Entre las variadas y atractivas noticias de los domingos en el periódico El Tiempo, en las del 18 de Agosto, aparecen tres que llaman la atención de esa inmensa minoría consciente del llamado mundo político.
La primera sobre la posible candidatura a la presidencia de Enrique Peñalosa por parte de los “Verdes”. Por experiencias pasadas, la estimulará el periódico El Tiempo como estrategia encaminada a minar la candidatura de oposición del Centro Democrático para favorecer la inminente candidatura reeleccionista de Santos, hoy cuestionada por múltiples encuestas.
Esa estrategia funcionó para las elecciones a la Alcaldía de Bogotá. Para derrotar a Peñaloza se auspiciaron desde este periódico otras candidaturas adictas al populismo santista, hoy amalgamadas en la Mesa de Unidad Nacional, lo cual le abrió el camino a Petro para llegar al Palacio Liévano.
El nuevo aspirante en su entrevista para El Tiempo apoya el proceso de paz liderado por el Presidente Santos con la ingenua advertencia de que “el gobierno debe ser muy cuidadoso porque los líderes de las Farc han demostrado en repetidas ocasiones que no son muy confiables.”
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La segunda distorsiona hechos históricos internacionales para ajustarlos a la estrategia de la Paz santista en Colombia, comparando la confrontación entre los Estados Palestino e Israelí con la acción interna de los narcoterroristas contra el estado colombiano.
Lo anterior se desprende de la entrevista de Yamid Amat al nuevo comandante del Ejército Nacional, general Juan Pablo Rodríguez, cuando le pregunta: “En el país existe una opinión conservadora que pide continuar la guerra hasta terminar con las Farc y una opinión liberal que pide continuar la guerra pero negociar la paz. ¿En cuál de las posiciones está usted?”
“Le voy a responder citando una frase del ex primer ministro israelí Isaac Rabin, que pronunció en las conversaciones de Oslo con Palestina: “Hay que conversar como si no hubiera terrorismo y combatir como si no se estuviera conversando”. Esto es prácticamente lo que el señor Presidente ha pedido.”
Esa respuesta no cabría en la cabeza de un Comandante del Ejército Israelí que tuviera al interior de su Estado a un grupo de terroristas como las Farc, pretendiendo negociar de tu a tu las políticas del país, que es precisamente lo que la “opinión conservadora” (según Yamid), rechaza en el actual proceso de concesiones e impunidad para con los terroristas en La Habana.
Pero el otro “yo” del General Rodríguez se alcanza a percibir en la respuesta a la pregunta siguiente de Yamid : ¿Eso es, en su opinión, lo que ocurre hoy en el país?
“Eso es exactamente. La paz es un propósito nacional y para conseguir ese propósito el Estado usa instrumentos políticos e instrumentos de tipo militar. A nosotros como militares nos corresponde seguir adelante desarrollando operaciones contundentes muy efectivas para neutralizar estos grupos terroristas, al margen de las conversaciones que se realizan en Cuba.”
Pero aquí cabe preguntarse, ¿ desde cuándo las acciones militares no están sujetas tácticamente a la estrategia de paz que dirige el Presidente como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas?¿Esa dicotomía explica el malestar entre las filas castrenses acallado con los cambios en sus cúpulas?¿ El resurgir de las actividades terroristas en el país no obedece a la estrategia de paz gubernamental ?
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Y la tercera noticia pertenece a uno de los alumnos aventajados que, junto a Luis Carlos Galán y Enrique Santos Calderón, se iniciaron muy jóvenes como periodistas irreverentes en las toldas de El Tiempo.
Enumerando “Trece razones para convencer a las Farc”, Daniel Samper Pizano considera, en la razón 12, que “Los apremios de financiación de las Farc quebrantan códigos éticos que defendería cualquier grupo revolucionario y han propiciado crímenes como el secuestro, el tráfico de droga, el reclutamiento de menores, el terrorismo…” , razón que junto a las demás, y en particular a las dos primeras (“La gran mayoría de los colombianos quiere la paz y repudia a las Farc”) , los pondrá a pensar contra el “escepticismo de quienes creen que las Farc dinamitarán el proceso de paz”.
Su convicción de que se está negociando con revolucionarios arrepentidos que perdieron la brújula, y no con narcoterroristas, lleva a Daniel Samper a creer que “si las partes comprenden que la Historia ofrece instantes que no deben desaprovecharse, en La Habana podría empezar una nueva etapa en la vida de Colombia.”
Son razones que precisamente desnudan las grandes dificultades del proceso de Paz que inició el gobierno de Santos sin los presupuestos básicos que desentrañó la política de Seguridad Democrática para negociar con estos grupos, a los cuales el gobierno de Santos los elevó legalmente a la categoría de fuerzas insurgentes en “guerra” contra el Estado colombiano, apuntalando a las corrientes populistas ya asentadas en el poder en algunos países de América Latina a nombre del “ Socialismo del Siglo XXI”.
De los hechos que entrelazan las noticias anteriores, colegimos que estamos abocados a un proceso de paz dentro de una contienda electoral que definirá la suerte de la democracia colombiana, a la cual le apostamos todos los que queremos vivir en paz, equidad y libertad, sintiéndonos en pie de igualdad ante las leyes que nos rigen o que el pueblo, soberana y democráticamente, decida modificar.
Alfonso Lorza G
Ex – directivo del Comité Ejecutivo de la CUT
Miembro del CD y del CPPC.