan en su entorno ideológico, político o geográfico, simplemente. Coinciden apenas. Para usar la vieja expresión, dura si se quiere pero concisa, tal vez no pocos fungen de “idiotas útiles”.

 

Pasemos ahora sí a ciertos temas doctrinarios.

 

“La MP tiene vocación de poder”

 

Otro dirigente de MP, integrante también de su Comisión Política, y que pertenece a la MANE (Mesa Ampliada Nacional Estudiantil), Isaac López, concedió una entrevista que reproduce Anncol (página Web de las Farc). Allí señala: “Marcha Patriótica como movimiento político tiene voluntad de poder y eso hay que dejarlo claro.”

 

Elemental. Ese es el principal cometido de todo partido político: el poder. Hasta ahí no hay nada que objetar. Pero examinando la cosa con más cuidado encontramos serios interrogantes.

 

La forma normal de hacer política en una democracia, para buscar el poder, es participar en los procesos electorales para conformar los cuerpos colegiados y la rama ejecutiva. En distintas declaraciones de MP vierten opiniones ambiguas en este particular. Lo electoral no les preocupa mucho, señalan; están ocupados ahora en otros menesteres y por allá dentro de dos años mirarán qué hacer en los comicios. Amén de que repican constantemente sobre su desprecio por la institucionalidad democrática que nos rige, presumiendo que vivimos bajo un régimen despótico y criminal. De allí que, en palabras de Isaac López: “En Colombia siempre se ha asumido que la única manera de participar políticamente es a través de la vía electoral. Marcha Patriótica por su parte considera que la forma de participar en política no es necesariamente la vía electoral.”  ¿Entonces cuál será?

 

Él mismo responde: “Existen muchas otras formas de participación: existe la movilización que es una forma de participar en política; los cabildos le devuelven la legislación al constituyente primario.” La movilización y los cabildos, sí, pero en función de qué. “Queremos devolverles a las mayorías nacionales el poder político en Colombia para construir un país soberano, con justicia social; un país en donde haya una solución política al conflicto social armado que vivimos.” Simple: “devolver a las mayorías nacionales el poder político” en un país “donde haya una solución política al conflicto social y armado”.

 

No se necesita ser un mago para entender que cifran más esperanzas en lo que puedan obtener de la “solución política del conflicto social y armado” que de su participación en elecciones. Razón tendrán dado el menguado capital electoral que han desplegado por años. Y allí residiría uno de los ejes de su estrategia: combinar la “movilización política” en pro de negociaciones de paz, con el accionar del aparato armado, con miras a imponer unas negociaciones bajo sus arbitrarias condiciones. Que los podrían acercar al poder más que la estrategia de participar en los comicios “amañados” del régimen. Luego otearemos ese panorama.

 

Concentrémonos ahora en otra perspectiva inquietante y peligrosa en la esfera política, que postula MP, y que es la verdadera columna vertebral de su estrategia. Se trata de buscar el poder por las vías de hecho, es decir, desconociendo el régimen constitucional y legal que nos rige, erigiendo su propia legalidad y sus propios órganos de poder. Una especie de Estado paralelo en germen, algo que evoca la desafiante declaración en la época del Caguán de alias “Simón Trinidad”: “somos un Estado en gestación, pero al fin y al cabo un Estado”.  Miremos lo que piensa MP y se propone hacer.

 

En su “Proclama por la nueva independencia”, lanzada el 20 de julio de 2010 fueron claros y tajantes: “No esperamos nada del poder establecido. Invocamos a los ciudadanos y ciudadanas a buscar a través del Cabildo Abierto Nacional y Permanente, el respeto de la soberanía nacional, la redistribución de la riqueza, la verdad, la justicia y la reparación para las víctimas del desplazamiento forzado, las desapariciones, las detenciones arbitrarias y todos los demás crímenes de Estado. Llamamos al pueblo colombiano a recuperar su papel en el gobierno de la patria, tomando directamente las riendas del país, buscando resolver los problemas gestados por las elites que han usurpado nuestro gobierno durante más de 200 años”. (Negrillas mías)

 

Semejante Cabildo Abierto Nacional (al igual que los regionales que propone MP, y que han empezado a constituir), se amparan en una fementida apelación al “constituyente primario”. Pero no dentro de los cauces legales, de suerte que sean las mayorías nacionales en convocatorias como los referendos o las consultas populares quienes decidan en las urnas sobre alternativas al ordenamiento económico, social o político. Es por fuera de esos cauces, por una suerte de vía extra-institucional, de facto. La voluntad del “constituyente primario”, del pueblo, queda así secuestrada y sustituida por la voluntad caprichosa y atrabiliaria de los grupúsculos de marras.

 

En su propuesta de conformación orgánica MP ha definido: “De manera especial impulsaremos y desarrollaremos los Cabildos Abiertos como espacios de discusión y decisión soberana, que buscan hacer realidad la vocación del pueblo como constituyente primario, tomando directamente las riendas del país y recobrando el papel de dirección en el Gobierno de la patria”. (Negrillas mías) Nítido: son organismos de “decisión soberana” que se proponen ir “tomando directamente las riendas del país”. A su antojo. Por su propia voluntad.

