Feriar a Isagén

Dice el Gobierno que necesita vender activos, como Isagén, con el fin de invertir en la infraestructura que el país necesita para ser más competitivos y aprovechar los tratados de libre comercio para así crecer a mayores tasas y poder sacar a tantos de la pobreza. Muy loable, sin duda. Pero, luego anuncian que ese dinero se invertirá en el postconflicto, lo que el ministro Cárdenas desmiente, insistiendo que es para hacer carreteras.

 

Algunos tratan de ayudarle al Gobierno a superar esa confusión y salen con el cuento de que esa plata se necesita para hacer los caminitos que reclama el postconflicto para que los campesinos se queden cultivando la tierra en condiciones más dignas y rentables, y no vuelvan a tomar las armas. Vías de la Colombia profunda que se trataron de atender prioritariamente con el Plan 2.500 en el gobierno de Álvaro Uribe, y que fueron sumamente criticadas por no ser lo que prioritariamente necesita el país, como son las autopistas de doble calzada entre el interior y los puertos, por lo que solía decirse que eran vías que no iban a ninguna parte. Así que por ahí no es, ese es un cuento chino.

 

Este Gobierno necesita vender activos como Isagén porque es derrochón y las arcas se le están reventando. El recaudo ha disminuido en 11 billones, como explica Mauricio Vargas (El Tiempo, 12/08/2013), y la fuerte caída industrial anuncia un preocupante panorama para el año próximo. A eso hay que sumarle que se requieren 6 billones de pesos más para el pago de las pensiones de los colombianos que, como sabemos, es un gasto que corre a cargo del fisco nacional.

 

Todo lo que el gobierno de Santos ha creado para medio transmitir una imagen de estadista, está desfinanciado. No hablemos de los ministerios que ha revivido y los que quiere crear, además del sinfín de consejerías, sino de lo grueso, como las leyes de Víctimas y Tierras, y el proyecto de las 100.000 viviendas gratis. Este último cuesta los mismos 4 billones que el gobierno espera obtener por la venta de Isagén y, como lo ha destapado el periódico El Espectador -y tal como lo habíamos advertido-, las adjudicaciones se están haciendo con criterio clientelista, favoreciendo ampliamente a poblaciones que están bajo el control del Partido Liberal. Y eso que creíamos que la política ya no tenía color.

 

Pero no hay que pecar de ingenuos creyendo que a Isagén la van a vender solo por plata. El funámbulo Santos tiene un gran apoyo por parte del empresariado de Antioquia, concretamente del llamado Sindicato Antioqueño o Grupo Empresarial Antioqueño. No es casual que uno de sus puntales, el Grupo Argos (antes tradicionalmente cementero y hoy con grandes inversiones en otros frentes, como la generación de energía, bajo el nombre de Celsia) sea el más interesado en Isagén. La verdad es que, en política, los apoyos no son gratuitos, hay que pagarlos; y el Sindicato no ha convertido sus principales empresas en “multilatinas” andándose por los lados, este es un emporio que juega duro y que consigue lo que se propone.

 

En una columna del año 2007, precisamente en referencia a una posible venta de Isa e Isagén por recomendación de una “comisión de eruditos”, expresé que “para privatizar una empresa estatal se deberían cumplir algunas condiciones como, por ejemplo, que no sea rentable, que no sea eficiente, que su actividad o negocio no sea afín a las tareas propias del Estado”, y que “si es rentable, eficiente y tiene relación directa con los deberes primordiales del Estado, no se ve muy claramente por qué o para qué habría de venderse” (El Mundo, 23/07/2007).

 

Ha pasado agua bajo el puente y la idea sigue siendo la misma. Isagén es altamente rentable (aunque la Nación solo reciba el 57% de las utilidades ya que ese es el porcentaje del que es dueña), sumamente eficiente y extremadamente estratégica. Está en franco ascenso con la entrada en operación de Amoyá e Hidrosogamoso, y con sus proyectos de explotación de energía geotérmica y eólica. Si en Colombia el kilovatio es caro a pesar de ser generado mayoritariamente por empresas del Estado, ¿cómo será cuando nos lo vendan a precio de cemento?

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