La Cumbre de la fantasía

La Cumbre de las Américas, una instancia carnavalesca y farandulera que se inventó la OEA para reunir a los presidentes o jefes de gobierno de los estados miembros, puesto que la  OEA funciona con embajadores plenos de manera estable en cada una de sus asambleas. Así que la Cumbre es una reunión al más alto nivel de la organización regional americana, de la América entera desde Canadá hasta el sur chileno-argentino. El único país excluido es Cuba por haber decidido, como efecto de la revolución del 1 de enero de 1959, establecer un sistema de gobierno comunista, marxista leninista, que suprimió toda oposición, aplicó la pena de muerte a los disidentes o la prisión a los descontentos, expropió a los dueños de los medios de producción y funciona solo bajo la dirección de un solo partido y un solo líder vitalicio y hereditario. Ahora bien: si Cuba no ha pedido reingreso a la OEA, ¿por qué sus amigos exigen invitarla si ella misma no está interesada?

 

La Cumbre en Cartagena demostró que América es un continente diverso, pluralista y contradictorio, donde tienen asiento dos potencias: Estados Unidos y Brasil. Los demás países son estados en crecimiento y con problemas propios y características diferenciables que proclaman su idiosincrasia sin que ello implique una contradicción tan honda que lleve a romper relaciones o causen una guerra. Un hecho es evidente: el idioma de la Cumbre es el español, baluarte de nuestra cultura y de la mayor tendencia unitaria. Pero la política nacional e internacional se basa en concepciones económicas, históricas, filosóficasy sociales que informan y forman a los dirigentes y a los partidos que conducen a cada país. Y es en este terreno que se presentan las divisiones, las divergencias.

 

En América hispano-parlante se está ensayando una escuela presuntamente original que se autodenomina “socialismo del siglo XXI” cuyo ideólogo es Hugo Chávez, quien para encubrir su verdadero  modelo “comunista” (escuchando sus discursos, ya que no tiene un solo libro o un ensayo, da la impresión de no haber leído a los clásicos del marxismo-maoísmo-leninismo) apela al pensamiento bolivariano, el que en 1970  había utilizado y enmelcochado el M19 en Colombia. El chavismo nada tiene de original, salvo la figura y personalidad de Chávez, puesto que su mentor espiritual es Castro. Y  sabemos el resultado de ese régimen oprobioso durante más de 50 años. Eso lo comprendió claramente Luis Ignacio Lula y su sucesora Dilma Rousseff en el Brasil y por eso no aplicaron el modelo cubano, sino un modelo capitalista de mercado. Y lo hizo Chile con Michelle Bachelet aunque ambos se llamaron “socialistas”.

 

El resultado de la Cumbre de las Américas es la expresión de la ideologización que conlleva un ingrediente agitacional, anacrónico y emocional: el antiyanquismo. El internacionalismo chavista, es decir el ALBA, no tiene coherencia y fuerza suficiente para unir siquiera a sus propios socios. Menos va a tener para llevar la batuta de la Cumbre. De allí que Obama se paseara más como un atleta moreno y juvenil, que como un mandatario con discursos programáticos. En la mitad de esa barahúnda carnestoléndica estaba Juan Manuel Santos, guía turístico y promotor de hoteles en Cartagena y la Sierra Nevada de Santa Marta.

 

Como en cada corral hay gallinas que cacaraquean más para atraer el gallo que más le gusta, la Presidenta de la Argentina, viuda de toda viudez y artista connotada de la patria adoptiva de Gardel, quiso embarcar a toda la concurrencia presidencial en una batalla contra la Gran Bretaña, que Inglaterra otros llaman, para obtener la entrega de las islas Falkland, cuando apenas hace 20 años el gobierno argentino inició una guerra para invadir por la fuerza una porción del territorio ocupado por los británicos. Una invasión de esta naturaleza deja profundas heridas en ambas partes. Por ahora las Malvinas son de los “malvinos”, es decir, de los malvinenses, que tienen derecho a escoger su destino. Y hasta ahora no han dicho querer ser argentinos. Por lo pronto el diferendo debe ser resuelto diplomáticamente entre Gran Bretaña y Argentina. ¿Qué tal si Nicaragua lleva a una Cumbre de las Américas su petición de que San Andrés y Providencia deben ser parte de su territorio?

 

La Cumbre de Cartagena solo quedará en las revistas de sabor rosa y en las páginas oficialistas del bogotanismo utópico. Ahí podrán encontrar los historiadores las anécdotas “trascendentales”: Shakira y la nueva letra del himno nacional, la incursión de los escoltas de Obama a una casa de citas y la cuenta que dejaron a las carreras, la huida sin maquillaje de Cristina Fernández, las medidas de “seguridad democrática” en el país de la inseguridad santista, las sillas vacías del trío más fantástico que existió (Chávez, Ortega y Correa).- La superficialidad de los eventos, la artificiosa pasarela de los millonarios y la mediocridad de la mayoría de periodistas y locutores, ignoraron dos serios y aplomados presidentes: la Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y el Presidente del Uruguay, José Mojica.

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