 

En el documento “Carácter y alcance del movimiento Marcha Patriótica”, publicado en su página Web, como los que hemos citado atrás (www.marchapatriotica.org), se explayan en el significado y propósitos de su accionar político. No dudo en transcribir apartes ilustrativos de semejante exabrupto, pese a lo extensos, para que no quede duda sobre el asunto.

 

“La Marcha Patriótica es concebida como una expresión del interés de vastos sectores sociales y populares que buscan eliminar las condiciones estructurales que dieron origen y dan vigencia a la problemática que configura el actual conflicto social, político, económico y armado que vive el país. Las actividades de movilización de la Marcha no se limitan a la protesta y la reivindicación, en tanto que su naturaleza convoca a la práctica de las más diferentes formas de acción política encaminadas a la conquista de transformaciones estructurales en las relaciones económicas, sociales y de poder, contando entre sus medios con la construcción de un nuevo poder de carácter popular hacia la transformación sustancial del actual aparato estatal, en pos de la construcción de un NUEVO ORDEN SOCIAL realmente alternativo al capitalismo.

 

“Es fundamental avanzar hacia una democracia de carácter popular, es decir, una que propenda por una real participación del conjunto de la población en la construcción de poder desde la base, convergente hacia el control y administración del Estado para transformar las lógicas de inequidad, exclusión y guerra. Una democracia de corte popular tiene como eje fundamental la capacidad de las organizaciones y procesos sociales para discutir propuestas, definirlas y llevarlas a cabo, incidiendo de manera efectiva en los destinos de las propias organizaciones y comunidades. De ahí la trascendencia cardinal que tienen para la Marcha Patriótica escenario de construcción y acción política como los cabildos y las constituyentes, que se convierten en herramienta central para el ejercicio pleno del poder popular.

 

La Marcha Patriótica no comparte las versiones falseadas de la democracia y trabaja por la edificación de una nueva democracia de corte popular, que tenga como fundamentos, entre otros: –Generalizar todas las iniciativas que favorezcan la deliberación y la decisión popular sobre los más diversos aspectos estratégicos nacionales, regionales y locales; iniciativas tales como los cabildos, constituyentes, plebiscitos, audiencias, consultas, movilizaciones, marchas, huelgas, consejos, encuentros, congresos, veedurías, auto-gestión, etc. Particularmente se proponen los Cabildos Abiertos como espacios de discusión y decisión soberana, que buscan hacer realidad la vocación del pueblo como constituyente primario, tomando directamente las riendas del país y recobrando el papel de dirección en el Gobierno que merece el pueblo colombiano”. (Negrillas mías)

 

Voy a repetir, como remate, textualmente, las afirmaciones primordiales que contienen estos escritos. Las movilizaciones de MP “no se limitan a la protesta y la reivindicación”, por “su naturaleza convoca a la práctica de las más diferentes formas de acción política encaminadas a la conquista (…) de un nuevo poder de carácter popular”. Para el efecto se propone construir, bajo la mampara de estimular el “constituyente primario”, unos Cabildos Abiertos (nacionales, regionales) “como espacios de discusión y decisión soberana”, “tomando directamente las riendas del país”, organismos que así “se convierten en herramienta central para el ejercicio pleno del poder popular.” Sus propósitos son “la decisión popular sobre los más diversos aspectos estratégicos nacionales, regionales y locales”, incluida “la redistribución de la riqueza”.

 

En otras palabras, ir creando las bases de un nuevo Estado, al margen y opuesto al legítimo vigente, que vaya sentando los pilares de la nueva sociedad que parirán los acuerdos que se pergeñen  con el brazo armado para dar fin al “conflicto social y armado”.

 

 

“…la entrega de las armas no es garantía para la resolución del conflicto”

 

Existe en el país una gran inquietud sobre un supuesto proceso de paz y de negociación con la guerrilla. Estimulado por declaraciones vagas y ambivalentes del mismo presidente Santos. Al punto que algunos han señalado que ya hay contactos secretos en desarrollo. La reciente liberación de militares secuestrados y la gaseosa declaración de los alzados de dejar el secuestro extorsivo han dado pábulo a especulaciones sobre la intención de la guerrilla de dejar las armas. Pero declaraciones recientes de la cúpula de las Farc, sin embargo, echan por tierra semejantes fantasías.

 

En carta a la Cumbre de las Américas, que nadie se dignó considerar por elemental decoro, el Secretariado del grupo narcoterrorista, tras repetir su trasnochada monserga, descartó cualquier arreglo de simple desmovilización y desarme. Refrendó la idea de que sin negociar el futuro institucional, político y económico de la nación con ellos, no habrá silenciamiento de los fusiles: “Nuestro alzamiento armado responde a una situación nacional de violencia estatal. (…) La paz en Colombia, siempre que implique un contenido democrático de participación popular en las decisiones de Estado, resulta un presupuesto básico para el tranquilo devenir de las demás naciones del continente. Nos hemos opuesto siempre a una paz que equivalga a la mera reincorporación a la institucionalidad pervertida que genera este alzamiento. Insistimos en la necesidad de un diálogo que se encargue, de cara al pueblo colombiano y con su activa injerencia, de recrear las condiciones para hacer posible la convivencia democrática”. Refundar la patria, que dijeron otros.

