Las coordenadas, escándalo hipócrita

En el fondo, el problema es que el Gobierno teme que los colombianos nos enteremos de las concesiones a que está dispuesto para sacar adelante una negociación de la que es rehén desde el principio.

El general (r) Fernando Tapias recordaba en reciente entrevista concedida a Semana (14/04/2013), aquel famoso debate que dio en el Senado Germán Vargas Lleras en el que denunció los incontables delitos que estaban cometiendo las Farc en la zona del Caguán, y mencionaba que Vargas utilizó coordenadas e información de inteligencia, suministrada por las Fuerzas Armadas, sin que nadie se escandalizara por ello.

Ahora se ha levantado tremendo escándalo por las coordenadas divulgadas por el expresidente Uribe, en las que se demarcaba un área donde debían cesar acciones militares con el fin de facilitar la extracción de un terrorista —por parte del CICR—rumbo a la mesa de negociaciones de La Habana. Se ha hablado hasta de la supuesta comisión de delitos que podrían ir desde espionaje hasta traición a la Patria, pero aquí la pregunta que debe hacerse es ¿se puso en peligro la vida de alguien con esa información? La respuesta, claramente, es NO.

Por cierto, esa no es información de seguridad nacional, como dicen algunos. Si lo fuera, el Gobierno es el que estaría incurriendo en traición a la Patria por acordar con los enemigos del país un área donde se realizó, en la práctica, un despeje militar que hoy está prohibido por la ley. Si bien las unidades militares y/o de Policía, hasta donde se sabe, no salieron del área, sí cesaron las operaciones que les obliga la Constitución, sin que mediara, cuando menos, un interés humanitario

Pero, volviendo al tema, la verdad es que no se puso en peligro la vida de nadie porque, principalmente, las coordenadas divulgadas delimitan un área bastante extensa y no el sitio exacto donde aterrizaría la aeronave para recoger al terrorista. Como sabemos, en geometría, área y punto son cosas muy distintas.

Con el fin de establecer el tamaño del área despejada, me di a la tarea de ubicar las coordenadas utilizando el programa Google Earth, y me encontré con que se trata de prácticamente un cuadrado perfecto, de 50 kilómetros de lado, al sur del Meta. Es decir, se trata de un área de 2.500 kilómetros cuadrados en una zona de presencia histórica de las Farc, como es el sector del Guayabero, Vistahermosa, La Macarena, La Uribe y Mesetas.

Valga decir que el Departamento del Quindío tiene una superficie de 1.850 km2., y  el Distrito de Bogotá, 1.587 km2. Un país como Luxemburgo ocupa un área de 2.587 km2., mientras Mónaco solo tiene 2 (leyó bien, dos) km2. Lo anterior quiere decir que el área de las coordenadas es de una dimensión nada despreciable; no se puede ubicar en ella un jefe guerrillero de la noche a la mañana, porque es como buscar una aguja en un pajar si no se tienen las coordenadas del punto de encuentro.

Durante las liberaciones de secuestrados que encabezaba Piedad Córdoba, se informaban las áreas generales donde cesaban las operaciones de la Fuerza Pública: el sur del Tolima, el norte del Cauca, Putumayo, Caquetá, Guaviare, etc. Hubo críticas por sobrevuelos que, como luego se explicó, se hacían a una altitud en la que se movilizan vuelos internacionales y esos no se pueden limitar. Pero el  hecho es que divulgar las áreas gruesas donde cesaban operaciones militares, no puso en peligro a nadie porque los datos sensibles eran las coordenadas del sitio exacto donde se entregarían a los secuestrados y esas solo las conocían las mismas Farc, incluyendo a sus periodistas fletados y a misia Piedad, que las guardaba en el brasier.

Durante tres años, muchos líderes de las Farc estuvieron localizados en la zona de distensión, a menudo en sitios bien identificados en el corregimiento Los Pozos, en San Vicente del Caguán. Sin embargo, a ningún piloto de la Fuerza Aérea se le ocurrió ir a bombardearlos, ni siquiera cuando algún cabecilla participaba en eventos transmitidos en directo por televisión.

Entonces, ¿qué daño podían causar las coordenadas que divulgó el expresidente Uribe? Lo único que ello podría causar es que una madre desesperada fuera a reclamar que le devolvieran a un hijo secuestrado. Durante el gobierno de Pastrana, en medio de reuniones exploratorias de paz con el Eln, en La Habana, varios colombianos rodearon a Antonio García en el lobby de un hotel para suplicarle que les devolvieran a sus parientes secuestrados, y ni siquiera lo increparon mientras el terrorista huía en el ascensor. ¡Es que no hay que olvidar quiénes son los bandidos aquí!

En el fondo, el problema es que el Gobierno teme que los colombianos nos enteremos de las concesiones a que está dispuesto para sacar adelante una negociación de la que es rehén desde el principio. Las coordenadas del punto exacto donde se encuentra ese secuestrado son 4°35'44.08"N, 74° 4'39.19"O, allí queda la casa de un tal Nariño.

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