De la esperanza al realismo

La instalación de la mesa de conversaciones entre el Gobierno y las Farc, en Oslo, salió mal.

Lo cierto es que, conforme a innumerables opiniones –entre las que inscribo la mía–, no podía esperarse nada distinto.

Esa organización terrorista, en un comunicado de finales de julio, había tenido el buen cuidado de reiterar lo que viene sosteniendo desde hace medio siglo.

El contenido de dicho documento impedía albergar ilusiones acerca de la intención de las Farc de llegar a la mesa de diálogo con propósitos distintos a los que siempre han tenido.

No obstante, la presentación que hizo el Gobierno del nuevo esquema de las conversaciones dio lugar a que el sueño de alcanzar la paz permitiera a muchos mirar los pasos que se estaban dando con cierta benevolencia y comprensión.

Se escucharon aplausos a la agenda limitada, a los diálogos en el exterior, a que no exista zona de despeje y a la insistencia del Presidente en un proceso corto, al que se le pondrá fin si no hay avances en un plazo breve.

Hay que tratar, debe hacerse el esfuerzo, se ha venido diciendo como respuesta a las preocupaciones e iniciativas que tantos hemos expuesto.

Cuando se dijo, con fundamento en las encuestas, que era mejor ser cautelosos, pues el clima de opinión indicaba que había ilusión, así como escepticismo y rechazo a las concesiones, no faltaron las descalificaciones.

Pero eso es anecdótico, ahora hay que tener presente que la intervención del vocero de las Farc fue una bomba dirigida a lo que el Gobierno había presentado como la columna vertebral del proceso que empieza.

‘Márquez’ puso en entredicho la agenda de cinco puntos, al sugerir que, de conformidad con el preámbulo, se puede hablar de todo.

De igual forma, con respecto al tiempo de la negociación, reiteró –en abierta contradicción con las palabras del Presidente– que no habrá negociación exprés.

Asimismo, descalificó, de plano, los mecanismos de la justicia transicional, y notificó que han sido golpeados militarmente, pero que no serán derrotados, por cuanto la táctica de la guerra de guerrillas móviles es invencible.

Finalmente, recordó que para las Farc, la paz no es el silencio de los fusiles, sino el cambio de las estructuras políticas, económicas y sociales.

El futuro inmediato, entonces, es muy incierto.

Cuidado con la idea que circula por ahí, según la cual, lo que hizo ‘Márquez’ fue solo hablarles a sus bases, pero que cambiará de actitud en la mesa.

Eso no va a pasar. Lo que planteó en su discurso es lo que repetirá en las negociaciones.

Y, si cuando llegue la hora, es eso lo que sucede, sería mejor no prolongar la agonía y ponerle, pronto, fin a las conversaciones.Ya con lo que ocurrió en Noruega se pasó de la esperanza al realismo.

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