 

A los pocos días Anncol, la página Web de las Farc, publicó uno de los ampulosos y artificiosos artículos que ha dado en escribir (a varias manos dicen algunos) alias “Timochenko”, fechado el 14 de abril. Cabalga sobre la fórmula inamovible de siempre: “Un proceso de paz con las FARC no puede ser secreto ni a espaldas del país, ha de ser el escenario en el que el pueblo colombiano pueda volver a denunciar y conseguir por fin justicia por tanta barbaridad sufrida. (…) A cosas así las llaman con desprecio en la gran prensa shows mediáticos (…) Con esa convicción estamos dispuestos a conversar de paz con el actual gobierno. Para que no se diga después que las FARC le mentimos al país. (…) Por nuestra parte, sentarse a conversar no apunta a ningún tipo de rendición y entrega. La reincorporación a la vida civil implica y exige una Colombia distinta. El gran capital inversionista tendrá que asumir que la realidad puesta de presente por la crisis, requiere un cambio profundo en su modo de actuar, una nueva manera de relacionarse con los pueblos. Confiamos en que sea esa la voluntad oficial.”

 

Es casi exactamente lo mismo que sostiene en numerosas declaraciones MP. Tanto en su Plataforma Política, como en documentos emanados de varios “Cabildos” temáticos, ha defendido que se requiere eliminar las “las condiciones estructurales” que “dieron origen y dan vigencia” al “actual conflicto social, político, económico y armado que vive el país” para que éste tenga solución. Y se proponen como tarea central -que encabezará el Consejo Patriótico Nacional- luchar “por la solución política al conflicto social, político y armado que vive Colombia, entendiendo que solo la solución de los problemas estructurales que lo han originado, traerán la paz con justicia social para el país.” Pero de ningún modo los grupos narcoterroristas deben entregar las armas, según MP. Paradójicamente su argumento es la desmovilización de los paramilitares en el anterior gobierno: “El fracasado proceso de paz con los paramilitares demuestra que la entrega de las armas no es garantía para la resolución del conflicto”, en virtud de lo cual ellos eximen a las Farc de la obligación de hacerlo.

 

En cambio el futuro que presagian estos personajes para nuestras fuerzas militares, en la eventualidad de una “negociación de paz con la guerrilla” es sombrío y trágico. Así lo estampan en el documento elaborado en un tal “Cabildo” sobre el “conflicto armado”: “ La superación del conflicto social y armado requiere de unas Fuerzas Militares para la paz, cuya base sea un nuevo mando militar formado en la defensa de nuestra soberanía nacional y el respeto a las libertades ciudadanas; Colombia necesita unas nuevas FFAA purgadas de la Doctrina de Seguridad Nacional con base en la cual se ha actuado durante décadas bajo el supuesto de la existencia del “enemigo interno”. La depuración de la oficialidad implicada en violaciones de DDHH en asocio con el paramilitarismo y el narcotráfico, en asesinato de civiles como los denominados “falsos positivos” y en casos de corrupción, es otra de las tareas ineludibles hacia la consolidación de la paz. Se requiere barrer con cualquier resquicio del fuero militar detrás del que pretenden esconderse los criminales de guerra y rechazar firmemente los intentos fascistas por la restitución de modalidades afines a la impunidad.” No nos engañemos: vienen por todo. Por el poder político, por la transformación económica y social del país según sus postulados, y por la “purga” inclemente de las fuerzas militares. Por menos no “negocian”, en opinión de MP.

 

El presidente Santos ha hablado que posee las llaves para abrir las puertas a un proceso de paz con la guerrilla, para lo cual espera hechos y gestos de éstos que ameriten proceder a hacerlo. Nunca ha señalado de manera concreta hasta dónde deben ir esos gestos, reservando a su criterio personal la valoración de los mismos. Y sobre todo, nunca ha dicho si piensa negociar algo distinto a la desmovilización y desarme de tales grupos al margen de la ley. ¿Está el gobierno dispuesto a negociar la “refundación” de la república con los narcoterroristas? ¿Aceptará ir más allá del sometimiento a las autoridades y de la aplicación de los preceptos de verdad, justicia y reparación para los reinsertados, sin ofrecer indultos ni amnistías (explícitas o veladas)?

 

Lo que sí está claro es que hay un plan en marcha de buscar el mismo fin -arrodillar el país ante los facciosos e implantar su odiosa dictadura- desde flancos distintos (distintos al menos en apariencia). Desde la ilegalidad y la legalidad. Todo indica que allí, precisamente allí, tiene su papel definido MP.

 

* Director del Blog Debate Nacional del Centro de Pensamiento Primero Colombia (CPPC)

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