Los ataques de JMS contra Pacho (“tiene sida en el alma” o ¡”imagínense a Pachito como presidente”!, en tono burletero) no son, no pueden tomarse, como ataques personales.

Pacho representa al sector mayoritario de la oposición. Y con la forma como JMS se está refiriendo a Pacho, repetida (y airadamente) en estos últimos días, demuestra que sólo es demócrata de apariencias. Su verdadera catadura es la de tiranuelo de pueblo; de esos que dictan decretos como el de “mátese media vaca”.

Las declaraciones de JMS ensombrecen su imagen como gobernante: fueron soeces, intransigentes, intolerantes, mendaces, altaneras, amenazantes y chocarreras.

Ese mismo comportamiento que ha tenido JMS con Pacho, habremos de esperarlo con  todos los sectores que se oponen a su mal gobierno. Ya había estrenado antes “denuncias” de grueso calibre contra Robledo y seguramente prepara (cobardes) agresiones contra el presidente Uribe y contra quienes somos sus compañeros en el combate político.

Pero JMS es muy “valiente” cuando se trata de atacar a los demócratas y cobarde frente a los ataques de los terroristas. Hay que ver el susto que le dio con un simple revire del usurpador venezolano, Maduro. Ahí mismo reculó y le mandó decir a Capriles -y a toda la oposición venezolana- que no son bienvenidos en Colombia.

Miedo, temor reverencial, es lo que hace que JMS guarde silencio frente al Foro de Sao Paulo y su invitación oficial al Paro Nacional del 19 de agosto. ¿Saben que dice el Foro? Que Colombia está viviendo el preludio de una “situación revolucionaria”. Pero JMS no protesta por esa intromisión de siete partidos que están en el gobierno en nuestros asuntos internos, claudica ante ellos, a cambio de que no lo agredan como agredieron a los anteriores presidentes. ¡Ay! ¡Ya verá si lo van a atacar o no! Incluso, van a ser más crueles y sádicos con él, que lo que lo han sido con los otros presidentes. A Barco le pusieron un ataúd en el hemiciclo del Parlamento Europeo, por ejemplo. ¿Qué le irán a hacer a JMS esas mismas organizaciones terroristas a las que él dio nuevo aire?

Ya sabe JMS que sus diálogos con las Farc fracasaron. La organización terrorista ya logró lo suyo, lo que se propusieron con las reuniones de La Habana: acumular fuerzas en lo nacional  y relegitimarse en lo internacional. Hasta jefes de Estado han recibido en el lujoso despacho que pusieron a su disposición los Castro. Cualquiera sabía que a ellas, a las Farc, no les interesaba el maquillaje y las dádivas generosas que les ofrecieron desde siempre Jaramillo y sus ventrílocuos en La Habana, con el Marco Jurídico para la Paz. Santos no supo calcular que ellas iban por todo. Por el poder: como en Venezuela, como en Bolivia, como en Nicaragua, como…

En fin. JMS no va a jugar limpio en la campaña electoral. Nadie va a tener garantías. Él lleva el puñal debajo de la capa. Es un camorrero; un truhán de barrio.

Si JMS ha hablado como ha hablado públicamente de un precandidato, de Pacho, servidor público y periodista de quien no tiene una sola falta que denunciar, ¿cómo ira a actuar entre bastidores contra los demás opositores?

Si JMS, con sus comportamientos, no ha respetado su propia dignidad (con lo que demostró que era una dignidad inmerecida), ¿cómo irá a ser su manejo del presupuesto? Si JMS se ha atrevido  a agredir de palabra a un precandidato que apenas comienza su campaña, ¿cómo irán a ser sus agresiones de hecho cuando comience a sentirse perdido?

¡Dios guarde a Colombia de las futuras acciones de este mandatario indigno!